A ocho años del paso del Huracán Isidore que devastó la mitad de la península de Yucatán
Por Bernanrdo Caamal Itzá, corresponsal
Mérida, Yuc.- Hace  8 años como hoy, la Península de Yucatán recibió los fuertes embates del Chak íik’al-en lengua maya- o huracán “Isidore” (2002) y de acuerdo a los registros históricos, impacto con vientos de 200 km/h.  Casualmente anoche, informaciones oficiales del Servicio Meteorológico  Nacional (SMN) destacó que en las próximas horas, la onda tropical  localizada en el Mar Caribe podría convertirse en el huracán Mathieu;  dicho sistema tiene el 60 por ciento de probabilidad de ser Chak íik’al.  Su posible trayectoria, seria: Haití, República Dominicana, Jamaica,  Nicaragua y Honduras y el domingo 26 de septiembre, Belice y Quintana  Roo. 
De  acuerdo al experto pronostico que en las próximas horas, la onda  tropical localizada en el Mar Caribe podría convertirse en el Chak íik’al Mathieu, el cual se prevé como muy “explosivo”, que podría tener efectos similares a los ocasionados por Wilma en 2005.
Isidore en Yucatán
Entonces, si recordamos los orígenes del Chak íik’al “Isidore”, se generó el día 14 de septiembre de 2002, a partir de la depresión tropical no. 10 del  Atlántico, y su región ciclogenética fue el mar Caribe, su centro de  circulación se inició sobre la costa suroeste de la isla de Trinidad, a 2,950 km al este-sudeste de las costas de Quintana Roo, México, con vientos máximos sostenidos de 45 km/h, rachas de 65 km/h y presión mínima de 1009 hPa. 
Transcurrido  algunos días, el 21 de septiembre, “Isidore” en su categoría 3 por la  mañana estando localizando por el canal de Yucatán, a una distancia de  120 km al este-noreste de Cabo Catoche, con vientos máximos sostenidos de 185 km/h, rachas de 220 km/h y presión mínima de 955 hPa. 
Durante el resto del día 21 y parte del día 22,  el huracán “Isidore” mantuvo una trayectoria con rumbo hacia el Oeste,  desplazándose lentamente en forma paralela a la costa Norte de la península de Yucatán, cubriendo con sus bandas nubosas la región Sureste de México. 
El  22 de septiembre a las 17 horas local, se detectó con las imágenes del  radar de Cancún, que la muralla que rodeaba al ojo del Chak íik’al golpeaba la costa norte de Yucatán. Posteriormente, el ojo del huracán Isidoro impactó sobre tierra firme, en Telchac Puerto, aproximadamente a 45 km al Este de Puerto Progreso,  con vientos máximos sostenidos de 205 km/h y rachas de 250 km/h.  Durante el resto de este día, el centro de Isidoro se desplazó sobre  tierra con rumbo suroeste. 
El día 23 por la mañana, en su avance sobre tierra hacia el Sur, cuando se encontraba a 100 km al Sur de Mérida, el Chak íik’al Isidoro  se degradó a tormenta tropical con vientos máximos sostenidos de 110  km/h y rachas de 140 km/h. Durante el resto del día el meteoro mantuvo  una trayectoria errática moviéndose sobre la parte occidental de  Yucatán, de tal forma que durante los días que estuvo en territorio  peninsular, ocasionó torrenciales lluvias que incomunicó varias  comunidades mayas del cono sur, y se perdió la cosecha de maíz. 
Después  de describir un rizo en sentido contrario a las manecillas del reloj,  sobre el Occidente del estado de Yucatán, el día 24 por la mañana, la  tormenta tropical Isidoro retornó al mar.
Nueva tormenta que afectaría a la Península de Yucatán
Entonces, anoche con las primeras informaciones de que existe el  potencial de tener en puerta un nuevo fenómeno meteorológico y en caso  de de convertirse en tormenta tropical recibiría el nombre de Matthew y  sería la décimo tercera de la actual temporada.
El maíz está a punto de ser cosechado
Con  estas noticias, aunque las lluvias que trae consigo es la esperanza de  muchos productores de temporal pero, cuando los vientos llegan sus  efectos desalientan el ánimo, sobre cuando en estas fechas muchos  campesinos maiceros de la Península de Yucatán, están a punto de lograr  una cosecha exitosa de maíz, después de no haberla obtenido en los  últimos 3 años. 
De  acuerdo a los productores, este año se ha tenido un excelente temporal  lluvioso y sus resultados, es que los campos de cultivo, hay esperanza  en la cosecha del maíz y de los otros productos de la milpa. 
El  polen del maíz también ha influido en los ánimos de los apicultores,  porque sus abejas se van preparando para recolectar el néctar de las  flores de los bejucos, en fin, son cosas que pasan, y cuando llega el Chak íik’al “y quien vamos a denunciar de sus efectos–señala uno de los productores del sur de Yucatán- a nadie, sólo nos queda encomendarnos a Dios”.
Recomendaciones y experiencias
“Pero también es de interés poner determinadas prácticas y estrategias para evitar desastres que lamentar”,  destacó al respecto, Manuel Rabasa Guevara del Programa Municipal de  Manejo de Riesgos de la Organización de las Naciones Unidas para el  Desarrollo en México, al participar recientemente en Peto, Yucatán,  durante el evento de la presentación de los resultados del Estudio  Regional de la Unidad de Manejo Forestal (UMAFOR) No. 3102, cuyo  proyecto fue financiado por la Comisión Nacional Forestal y coordinado  con la Asociación de Silvicultores del Sur de Yucatán “U kaanaantal  sihnal”, A.C –que significa al cuidado del medio ambiente-.
“Como  actores de un territorio, municipio o región, todos debemos prepararnos  para cualquier contingencia, y no sólo durante los momentos en que se  presentan los ciclones, inundaciones, sequía e incendios, sino lo que se  requiere es tener una respuesta inmediata y evitar que se ponga en  riesgo la vida de los seres humanos”, destacó Rabasa Guevara.
Lo cierto  ante la eminencia presencia del Chak íik’al, es de sumo interés que los  campesinos, quienes hayan logrado sus cosechas de maíz, es el momento  de la doblar las cañas para evitar que los vientos los tumbe y los  granos se pudran en el suelo. 
Mientras  que los productores que tengan en sus parcelas, veletas o celdas  solares, deben estar preparados para desmontar este tipo de equipos para  que no sean afectados por los vientos del Chak íik’al.
En el  caso de los apicultores, hay experiencias de varios productores en el  sur de Yucatán de prepararse, como ubicar sus abejas en lugares que no  representen peligro, como las inundaciones o que se caigan los arboles  en los colmenares, y cuando pase el temporal, hay que alimentarlos con  azúcar, debido a la falta de floración de los bejucos y los arboles.
En cuanto  a los ganaderos, pues ubicar a sus animales que no estén cerca del paso  del agua o lugares donde el agua suba de nivel y los afecte.
Seguramente  este tipo de información se escuchen en los diversos medios de  comunicación, pero no es por demás señalar, que una vez detectado este  tipo de fenómenos meteorológicos, es de interés que tanto ciudadanos y  autoridades de todos los niveles del gobierno, se organicen para evitar  sorpresas.
“La  llegada del Chak íik’al, no vayamos cambiando su significado, sino que  es la expresión de la naturaleza, y sus efectos, en ocasiones son  positivas y en otras negativas”, nos compartió en una ocasión uno de los  viejos pescadores de San Felipe, Yucatán.
“Porque  en el mar, esta mi vida, mi esperanza y cada vez que lo veo, me alegró,  y a las tormentas tropicales no les tengo miedo, y mucho más ahora que  están los medios de comunicación, que nos dicen en cada momento la  ubicación de los ciclones, pues de antes uno pronostica el clima, en el  caso de los que vivimos a la orilla del mar, observamos que días previos  al impacto del ciclón, de noche es posible notar como que se aumentan  más “lucecitas en el mar”, y las cangrejos y las hormigas se resguardan  en lugares más seguros”, nos compartió otros de los pescadores más viejos de San Felipe.