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4 ene 2010

Los indígenas también interpretan el rock

San Cristóbal de las Casas, Chis., (Argenpress).- El Rock como ingrediente y fenómeno de la transformación social, ha ido adoptando diversas formas de acuerdo a las culturas con las que entra en contacto.
En Latinoamérica, primero tomó la lengua de Cervantes como propia, para después comenzar a absorber elementos tanto de las múltiples realidades urbanas como de la mística histórica de nuestro pueblo.

Este acercamiento a lo intangible, a dioses, espíritus y rituales ancestrales, permitió que el género musical trascendiera la lengua castellana y sus ritmos y significados tocaran las fibras sensibles de los pueblos indígenas.

Es así como hoy en día, una nueva variante del estilo surge de la mano de una voz antigua; el Rock ahora se escucha en tsotsil, en mam, en maya, en seri y en lenguas aún más antiguas y les da nueva vida a la particular cosmovisión que tienen estos pueblos, a sus ideas, percepciones, tradiciones y emociones.

Para dar promoción a esta forma contemporánea de música indígena, es que se crea el Bats’i Fest, que contó con la participación de bandas provenientes de Sonora, Quintana Roo, Chiapas y Guatemala, y que se llevó a cabo del 5 al 7 de noviembre del recién pasado año en diferentes ciudades del estado de Chiapas: San Cristóbal de las Casas, Tenejapa, Tuxtla Gutiérrez y Zinacantán.

Intenta además ser un punto de encuentro para una nueva generación de jóvenes interesados por una cultura de aceptación y respeto a la diversidad, dentro del marco de nuevas manifestaciones culturales.

San Cristóbal de Las Casas, 12 de noviembre de 2009. Con la participación de ocho agrupaciones de música rock de origen indígena, se realizó el Primer Festival de Rock Indígena denominado “Bats’i Fest”, que se llevó a cabo los días 5, 6 y 7 de noviembre de 2009, en varias sedes, como en las cabeceras municipales indígenas de Tenejapa y Zinacantán, y en las ciudades de Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de Las Casas.

A pesar de que la madre naturaleza se manifestó esos días con intenso frío y pertinaz lluvia, los organizadores y participantes lograron la realización de estos conciertos con gran energía, júbilo renovado, autoestima y dignidad en alto, para que así los espectadores disfrutáramos y fuéramos testigos de una parte de este movimiento cultural.

El director del Centro Estatal de Lenguas, Arte y Literatura Indígenas, Enrique Pérez López, refiere que la organización y realización de este Festival significó “mucho corazón y mucho trabajo, pero sobre todo una gran alegría. Es el esfuerzo de mucha gente, conectando el norte y el sur mexicanos, además de hacer una extensión hacia Centroamérica. Todo esto con el objetivo de brindar un espacio a la expresión de estos jóvenes indígenas que demuestran este fuerte impulso cultural”.

El apreciado Quique, percusionista del grupo Zinacanteco Sak Tsevul, nos comenta que estar tocando al lado de estos grupos y particularmente de Hamac Cazzim, “es un regalo y un sueño hecho realidad”, ya que hace diez años participaron en un Festival organizado por el antiguo Instituto Nacional Indigenista (INI) realizado en varias sedes de la ciudad de México en el año 2000. Desde entonces se propusieron volver a tocar juntos, “que estos grupos y sus personajes estén hoy tocando en Zinacantán es un logro y una señal de que se va ganando terreno”.

En fechas recientes los medios de comunicación, particularmente la radio comercial y la televisora oficial, han abierto sus espacios a estas “propuestas musicales que cantan desde la raíz” y agrega Quique: “ahora hay apoyo, más sigue siendo una lucha”.

“Después de 13 años, cuando ves la respuesta del pueblo, te emocionas. Cuando tocamos aquí por primera vez la canción ‘Marush’ había poca respuesta, porque además estábamos en medio de muchos conflictos, políticos, religiosos y de otros tipos, navegando siempre contra corriente, este es el primer paso y estamos preparando el siguiente, comenzando a recorrer un largo camino, y que no se pierda la esencia de nuestros pueblos, que cada paso que demos sepamos desde dónde venimos”, destacó.

La también integrante de Sak Tsevul, Rie nos refiere que ella “se siente como en casa” ya que estos paisajes se parecen un poco a su tierra, además de que “como hija de la madre tierra y reuniendo dos culturas, dos países, podemos hacer muchas cosas; porque en Japón estamos perdiendo nuestras costumbres por tanta tecnología; es bueno este festival, estoy aprendiendo cosas positivas, estoy muy contenta y siento mucho amor y agradecimiento”.

Por su parte, Xuno, de profesión sociólogo y quien además ha sido traductor, locutor y programador de radio y ahora fotógrafo y videasta, nos comenta: “como organizadores ha sido una experiencia maravillosa, después de varios esfuerzos y algunos meses de retraso por fin se está realizando”.

“Iniciamos en Tenejapa con las autoridades tradicionales, jóvenes y niños. Ahora están otros cuatro grupos en Tuxtla y los cuatro que están aquí en Zinacantán y mañana se juntan todos en San Cristóbal. Estamos contentos y esperamos que esta experiencia demuestre lo que saben hacer los pueblos originarios”, sostuvo.

Francisco Molina, alias “El Indio” vocalista del grupo Hamac Cazzim, Seris de Sonora, habla sobre su participación en el festival: “Bastante chingón, nunca imaginamos estar aquí. Ya habíamos tenido otras experiencias, pero esta es muy importante porque demuestra que podemos continuar con nuestras tradiciones con nuestra cultura”.

Al preguntarle sobre el mensaje que dirigen al público respondió: “a todos los jóvenes de México y el mundo que luchen fuerte y practiquen su idioma y nunca abandonen sus lugares de origen, que cuiden sus tradiciones. Tener mucho respeto para nosotros mismos y para los ancianos que para nosotros son santuarios de sabiduría”.

Jorge Ortíz, vocalista del grupo Sobrevivencia, Mam de Huehuetenango, Guatemala, refiere que ellos ya han participado en otros festivales sin embargo agradece que se haya abierto este espacio ya que el grupo tiene la filosofía de vivir en paz y armonía y este festival acerca a los pueblos originarios.

Por su Parte, Pantaleón Yupe agrega que este encuentro es “muy interesante y enriquecedor porque encontramos más grupos que comparten la idea de hacer música rock desde las raíces culturales. Hace años que nosotros iniciamos en nuestro país y ahora vemos que han surgido más grupos, eso nos motiva bastante, porque el esfuerzo de rescatar nuestras raíces es muy importante”.

Los integrantes del grupo Nambué, Chiapaneca de Chiapa de Corzo, concluyen su participación en la plaza central de Zinacantán exhortando a los jóvenes tsotsiles para que no pierdan su idioma y sus costumbres, ya que en la depresión central de las riveras del río Grijalva, antiguo territorio Chiapaneca, queda apenas una veintena de hablantes de esta lengua indígena, y de esta forma es mucho más difícil el rescate de la misma.

Santos Santiago, maya de Quintana Roo. Santos Pat Santiago el Maya Cósmico, menciona: “Para mí este Festival siento que me entrelaza con mis hermanos indígenas, me fortalece porque encuentro el mismo punto, el mismo objetivo, la música y el canto. Aquel árbol que cortaron hace cientos de años revive ahora, el retoño ha vuelto para hacer música y canto como nuestros antepasados”.

Al preguntarle sobre cómo realiza su música contesta: “Mezclas de Reggae con Cumbia, en los 50’s 60’s y 70’s escuchábamos calipso reggae y cumbias, ritmos caribeños, en la actualidad hay música y ritmos que no son nuestros, yo hago música agarrando el ritmo del maya pax (la música maya tradicional) pocos jóvenes la pueden rescatar; la mía es una música que a los jóvenes les gusta y la expreso en mi idioma porque entonces también la sienten los ancianos porque muchos no hablan español menos ingles. Cuando canto en maya me quieren, me respetan y no solamente en la zona maya; pongo a la gente a bailar y me divierto cantando, eso enriquece mi corazón me siento satisfecho”.

A manera de confesión nos dice: “Quise ser maestro de música pero no pude estudiar, no había dinero, así que nunca aprendí música, la hago como lo siento”. Para concluir agrega: “Que los jóvenes indígenas amen más su cultura y valoren la raíz de sus pueblos, ¡que viva el mundo maya! ese es mi lema”.

José Gabriel López cantante del grupo Sin rostro de la etnia Mam de Guatemala comenta: “La estamos pasando rico, aunque en Tuxtla hubo poca gente, aquí en San Cristóbal está mucho mejor, no nos gusta juzgar, pero consideramos que hizo falta más publicidad, aunque reconocemos que están haciendo un gran esfuerzo para organizar este encuentro. Tenemos la idea de llevar arte a los pueblos más arrinconados, llevamos canciones con mensaje”.

En cuanto a las corrientes musicales destaca que al igual que la lengua, primero escucharon su música ancestral y luego otras corrientes de varias partes del mundo como Estados Unidos y México y sólo por mencionar algunos intérpretes y compositores enlista a Red Chilli Pepers, los Beatles, Guns and Rosses, Pink Floyd, J.M. Serrat y Bob Marley. Señala que les ha costado trabajo integrar más la marimba y que están luchando para que suene mejor y gane presencia en sus canciones y conciertos.

Ángel, baterista del grupo agrega: “a pesar de ser indígenas tenemos influencias musicales de todos lados y entonces adaptamos los ritmos que nos gustan con letras en nuestra lengua. Esta iniciativa es muy positiva porque la cultura indígena está muy relegada y se piensa que es de baja calidad; y aquí podemos ver que no es cierto, los grupos suenan con mucha calidad, agradecemos la invitación y estamos alegres de haber participado”.

Julián Hernández, guitarrista del grupo Lumaltok, Tsotsil de Zinacantán, dice que la realización de este festival “ya se había tardado”, y agrega que este espacio es, “para nosotros los indígenas y para todos los indígenas o no indígenas; transmitimos lo que queremos con nuestra música”.

Refiere que el grupo nace hace tres años “por la necesidad de expresar lo que sentimos, porque nuestra lengua se está perdiendo, lo que hacemos es rescatarla a través de la música a nuestro modo con el rock”.

Héctor Alejandro Pérez, danzante del grupo Yibel Jmetik Banamil (raíz de la madre tierra) Tsotsil de Chamula, menciona al referirse al festival que “es bueno reunir dos países para demostrar la cultura indígena, y para salir adelante, no perder las costumbres de los pueblos”. Y al preguntarle sobre su participación mencionó: “considero la música como un ritual hermoso porque en este canto mezclamos nuestra música tradicional con el rock, podemos demostrar nuestra cultura tal y como somos sin perjudicar a nadie”.

“Mediante la conjunción de la guitarra tradicional de 12 cuerdas y la guitarra eléctrica, lo que cantamos en nuestras letras, es el cuidado a la tierra, cuidar la vida y pedir que no haya conflictos entre los humanos, pedimos que haya paz”, explicó.

Con un público diverso entre indígenas y no indígenas, jóvenes y no tan jóvenes, entre fotógrafos profesionales y amateurs, espectadores locales nacionales e internacionales, intelectuales y gente del pueblo y en medio de un frío intenso, ahora sin lluvia, concluyó este Primer Festival de Rock Indígena en el parque central de esta añosa ciudad de San Cristóbal de las Casas, Jovel en Tsotsil.

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