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1 nov 2010

Día de los muertos en México

Oaxaca, Oax., (Radio Netherland).- Los primeros días de noviembre, en la fiesta de Todos los santos, los mexicanos esperan a sus muertos con comida, música y baile, fiesta de todos santos.

Muchas familias construyen coloridos altares en sus hogares, donde colocan fotografías y objetos personales de los seres queridos, flores naranjadas llamadas Cempazúchil y otras púrpuras llamadas borlas. Velas incienso de copal perfuman el ambiente en el que se colocan los alimentos que eran del gusto de los difuntos.

“Éste es un banquete para quienes vienen a visitarnos,” señala Emy Colmenares, vecina del centro de Oaxaca, quien cada año abre la ventana de su casa para mostrar su altar de muertos, que incluye pan en forma de calaveras y muchas frutas.

“Porque son frutas especiales que se ponen en el altar. Por ejemplo el arco, en el arco lleva nísperos jícamas, guayabas, mandarinas, limas. Y toda esa fruta es la alegría para recibir a los nuestros”.

Por la llegada de los muertos, en las calles de Oaxaca se multiplican las procesiones tradicionales, o comparsas, que bailan al ritmo de bandas musicales que alegran los movimientos de niños y adultos vestidos visten con disfraces, algunos hechos a mano, otros comprados a bajos precios en las calles.

En la calle 20 de noviembre, justo frente a la iglesia, hay puestos ambulantes con máscaras de látex de vampiros, hombres lobos, y hasta del Che Guevara. Este tipo de competencia entre muertos y Halloween también se ha convertido en una competencia de precios y ofertas de productos que mezclan de manera muy particular las tradiciones indígenas y católicas con toda la parafernalia de Halloween basada en películas extranjeras de horror, tan populares entre adultos y jóvenes.

“Me voy a la escuela donde practicamos un baile, nos movemos como muertos,” dice Cristofer Taboada Unda, de 8 años y residente en el centro de Oaxaca. Aunque su familia coloca altares tradicionales, él prefiere disfrazarse de Sombrerero Loco porque dice que le divierte mas el Halloween. "A mí me gusta lo que asusta”.

Pero no toda la gente en Oaxaca se siente atraída por el Halloween, proveniente de los Estados Unidos.

Algunas otras familias promueven disfraces más tradicionales que, aunque requieren de más tiempo para su elaboración, les recuerdan a los niños sobre las costumbres oaxaqueñas. “No digo que sea malo Halloween, hasta es chistoso,” dice la señora Hidalia Santos, mientras comenta sobre el disfraz que construyó junto con su hijo. “Él quiso este año disfrazarse como altar de muerto porque es lo que ve en la casa,” recalca.

En las escuelas públicas, los maestros organizan vistosos y creativos festivales para celebrar el día de muertos recuperando las leyendas indígenas sobre los difuntos.

“Los niños hacen sus máscaras, representan al personaje,” señala la maestra Minerva Ruiz Correa, quien enseña en la escuela pública ‘Andrés Portillo’, donde cada año se realizan actividades especiales para celebrar el día de Muertos.

"Hacemos comparsa. Regresaremos aquí para compartir el pan de muerto y el chocolate”. Y es que la riqueza gastronómica de Oaxaca se expresa de especial manera para recibir a los muertos.

Así es como en esta ciudad mexicana se espera a los fieles difuntos, quienes visitan a sus familiares, y se les recibe con sus comidas favoritas en un ambiente floreado, aunque también cada vez más invadido por un Halloween aparentemente imparable.

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