Por Bernardo Caamal Itzá, corresponsal
  Mérida, Yuc.- Unos 60  estudiantes, provenientes de la comunidades mayas de San Simón,  Hunucmá, Yokdzonot, Peto y Valladolid,  recibieron este sábado el  documento que acredita de haber concluido con su formación en la Escuela  de Agricultura Ecológica y Campesina  de Maní “U Yits ka’an” (Rocío del  cielo, en maya).
“Aprendí  diversas formas de hacer la composta, del tipo de estiércol a utilizar y  otros materiales complementarios que nos permite obtener un buen  abono”, compartió, emocionado, uno de los alumnos al compartir sus  experiencias en este evento.
“A  mí me gustó la lombricultura, sobre todo porque he visto los resultados  en mi solar. Los abonos que obtuve de las lombrices los apliqué a mis  rosales y otras plantas que tengo “ -terció otro egresado- ¡Si vieras  qué plantas y flores obtuve!”
 “Nunca  pensé cosechar más de 100 pepinos en una superficie tan pequeña. Claro,  usando abonos y espalderas, sí es posible”, señaló otro de los  egresados.
Los  estudiantes coincidieron en que, con sus nuevos conocimientos, les  quedó claro que no motivo para ver como enemigos a las plagas: hay que  aprender a convivir con ellas: “Cuando utilizamos algún tipo de control  químico acabamos a las plagas pero también con otros insectos benéficos,  eso, sin contar con el efecto dañino que esos químicos causan al ser  humano”.
“Los  conocimientos adquirimos son de gran utilidad. Ahora sabemos para qué  sirven muchas plantas. Ahora, cuando empiezo a cortar algunas plantas  hasta lo pienso, porque en realidad todas tienen una utilidad para  nosotros”, dijo uno de los alumnos.
Los  egresados revaloraron la cultura maya y manifestaron su temor a que las  nuevas generaciones no reconozcan la importancia de los conocimientos  que legaron los antepasados, los cuales se pierden en forma paulatina.
Alumnos  e invitados provenientes de diversas comunidades mayas, compartieron  este sábado sus experiencias en las mesas de trabajo que se instalaron  durante las actividades de clausura. Los participantes destacaron que  ahora saben por qué se le llama a la tierra “Madre tierra”, y sobre todo  cómo cuidarla. Y, cuando se quiere sembrarla, es necesario fertilizar  para lograr la cosecha. Así mismo reconocieron la importancia de los  conocimientos adquiridos en torno a la milpa, el solar, la composta, la  lombricultura, la medicina tradicional, entre otros temas que formaron  parte del plan de estudios del ciclo que se inició en febrero de 2010.
Durante  la clausura se realizaron diversos eventos, donde se resaltó la  incansable labor de ésta institución educativa, que tiene como meta  replantear un nuevo modelo de hacer agricultura, con respeto al medio  ambiente.
Una  de esas actividades consistió en compartir las antiguas anécdotas que  hacen referencia al Kuxa’an súum –soga viviente-. De igual forma, se  hizo una ofrenda y se explicó que en la antigüedad, en la orilla de los  pueblos mayas o después de cierta distancia, nos encontramos una cruz y  que la gente, en ese entonces, dejaba como ofrenda una piedra.
Los  asistentes compartieron las experiencias que tienen al respecto, como  una forma de pedir a los dioses mayas, llegar con éxito al destino,  lograr las actividades programadas para ese día o agradecer por las  cosechas logradas. Hubo también algunos jóvenes que recordaron a sus  abuelos: “Él me decía que era necesario cuántas personas están en el  monte y los que no regresen ese día, pues se sabe cuántos, y hay que ir  por ellos”
Después  de esta breves reflexiones en torno a éstas antiguas formas de  reverenciar a los dioses, don Antonio Mukul, sacerdote maya, concluyó  con la ceremonia del Kú Saká.
Asimismo,  al término de la entrega de los documentos que acredita la formación de  sus alumnos, los organizadores aprovecharon la ocasión para hacer  entrega que de acuerdo al proyecto “Kuxa’an su’um” –que actualmente  impulsa la escuela de manera conjunta con Heiffer, algunos cerdos  pelones, gallinas criollas y abejas meliponas, y con ello impulsar su  estrategia Cadena de Vida para desarrollar en las comunidades mayas,  procesos autogestivos.
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