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8 dic 2010

Mil músicos interpretaron "Dios nunca Muere" en Oaxaca

Por René López, corresponsal
 
Oaxaca, Oax.- Mil músicos tocaron “Dios Nunca muere” y otras seis melodías que identifican al estado de Oaxaca, en el tercer encuentro de bandas de música de viento, que se realizó ayer siete de diciembre, en la Plaza de la Danza de la capital oaxaqueña.

Con previos ensayos, los mil músicos, niños, adultos y grandes maestros se unieron para presentar melodías representativas de Oaxaca, entre ellas, Raza Mixe, Xochitl, oaxaqueñas, Jarabe Mixteco, el Vals celosa, Sones Mazatecos, Sacando fiesta, Sones de Pochutla y Dios Nunca Muere.

Las melodías las dijeron seis maestros, provenientes de las ochos regiones de Oaxaca, entre ellos, Ulises Canseco peña,  Fortino Martínez Jarquín, Noé Antonio Martínez, Osvaldo Sánchez soriano, Fabián Jiménez Mateo, y por primera vez, una melodía estuvo bajo la dirección de una mujer de nombre Wendy Betzaida, todos bajo la dirección del destacado músico, Cesar Delgado Martínez. 

Durante el concierto de mil músicos, denominado tercer encuentro de bandas de música de viento, el gobernador del estado, Gabino Cue Monteagudo, resaltó que esta cultura musical de Oaxaca será fortalecida por lo menos en los seis años de su administración. 

Por su parte, Xavier Abreu Sierra, director general de a comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, acertó por apoyar a los pueblos originarios de Oaxaca y este concierto ya es nacional por lo que continuará invirtiendo para su desarrollo.

El concierto tuvo un preparativo de seis meses de anticipación con el envío de notas musicales hasta el lugar de origen de las diversas bandas de viento participantes, dos días con ocho horas de repaso con los mil músicos y 50 directores de bandas que conjunto el mismo número de bombos y tubas que interpretaron en medio aplausos lo más destacado del repertorio musical Oaxaqueño. 

Fue la más aplaudida, Wendy Betzaida, única mujer entre todos los maestros varones quien dirigió la interpretación de “Sones Mazatecos”. Al terminar su ejecución dijo sentirse orgullosa porque su participación es una demanda pública que las demás mujeres dedicadas a la música deben hacer, por lo que consideró solo una pauta.

Al dirigir, “Dios nunca muere” himno de los Oaxaqueños, el músico Mixteco de Jamiltepec, Fabián Jiménez Mateo, dijo que todos los humanos debemos sentirnos felices porque tenemos grandes motivos y uno de esos es esta gran experiencia única y por lo de la música, nunca abandonará sus enseñanzas y conformación de bandas y orquestas en su lugar de origen. 

Cesar Delgado Martínez, coordinador general de los maestros músicos de Oaxaca, agradeció el espacio para la expresión musical y pidió a los gobernantes nunca abandonar a los músicos porque en la actualidad es necesario su fortalecimiento a la música de viento, ya que la emigración la ha denigrado.
El evento fue transmitido por 24 radiodifusoras culturales indigenistas de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y la corporación radiofónica de Oaxaca.

El yaaxche y nuestra vida en el mayab

Por Bernardo Caamal Itzá

La proximidad del invierno hace que varias especies de árboles tiren sus hojas y se queden totalmente sin follaje. En Yucatán, la gran mayoría de los Yaaxche (ceibos) quedan en esas mismas condiciones.
¿Cómo es posible que los Mayas hayan elegido éste árbol para representar en su forma de ver la vida?
En mi niñez me dijeron en mi comunidad que en las noches de luna llena, del ceibo sale la xtabay- y prácticamente lo relacionan con el kísin (demonio)-, y que por ese motivo algunas personas de Peto,  por donde veían un ceibo, lo eliminaban.

Luego, con el paso del tiempo, en mi andar en varias comunidades mayas de la península, encontré que el ceibo era considerado como el “árbol de la vida”. En la zona maya de Quintana Roo hoy en día hay varias ceremonias mayas que lo consideran  como parte primordial para su ritual.

Un día, al visitar la comunidad de Señor- que pertenece al municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo-, encontré a una multitud que se traía consigo una inmensa mata de ceibo. Por un momento no entendía qué pasaba, sólo escuchaba gritos, risas de los niños, jóvenes, adultos y ancianos. Detrás de ellos, estaban los músicos que ejecutaban piezas musicales del Mayapax.

Después de un buen rato de observar la escena, vi que el enorme ceibo era cultivado en medio de un coso taurino - que se construyó  a base maderas y palmas de huano-, en una ceremonia que forma parte de las fiestas tradicionales de cada una de las comunidades mayas de la Península de Yucatán.

Mi sorpresa fue que vi a más de media docena de mujeres mayas quienes portaban un atuendo especial. Ellas giraban alrededor del árbol, al igual que los músicos. Noté que la música era especial, propia de los momentos ceremoniales. Al concluir con la siembra del árbol, todos se fueron a la capilla principal de esa comunidad. 

Fue en ese momento cuando por fin pude apreciar, que entre las ramas del ceibo se encontraban diversas frutas de la región. Prácticamente, esa imagen representaba un árbol de navidad. La única diferencia era que, en vez de esferas, en las ramas de la ceiba estaban colgados productos con una notable simbología con la alimentación. Y en la parte baja, en vez de juguetes, nos ofrecía el espacio para la corrida de toros.

La gente del lugar se encargó de ilustrarme en lengua maya sobre las particularidades de esta ceremonia, como el hecho de traer el árbol desde el lugar donde fue arrancado del monte. 

En el trayecto, la gente que acompaña el ceibo interpreta escenas propias de la vida silvestre y de la milpa maya. Es ahí donde interviene el tejón o chíik –animal  que destruye prácticamente las milpas durante la época de la cosecha de maíz. En el camino, la gente va comiendo y tirando la pepita gruesa entre la multitud, y todo esto es del agrado de los niños.

En escenas como esa intervienen numerosos personajes que resaltan el papel de algunos animales del monte, y del hombre;  el discurso generado durante el acto aclara esa relación y el respeto por la vida, que diariamente se vive en el mayab.

Constatar este tipo de experiencias comunitarias ha sido un privilegio, pues hacen que reflexione y que me asalten múltiples interrogantes, como por ejemplo ¿Porque durante mi niñez se nos inculcó despreciar al ceibo pese a que los  libros que hablan de nosotros (mayas), nos señalan de la importancia que tuvo ese árbol con nuestro pueblo?

Ahora con el paso de los años, y el hecho de haber leído cómo Fray Diego de Landa destruyó una gran cantidad de documentos mayas en Maní, y con las experiencias que tuve desde mi niñez, queda claro que hasta nuestros días, existe una práctica sistemática “de alejarnos de nuestras raíces mayas”, como reconsiderar el significado del ceibo y su relación con el agua.

Y fue Humberto Gómez Rodríguez -descubridor de las grutas de Balancanchén- con su charla que impartió ayer en Mérida en el marco conmemoración del XV aniversario luctuoso del arqueólogo Víctor Segovia Pinto, quien me hizo recordar estas experiencias que hoy comparto.

Él puntualizó que no fue quien descubrió esta gruta sino quien encontró las secciones que no habían sido exploradas “Fue maravilloso encontrar en la sección principal, la representación de una ceiba y de los mascarones de cha’ac”, aclaró Gómez Rodríguez.

En su conferencia, evidenció que en el año de 1959 los sacerdotes Mayas, al enterarse del descubrimiento de estas grutas, se apersonaron al sitio y pidieron entrar, para realizar una ceremonia maya con el fin de apaciguar el orden y la paz de estos sitios sagrados: “Al concluir con esta ceremonia, que tardó más de 20 horas, pareció que los dioses mayas escucharon la plegaria, porque llovió intensamente”, dijo Gómez Rodríguez.

Con estas experiencias, deja en claro que nuestros ancestros, a través de sus centros ceremoniales, sus cuentos-fabulas, el significado de sus plantas y de la milpa, sigue sorprendiéndonos de lo mucho que falta por conocer...

Presentan Constitución en lenguas indígenas

Ciudad de México, DF., (El Universal).- La traducción de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a las lenguas indígenas maya, mixteco, tzotzil y zapoteco, se puede consultar a partir de hoy, luego de la presentación de los referidos documentos.


El acto, realizado en el Senado de la República, contó con la participación del senador Melquiades Morales Flores, presidente de la Comisión Especial encargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, y la secretaria técnica de la misma, Patricia Galeana.


La historiadora recordó que 'el 5 de febrero pasado, en el 193 aniversario de la Constitución que nos rige, se publicó la traducción al náhuatl de la Carta Magna, a partir de entonces, se distribuye en todas las comunidades hablantes de esa lengua en todo el país.


'Hoy tenemos la satisfacción de presentar la publicación de las traducciones al maya, mixteco, tzotzil y zapoteco, que son las lenguas más habladas en México después del náhuatl, con ello se atiende una deuda histórica', dijo.


Como testigo especial estuvo el doctor Miguel León-Portilla, miembro del Consejo Consultivo de la comisión señalada, así como los senadores Heladio Elías Ramírez López y Renán Cleominio Zoreda, quienes en su oportunidad ponderaron el esfuerzo de traducción y editorial que encierra estas obras.

También estuvieron en la presentación de esta mañana, numerosos representantes de esas lenguas originarias de México, quienes aplaudieron las publicaciones.


Igualmente asistieron los traductores Lorenzo Hernández Ocampo (mixteco) , Feliciano Sánchez Chan (maya) , José Vázquez López (tzotzil) y Javier Castellanos Martínez (zapoteco) , quienes hablaron de su experiencia literaria.


En su oportunidad el maestro León-Portilla mencionó que 'no podemos permitir que se pierdan nuestras lenguas originales, pues se cierran ventanas para comprender el mundo', en lo que manifestó su acuerdo la maestra Galeana.

Apadrina IP a 4,500 niños indígenas mexiquenses

Toluca, Méx., (El Universal).- Desde  2007, el gobierno del estado de México inició el programa “Apadrina a un niño Indígena”, el cual tiene como objetivo fomentar la participación conjunta de servidores públicos e iniciativa privada para impulsar el desarrollo, mejores condiciones de vida y el acceso a una educación de calidad a los menores de esta entidad.

Actualmente, este programa social ha permitido que cuatro mil 500 menores gocen de este tipode apoyos.

Uno de los puntos fundamentales del programa es el contacto permanente entre el ahijado y su padrino, el cual observa su desempeño escolar, convive periódicamente con él, conoce sus costumbres, tradiciones y sus necesidades más urgentes.

Como padrino las aportaciones son de 300 pesos por niño, el cual recibe anualmente 3 mil 600 pesos respectivamente en donde los menores se verán favorecidos por esta ayuda.

La ayuda por parte de la Iniciativa Privada se efectúa mediante donativos directos al Fideicomiso creado para el manejo de los recursos del programa.

Dicha aplicación es vigilada permanentemente por el Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas del Estado de México.

A todo esto, la administración estatal aporta un peso por cada peso que colaberen los padrinos.
Alrededor de 30 empresas ayudan  a este programa entre las cuales destacan: Procter & Gamble México, OHL Concesiones México, Centro Corporativo Esmeralda, HOMEX, Transportes Blindados Tameme, Corporativo Tembo, Autobuses Flecha Roja, entre otros.