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23 dic 2008

La poesía indígena es expresión del saber de los pueblos

Por Luvia Pérez Pérez, corresponsal

Copainalá, Chis.- La literatura oral es la más importante de los pueblos indígenas del Estado de Chiapas, porque se va transmitiendo de manera constante con la familia y la sociedad en general, dijo el poeta chiapaneco Oscar Oliva Ruíz.

La diversidad cultural de los pueblos indígenas les brinda fortaleza a los escritores indígenas en su forma y contenido, por ello en la última década prevalece un cambio cultural en la narrativa indígena, agregó.

“Por cuestiones de orden lingüístico y de orden metodológico se puede hablar de una literatura indígena; la prueba es que está ahí en distintas lenguas, en el Ch’ol, en el Tojolabal, tzeltal, tsotsil, zoque y demás. Yo creo que está gran diversidad de idiomas que hay en Chiapas, es gran diversidad de las formas de ver al mundo; no es lo mismo cómo lo ve una cultura”.

Oliva Ruíz, dijo que la literatura indígena es fundamental escribirla de diversa formas, y para ello lo más importante es la oralidad debido a que transmite de de boca en boca, como leyendas, cuentos y narraciones de los abuelos.

“La que va pasando de boca en boca, de boca de los abuelos a los padres, a los hijos, y que los hijos y los nietos la siguen diciendo y esto es un motivo de hacer poesía cotidianamente; es decir, los mitos, los lugares sagrados, todo esto tiene una íntima conexión como se trabaja, cómo se trabaja la tierra, cómo crecen los productos que las propias mujeres y hombres indígenas cultivan, como ven ellos las migraciones de las aves, todo esto es motivo de la gran tradición de la literatura oral”.

El artista aseguró que la literatura oral indígena y escrita viene a completar a la poesía castellana y puso como ejemplo, que este tipo de literatura es como dos manos de un mismo cuerpo que se unen para enriquecer los conocimientos que fueron transmitidos por los antepasados.

“La poesía indígena oral y escrita también está muy relacionada con todas las tradiciones culturales de nuestros pueblos, con la música, danzas, vestimenta y artesanías, todo es parte de un saber cultural”.

El poeta chiapaneco Oscar Oliva Ruíz es uno de los escritores más destacados del país con varios libros publicados como La voz desbocada en 1960, Áspera cicatriz en 1965, Estado de sitio en 1971 y el más reciente Lienzos transparentes publicados en el 2003.

Alarmante la contaminación en Chiapas

Por Luvia Pérez Pérez, corresponsal

Copainalá, Chis.- La contaminación del medio ambiente continua a diario, por el acumulamiento de basura y la utilización de herbicidas para limpiar las parcelas, esto a llevado a que la tierra se deteriore constantemente, nos estamos matando solos, dijo este martes Isabel López Guzmán tesorero de la Sociedad Cooperativa Pimienta Jotiquetz.

López Guzmán dijo que la mayoría de los campesinos no saben las consecuencias que traen los agroquímicos al utilizarlas para limpiar la milpa y el frijolar. Así también dijo que es importante que las instituciones de salud y la gente tome conciencia sobre la naturaleza para no acabar con ello.


“El campesino sigue utilizando los herbicidas para fumigar su milpa, para fumigar los frijoles ya no quiere utilizar la coa porque se le hace muy complicado y porque lleva mucho tiempo… En fin, vale más invertir el tiempo en limpiar nuestras parcelas de una manera tradicional, porque estamos de esa manera evitando que en un plazo no lejano tengamos que perder nuestro suelo”, dijo.

Aseguri que en Chiapas, no tenemos la cultura ambiental. Así también dijo que en Copainalá se pueden ver gente tirando basura en los ríos y en las carreteras.


Pero si vemos el tramo de Chicoasén a Copainalá, es triste, da angustia a veces cuando vemos a una persona tomándose un refresco y con qué facilidad abre la ventanilla y lanza su envase, todos lo hacen, así no les cuesta absolutamente nada agarrar ese bote o esa bolsa, traerlos y venirlo a depositar en la ciudad.


Por último dijo que la responsabilidad de cuidar a nuestro medio ambiente es de todos, porque vivimos en la tierra, todos debemos tomar conciencia para alargarle más la vida de la tierra y de nosotros mismos. Y que los campesinos tomen esa conciencia de ya no utilizar agroquímicos.


“Tenemos que irlo pensando, analizando, concientizándonos como personas a veces somos un poquito egoístas, no pensamos en el futuro, nuestros hijos vienen creciendo. ¿qué clase de vida les estamos dejando?”

Inicia la XXXI Feria Regional en Pinotepa Nacional



Pinotepa Nacional, Oax.- En la posta zootécnica de esta ciudad inició la XXXI Feria Regional Ganadera, Agrícola, Comercial, Artesanal y cultural, encabezadas por el presidente municipal José Isidro Toscano Vásquez, quien acompañado de autoridades locales, recorrieron los stands participantes y presenciaron grupos folclóricos.

Las actividades iniciaron con el recorrido de la cabalgata de la Asociación de Charros “Raíces” de Pinotepa con su reina “Caro I” y los charros “La Guadalupana” con su reina “Goretti I”, quienes recorrieron las principales calles de esta ciudad. Mas tarde estos jóvenes presentaron la escaramuza charra llamada “Las Amapolas Salineras”.


En su momento Moisés Toscano Clavel, Presidente de la Ganadera Local agradeció el apoyo de las autoridades municipales encabezadas por José Isidro Toscano, ya que esta feria a lo largo de 31 años de vida le ha dado una fama y una trayectoria importante a la región de la Costa Chica de Oaxaca
.

Aquí se reconoció y felicito públicamente a Pedro Díaz Laredo, por impulsar desde sus inicios la feria regional de Pinotepa, que nació como una necesidad para impulsar las actividades productivas de la región como es el caso del ramo ganadero, artesanal y comercial, que tanto ha caracterizado a esta ciudad.


Se presento el grupo folclórico “Yostaltepetl” del profesor Rodrigo Rafael Echeverría, quienes deleitaron a los presentes con sones y chilenas de la costa chica de Guerrero y Oaxaca. También, se presento el trió “Páginas del recuerdo”, interpretando melodías propias de la región, entre boleros, chilenas y corridos. Por la tarde, los pinotepenses presenciaron un jaripeo con los mejores toros y jinetes de la región y la presentación de los caballos bailadores


Asistió a la apertura de esta feria José Luis Díaz Laredo, Regidor de Desarrollo Agropecuario del ayuntamiento local; Conrado Rodríguez Peláez, Delegado Regional de Gobierno; Jorge Díaz Lievano, Representante de la Secretaria de Desarrollo Rural (SEDER); José Rúela Espinoza, Jefe de Distrito de la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y Silvano Ramírez de Sanidad Vegetal, entre otros funcionarios.


A las actividades de esta feria se suman programas culturales, pláticas ganaderas, Derby de gallos, conferencias, muestra gastronómica, venta de artesanías de indígenas mixtecos, entre muchas actividades de entretenimiento para la familia, mismas que se desarrollan en la posta zootécnica de la ciudad y concluyen el 22 de diciembre.

Acteal: una historia de impunidad, aún sin aclararse

Ciudad de México, DF., (CIMAC Noticias).- A once años de la masacre de Acteal en Chiapas, el 22 de diciembre de 1997, el Estado mexicano continúa sosteniendo la tesis del conflicto intercomunitario, cuando de acuerdo con organizaciones civiles lo ocurrido fue una masacre, considerada en el ámbito internacional de derechos humanos como un delito de lesa humanidad.

De los 45 indígenas tzotziles asesinados, 19 eran mujeres --cuatro de ellas embarazadas-- además de 14 niñas, cuatro niños, ocho hombres y 26 heridos.

De acuerdo con Nieves Gómez Dupuis, experta criminóloga y psicóloga de sobrevivientes de conflictos armados, “las masacres tienen como propósito no sólo la eliminación de las personas, sino provocar un daño psicológico a los que van a morir, a los sobrevivientes y a los testigos”.

No se trata, señala quien ha realizado varios peritajes psicológicos para la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH), sólo de tiroteos sino de “masacres bien planificadas y organizadas en las que se concentra a la población, se separa a las personas por grupos de edad y sexo y en ocasiones, de forma ejemplificante, se viola a las mujeres más jóvenes”.

En este sentido, el informe del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), publicado en 2007, detalla que la masacre fue planeada desde varios días antes por los integrantes del grupo paramilitar que actuaban en la zona, con la finalidad de atacar a miembros zapatistas (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) y de Las Abejas.

Según diversos testimonios, dice el Centro, a partir del día 18 de diciembre de 1997, fueron realizadas reuniones en diversas comunidades de Chenalhó, como La Esperanza, Acteal, Canolal y Quextic, en las que participaba también personas de las comunidades de Pechiquil y Los Chorros.

El día de la masacre, el 22 de diciembre de 1997, alrededor de 325 personas de Las Abejas, que en su mayoría era población desplazada que habían llegado a ese campamento en busca de refugio, se encontraban reunidas en la ermita del campamento Los Naranjos o Acteal realizando una jornada de ayuno y oración por la paz en el municipio de Chenalhó a raíz de la violencia y ataques por parte de paramilitares.

Eran aproximadamente las 11 de la mañana cuando un grupo de más de cien hombres con armas de fuego, entre las que se encontraron de uso exclusivo del Ejército, machetes y cuchillos, entraron a la Ermita.

Tras rodearla, iniciaron el fuego contra quienes ahí se encontraban dentro y fuera, muchos de las y los indígenas alcanzaron a salir y esconderse, otros más ya no pudieron hacerlo y fueron masacrados por los paramilitares, reporta el Frayba.

MASACRES, INSTRUMENTO DE TERROR DEL ESTADO

De acuerdo al análisis de Gómez Dupuis, en la mayoría de los países de América Latina que padecieron regímenes dictatoriales durante los años 60 y 70, se implementó desde el Estado, dirigida por los Ejércitos nacionales, la doctrina de la Seguridad Nacional, con el fin de “aplacar” los movimientos sociales y políticos que buscaban un cambio hacia sistemas más democráticos.

Así, las masacres o asesinatos masivos de grupos de población, fueron instrumentos utilizados con ese propósito, destacando los casos de Guatemala, el Salvador, Perú y Colombia, como los más afectados por lo que ella ha denominado “estrategias de terror”.

En una clasificación que hace la autora, las masacres pueden ser por el número y perfil de las víctimas donde las personas son asesinadas indiscriminada y masivamente y cuyas víctimas son mujeres, hombres, ancianos y niños, como en el caso de Acteal.

Y las masacres selectivas donde los desaparecidos o asesinados fueron torturados con extrema crueldad ante su grupo de referentes, personas con cargos representativos en la comunidad.

Cuando se producen en las casas o espacios comunales de la población, dice la autora, las masacres destruyen también los referentes físicos de seguridad, protección y cobijo en los cuales las y los habitantes podían resguardarse y encontrar tranquilidad.

La duración de la masacre, la concentración de la población, la separación de grupos, torturas, violaciones sexuales y los actos de crueldad extrema se suman a la condena de muerte de un trato inhumano y cruel, dice Nieves Gómez.

Agrega, “teniendo en cuenta que las mujeres desempeñan los roles de seguridad afectiva, cuidado, alimentación, afecto, aseo y reproducción y en algunas culturas y sociedades como las indígenas, el cuidado de los animales y transmisión de la cultura, la ausencia de ésta tendrá consecuencias muy severas en la estructura del grupo familiar”.

LAS MUJERES

En el caso de Acteal, la violencia ejercida contra las mujeres fue brutal, pues muchas de ellas, pese a estar embarazadas, fueron vejadas incluso después de haber sido asesinadas, según el informe del Frayba.

El testimonio de Alberto Ruiz Pérez, sobreviviente de la masacre da cuenta de ello en el informe: “Cuando murieron las mujeres, un hombre les quitó su nagua, su ropa y lo echaron palo en su nalga a las mujeres (…). Había una mujer embarazada, María Gómez Ruiz de Quextic, y ya muerta lo cortó su estómago, tenía un cuchillo, lo abrió la panza y murió el niño ahí dentro de la panza de la mujer”.

Otra característica de las masacres es que quienes mueren y desaparecen, son personas que ejercen funciones fundamentales para el desarrollo del grupo y para la vida de sus integrantes, muchas de ellas consideradas por la comunidad como punto de referencia en las luchas sociales.

Así, con la pérdida de los líderes, se produce una especie de desarticulación en las comunidades al tiempo que en las masacres selectivas, dirigidas a eliminar a determinados miembros de la comunidad por ser líderes de ciertas causas, ideas y acciones, producen un efecto de “amenaza” para los otros miembros de la comunidad.

La advertencia es muy clara: “Si otro miembro del grupo piensa, siente o actúa como sus líderes (asesinados o desaparecidos), sufrirá la misma muerte”, dice la experta de la CoIDH.

A 11 AÑOS DE INJUSTICIA E IMPUNIDAD

Tras once años de reclamar justicia y castigo para los autores materiales de la masacre, familiares de las víctimas, sobrevivientes, la organización civil Las Abejas y el Frayba, denunciaron el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

El 16 de marzo de 2005, la CIDH notificó al Centro de Derechos Humanos de la admisión de la petición. El 29 de septiembre, el Estado mexicano rindió dos informes ante la CIDH sobre dicha petición, tal como lo mandata el sistema interamericano de derechos humanos.

A la fecha, están a la espera de que esta instancia internacional de derechos humanos con estatus consultivo ante la Organización de Estados Americanos (OEA) se pronuncie por la admisibilidad de la petición y emita su informe de fondo donde esperan que se pronuncie por la responsabilidad del Estado mexicano por las violaciones a derechos humanos, “debido a la implementación de una política contrainsurgente de Estado que dio lugar a la masacre de Acteal”.

El 2 de julio de este año, la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió atraer los amparos de 12 inculpados de la masacre de Acteal, defendidos por los abogados Ana Laura Magaloni y Alejandro Posadas (del CIDE), quienes en 2006 anunciaron que asumirían la defensa de las 71 personas que actualmente se encuentran presas en el penal de Cerro Hueco, en Tuxtla Gutiérrez, lo que le ha valido por parte de organizaciones defensoras de derechos humanos severas críticas.

Nuevo San Juan, el oasis purépecha

Nuevo San Juan Parangaricutiro, Mich., (Milenio).- La mayoría de las comunidades indias y mestizas de la meseta Purépecha sobreviven entre los despojos legales o ilegales de sus tierras, las mafias más o menos violentas que saquean sus bosques, y una falta general de oportunidades que incentiva la emigración. Pero la historia exitosa de los indígenas de Nuevo San Juan Parangaricutiro, a 30 kilómetros de Uruapan, demuestra que en algún momento de la vida, la fatalidad es una elección.

Ellos así lo ven. En 1980, tras décadas de discreto nivel económico y de entregar sus riquezas a contratistas inescrupulosos, optaron por el camino de la apropiación de sus recursos: cuidar la floresta de los talamontes clandestinos, recuperar sus tierras primordiales, generar una institucionalidad fuerte y democrática al interior de la asamblea, y seguir la ruta de las empresas bien gestionadas.

Hoy sostienen dos decenas de fábricas, procesadoras y proyectos que aportan más de 800 empleos directos y 500 indirectos y son el soporte económico del municipio de Nuevo Parangaricutiro, el cual ha superado las barreras de marginación endémica que padecen las demarcaciones indígenas nacionales, pues se ubica entre los 600 municipios más desarrollados del país (en un universo de 2,400).

Las cifras económicas de esta comunidad-empresa se guardan celosamente para las asambleas de comuneros. No obstante, se trata de millones de pesos anuales que se reinvierten para crecer y dar certidumbre de largo plazo a los puestos de trabajo. “La idea es que a ningún comunero ni a su familia le falte trabajo, es lo más importante que consideramos”, señala Daniel Aguilar Saldaña, director técnico de las empresas.

Hay además un elevado potencial de crecimiento de ingresos: una investigación del Instituto Nacional de Ecología (INE) reveló lo que se podría cobrar por la captura de carbono en sus bosques —la gran apuesta global contra el cambio climático—, al menos nueve millones de dólares, considerando un promedio de captura de 100 toneladas de carbono por hectárea.

Nuevo San Juan es un pueblo que nació contiguo a un volcán apagado, el Tancítaro, y sobrevivió a la furia del último volcán que ha nacido en este planeta, el legendario Paricutín, de 1943. Y después no fue invadido por conquistadores caucásicos ni recolonizado por extraterrestres; simplemente, sus moradores eligieron evolucionar social, económica y ambientalmente para romper con los fatalismos culturales, la abulia y el destino de víctima que dictan los prejuicios sobre lo indígena.

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Hoy habitan industriosos en medio de la locura especulativa y criminal desatada en la meseta por el auge del aguacate, ese oro verde que no a todos corrompe.

El difícil aprendizaje

En realidad no sabían cómo, confiesa el presidente de bienes comunales, Alejandro Anguiano Contreras.

“En todas estas comunidades todo el tiempo se vivió en lo forestal, y al cerrar en cada año, siempre había pérdidas; fue en 1980 cuando nos comenzamos a organizar, fueron varias reuniones, pero no sabíamos cómo empezar ni el gobierno creía en comunidades como ésta. Nos costó mucho trabajo, pero arrancamos”.

El primer aserradero se montó en 1983. “Nada más un aserradero y alrededor de 60 gentes; como cualquier otra comunidad, inicia sin capital; quisimos sacar un crédito y una comunidad no es sujeto de crédito, entonces hay una empresa que ahora es Crisoba, y nos presta para financiar y abastecerlos; así, comenzamos a producir tabla y a repartir utilidades […] en el segundo año se determina por asamblea que ya no se van a repartir utilidades, porque les tocó equis cantidad a cada comunero, y son 1,254 comuneros; fue poco y nomás sirvió para que se emborracharan o hicieran cosas que no tenían ningún beneficio…”, añade Daniel Aguilar.

¿Qué se hace desde entonces? Reinvertir todo, “de tal forma que cuando se presenta a dar resultados el gerente, cada año, con la utilidad que se genera se presentan propuestas de proyecto, y la asamblea determina cuál es el más viable, y se empieza a trabajar en el siguiente año”.

De este modo, se pasó del aserradero a las estufas, para industrializar lo mejor posible la madera. Hoy se cuenta con estufas de secado, con una fábrica de muebles (que surte de forma preferencial a una gran mueblera mexicana), con una astilladora “que se encarga de procesar todo el desperdicio: va moliendo y haciendo el material que es celulosa, que es lo que mandamos a [la empresa productora de cuadernos] Scribe”; existe un taller que hace los empaques; “también se hizo una inversión en una mezcladora de resina”, lo cual ayuda a que la gente visite el monte y este se encuentre vigilado constantemente, con dos ganancias adicionales: evitar la presencia de talamontes y hacer más eficiente el combate de incendios, advierte el director técnico. Todo el proceso forestal tiene certificación de calidad ambiental y social, y se puede vender en los mercados más desarrollados del mundo.

Pero “no todo lo que se haga o vaya a generar va a ser del bosque; se trata de ir abriendo nuevas cosas; tenemos una empresa de huertas comunales [que cultiva y cosecha exitosamente cientos de hectáreas de aguacate]; tenemos otra empresa que se llama Bodega de Fertilizantes; tenemos otra que es una tienda comunal, que ayuda a equilibrar precios en el mercado local, e incluso tenemos una empresa de transporte y una que da el servicio de televisión por cable”. Sin faltar una embotelladora de agua de manantial y una importante zona ecoturística en un claro de bosque desde el que se observa la silueta del volcán.

Otro aspecto de la gestión empresarial, dice por su parte el gerente de las empresas, Martín Antolino Echeverría, es cuidar la capacitación constante del personal, la adquisición de nuevas tecnologías, un abastecimiento adecuado de insumos, la promoción y comercialización de las mercancías, el mantenimiento del equipo y una contabilidad rigurosa.

Paralelamente al proceso económico, parte de las utilidades se reinvierten en un aspecto medular para este éxito: la seguridad en la tenencia de la tierra. Creada como comunidad según las Leyes de Indias vigentes en el imperio español, en 1715, el decreto de restitución se gestionó desde los años cuarenta del siglo XX, hasta su emisión, por el presidente Carlos Salinas de Gortari, en 1991. La superficie original supera 18 mil ha, pero quedaron alrededor de cuatro mil ha pendientes, en litigios que han sostenido, de forma mayormente exitosa, desde ese momento “refundador”.

El orgullo de Nuevo San Juan Parangaricutiro es que en más de 25 años, jamás han dejado de reunirse en su asamblea mensual. La perla de su vida democrática es que nunca se ha hecho un proyecto que no sea apoyado por la mayoría de votantes. Pero esta próspera república de indios está vedada a los forasteros, con el mismo espíritu con que las prohijó el humanismo de tata Vasco de Quiroga en el siglo XVI: gerentes, asesores técnicos, operadores, burocracia en general de la comunidad, son cargos sólo para sus miembros y descendientes.

No es el viejo y cristiano miedo a la corrupción exterior, fantasma que perseguía a los franciscanos evangelizadores, sino un acotamiento racional de los alcances del proyecto económico y cultural que es Nuevo San Juan, aferrado a seguir siendo purépecha, pero no por eso, menos moderno. Sus productos se pueden encontrar en Nueva York o París como en Guadalajara o Mérida; sus paisanos se mueven libremente entre México y Estados Unidos. Su prestigio llena de perplejidad o asombro a otros comuneros o ejidatarios visitantes, que no han sabido o podido acceder al misterio difícil de elegir.

El pueblo que se negó a morir

El 20 de febrero de 1943 nació el volcán Paricutín y obligó al poblado de San Juan a ser evacuado mientras la lava inundaba más de tres siglos de asentamiento. Otros hubieran decidido —siempre se abre la oportunidad de optar por algo— emigrar y desaparecer en las grandes corrientes de la historia, pero como dice la propaganda del Ayuntamiento de Nuevo Parangaricutiro, este pueblo “se negó a morir”.

Hoy prospera entre dos volcanes extintos y en medio de una marea desconcertante de cambio y violencia que inunda los bosques de la meseta purépecha, hogar de otros indios, que parecen condenados.

Los antecedentes de la comunidad purépecha más próspera

Nuevo San Juan Parangaricutiro pertenece a la cultura purépecha, propia del oeste de Michoacán. Cuenta con títulos virreinales desde 1715, y vivió en 1943 la erupción del volcán Paricutín, que sepultó el poblado principal; la lava se detuvo a las puertas de la iglesia

En 1944, la población decide trasladarse 30 kilómetros al sureste, y fundar Nuevo San Juan Parangaricutiro. Crece desde entonces la fama del Señor de los Milagros, que hoy atrae 1.5 millones de peregrinos al año

La comunidad cuenta con 18,138.25 hectáreas, bajo los siguientes usos: arbolado bajo cultivo silvícola, 10,464 ha; arbolado de protección a manantiales y áreas de recreación, 578 ha; plantaciones forestales, 1,100 ha; plantaciones agrícolas, 3,162 ha; plantaciones frutícolas, 1,208 ha; con lava volcánica, 1,626 ha

Madera. Los volúmenes de aprovechamiento en la comunidad promedian 80 mil m3 anuales de pino, encino, oyamel y otras hojosas; se obtiene también resina de pino en mil toneladas por año

Aspectos jurídicos: la titulación de bienes comunales se obtuvo en 1991. Son 1,229 comuneros censados

Antecedentes a la organización comunal (que fue a partir de 1980): aprovechamiento irracional del bosque por particulares, sin ninguna inversión al mismo; escasa o nula participación de los comuneros; la comunidad indígena no recibía ingresos por el corte de madera; imperaba el caciquismo de los pequeños propietarios; las actividades principales de los comuneros eran la resinación, el cultivo de maíz para autoconsumo y la confección de artesanías. Se iniciaba el cultivo de frutales

A finales de los años setenta se participó en la creación de la Unión de los ejidos y comunidades de la meseta tarasca, sin resultados satisfactorios. Por medio de esa organización se obtuvo la primera autorización de aprovechamiento forestal en 1979. En 1981 la comunidad indígena inició el aprovechamiento forestal con personal contratado, “pero poco a poco los comuneros se fueron capacitando”, lo cual ha dejado esos oficios en sus manos

En 1983 se estableció un primer aserradero, marcando el inicio del proceso organizativo. A partir de 1983 se tienen asambleas mensuales ordinarias y se ha integrado un consejo comunal, compuesto por 80 comuneros, que sesiona mensualmente, revisa los estados de las empresas y toma las decisiones más importantes

Fuente: comunidad indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro

1. En el aserradero incluso se emplea a discapacitados para integrarlos como actores de su propio desarrollo

2. La reforestación es un proyecto importante para mantener los bosques saludables

3. El ecoturismo ha crecido como actividad, ante el auge mundial del "turismo de la naturaleza"

Incitan la memoria mixteca

Ciudad de México, DF., (Excélsior).- Un juego no sólo es diversión, también puede ser una manera de aprender o un medio para difundir la memoria de un pueblo.

Basados en la iconografía y vocabulario mixteco, un memorama y una lotería, creados por el Taller Popular de Grabado, ayudan a niños indígenas de la Mixteca Alta de Oaxaca y de otras latitudes distantes, como la Ciudad de México, a respetar, conocer y querer el patrimonio cultural mexicano.

Elaborados como parte del Proyecto de Conservación, Identidad y Desarrollo Comunitario de la Universidad Autonóma Metropolitana (UAM) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con los juegos intentan “transferir conocimientos y tecnologías de fácil aplicación, en un marco que fortalezca la identidad y el desarrollo de las comunidades”, señala Andrés Moctezuma Barragán, coordinador del programa.

El programa surgió hace diez años, con la finalidad de establecer puentes entre las diferentes comunidades de la Mixteca Alta, y durante una década han llegado a la región más de un centenar de jóvenes universitarios, profesores e investigadores para dejar sus conocimientos en más de 15 comunidades de la zona.

Entre los resultados de estas visitas surgió el Taller Popular de Grabado que a la fecha ha producido una serie de productos culturales que lo mismo sirven como divertimento que como fuente de difusión para la cultura mixteca.

“Ahora estamos presentando un memorama en lengua ñuu-savi o mixteca con el propósito de difundir al interior de las comunidades el mensaje de que esta lengua forma parte de un valor intangible que hay que conservar y el poder acercar también a un público que suponemos también será infantil y urbano, a imágenes que han sido tomadas de códices mixtecos y acercarlos a esta iconografía”, señala Moctezuma Barragán.

El trabajo del Proyecto de Conservación, Identidad y Desarrollo Comunitario incluye la fabricación de loterías, grabados firmados y enmarcados, libretas y separados de libros, así como una serie de productos derivados de materiales naturales que han comenzado a realizar en conjunto las comunidades con los universitarios.

De esta experiencia, “han surgido distintos productos, tenemos una colección muy amplia de grabado popular, tenemos trabajos elaborados con textiles, un juego de lotería y los estamos promoviendo a través de los circuitos comerciales del INAH y de la UAM, además estamos en algunos ramales del circuito de librerías Educal”, concluye Barragán.

Niños jornaleros son privados de sus derechos

Ciudad de México, DF., (Notimex).- La Red por los Derechos de la Infancia señaló que cada año en México 1.2 millones de menores de 14 años emigran de sus entidades de origen a campos jornaleros agrícolas del norte del país, situación en la que sus derechos son vulnerados y quedan expuestos a la trata de personas. La presidenta del Consejo Directivo de la Red, Nashieli Ramírez, indicó que de las regiones más pobres del país, como Guerrero, Oaxaca y Chiapas, salen 4.2 millones de jornaleros adultos hacia campos agrícolas de Sinaloa y Baja California.

Estas personas, dijo, viajan acompañadas por sus familias, y se calcula que casi 1.2 millones son menores de 14 años. De estos, más del 50% son indígenas que emigran de sus estados entre septiembre y octubre, para regresar seis meses después.

Esta situación propicia que se violen sus garantías individuales, como el derecho a tener una buena alimentación, por lo que sufren desnutrición, sus derechos al juego, a la salud, vivienda y educación, además de que quedan expuestos a la trata de menores y explotación laboral.

En el caso de la educación, dijo que, de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública, sólo 10% de estos niños tienen cobertura en educación primaria en los campos agrícolas. A pesar de los esfuerzos de la SEP, muchos niños no pueden continuar sus estudios en sus lugares de origen aun con el uso de la boleta electrónica, que les permite revalidar los estudios que hacen fuera de sus poblaciones.

La directiva señaló que, aunque muchos de estos pequeños no trabajan en los campos y sólo acompañan a sus padres, se convierten en madres o padres de sus hermanos menores.

México solo tiene 14 abogados de oficio para atender a indígenas en su lengua

Ciudad de México, DF., (EFE).- México cuenta únicamente con 14 abogados de oficio que dominen las lenguas indígenas y conozcan esas culturas, lo que limita el derecho al debido proceso de este segmento de la población en posibles juicios, informó hoy el diario El Universal.

El dato citado por el rotativo procede del Instituto Federal de Defensoría Pública (IFDP) y aparece en el más reciente informe anual de la Suprema Corte de Justicia Nacional (SCJN), organismo con funciones de Tribunal Constitucional en México.

El diario cita el caso de una indígena de la etnia tzotzil, a quien identifica como Sebastiana, arrestada en 2004 por transportar droga y que fue defendida en dos ocasiones por abogados que desconocían su lengua y condenada a diez años de cárcel.

El segundo de esos letrados apeló la sentencia y logró que el proceso pasara a la SCJN, que lo ha revisado y ha ordenado la liberación de Sebastiana, la cual podría materializarse a principios de 2009.

Desde 2002 cualquier indígena que enfrente un juicio tiene derecho a un abogado de oficio que pueda defenderlo en su lengua y que conozca los usos y costumbres de su comunidad.

En algunas zonas del país son estos usos y costumbres autóctonos los que rigen, no la legislación ordinaria, sino un sistema de regímenes especiales para tratar de preservar las culturas en México.

En México existen unos 10,2 millones de indígenas repartidos en 64 etnias y que hablan 62 lenguas nativas, según datos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CNDPI) de 2005.

De ellos un 12,3% únicamente habla lenguas indígenas (aproximadamente unos 1,2 millones), frente al 87,7 % que domina su lengua materna y, además, el español.

El 40,2% de los 2.500 municipios del país tiene más del 70% de población indígena.

La región con mayor población indígena es la zona maya, con 116 municipios y 1,4 millones de indígenas repartidos por los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

Le sigue la región Huasteca, con 940.700 indígenas distribuidos en 55 municipios, en el centro-este de México, y los 72 municipios de la Sierra Norte de Puebla, donde habitan 723.000 personas entre los estados de Puebla, Hidalgo y Veracruz.

Mexicanos, 80% de los migrantes que cruzan a EU cada año: ONG

Tucson, Arizona, Estados Unidos (La Jornada).- Entre la última semana de febrero y la primera de marzo de cada año, en lo que se conoce como “la semana pico”, 6 mil 500 migrantes en promedio intentan cruzar la frontera hacia Estados Unidos por la región del desierto de Arizona, señala el reverendo Robin Hoover, presidente de la organización no gubernamental Humane Borders (Fronteras Compasivas).

Aunque los migrantes que vienen sin documentos –precisa en entrevista el reverendo– empiezan a llegar al país a mediados de enero y hasta la primera quincena de mayo, lo que es la época de mayor afluencia, el flujo se extiende hasta julio, aunque ya en menor porcentaje.

Miembro de la iglesia cristiana, el religioso dice que empezó su activismo a mediados de 1986, el cual consistió en dar comida, ropa y cobijas a los centroamericanos que cruzaban por México durante las guerras en Nicaragua, Guatemala y El Salvador.

Robin Hoover, quien desde hace más de 20 años apoya a los migrantes, recuerda: “primero trabajé más en lo referente al asilo político y con refugiados, sobre todo cuando los guatemaltecos y nicaragüenses huían de sus naciones y los salvadoreños se veían obligados a migrar”.

Alzamiento del EZLN

Incluso –apunta–, “en 1994, cuando el conflicto en Chiapas por el alzamiento del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), estuve en México ayudando a los indígenas. Hubo muchos problemas.

“Y ya para 2000, cuando se endurece aún más la política migratoria de Estados Unidos y empieza a saberse sobre las muertes en esta parte de la frontera, me dediqué a ayudar a los migrantes.

“Por estos días –señala el reverendo– no hay muchos que traten de ingresar a Estados Unidos. Es la temporada en que salen o ya se han ido, y vuelven los flujos a mediados de enero y hasta julio. Aunque su intensidad es mayor en la última semana de febrero o la primera de marzo. Y para eso, hay que estar listos, y ellos no vienen preparados para lo que van a afrontar. Algunos intentarán cruzar la línea fronteriza por primera vez. Otros ya lo han intentado varias veces, de cuatro hasta 10, y en alguna de esas logran pasar”.

Entrevistado en sus oficinas, después de un recorrido por parte del desierto, Robin Hoover señala: “desde 2000, cada año ingresan al país cientos de miles de migrantes. Actualmente se estima que llegan más de 600 mil al año, de los que se calcula que 480 mil son mexicanos”.

Cuenta que “fue en 2000 cuando fundamos Humane Borders, con el objetivo de pugnar por una frontera justa y humana. Nos dedicamos a proveer agua a quienes se internan por el desierto, porque la mayoría de las muertes que ocurren ahí es por deshidratación, aunque también fallecen por frío, por golpe de calor o por picaduras de animales.

“Humane Borders ha consolidado su trabajo con la ayuda de muchas organizaciones civiles, sociales, religiosas y académicas, así como con el trabajo de decenas de voluntarios, más de 150 ahora –precisa–, pero han colaborado más de 7 mil 500 para llevar agua al desierto para los migrantes”.

Señala que actualmente tienen 96 estaciones de agua por esta vasta región desértica. Cada año se llevan 25 mil galones y los voluntarios hacen por lo menos 90 viajes de mantenimiento”.

Manifiesta que debido a las leyes, “que cada vez son más duras, no podemos entregar mapas a los migrantes con la ubicación de las estaciones. Muchos ya las ubican, y pasan la voz de dónde están, pero por la persecución de que son objeto, cada vez se internan por rutas diferentes, aumentando los peligros que corren”.

Ayuda bastante la tecnología –dice–, ya que muchos traen teléfono celular. Con las señales GPS se pueden salvar vidas, por ello impulsamos que se coloquen más torres en el desierto, ya que hemos visto que muchos indocumentados se han salvado porque cuando ya están muy mal mandan la señal de auxilio por su teléfono, y es posible localizarlos; si hubiera más torres, más vidas podrían salvarse”.

En la entrevista, Robin Hoover, quien en 2006 recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos de manos del ex presidente Vicente Fox, comenta que “los indígenas tohono o’odham no permiten que en su vasto territorio del desierto se coloquen estaciones de agua, porque ahí hay actividades ilícitas, como tráfico de armas, drogas y otros, y no quieren problemas, aunque reconoce que en algunas ocasiones, cuando hay muchos migrantes extraviados en esa zona, les han brindado ayuda para sobrevivir; pero son las menos”.