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4 ago 2009

Pobreza y marginación: El rostro indígena

Por Mario Luis Fuentes

México, DF., (Excélsior).-
Los datos proporcionados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indican que la pobreza se agudizó, sobre todo para quienes menos tienen. De los 19.5 millones de pobres alimentarios contabilizados al cuarto trimestre de 2008, 12.2 millones vivían en zonas rurales (es decir, poblaciones de menos de 15 mil habitantes).

Y aun con los avances destacados por el Coneval, el dato de que 18.9% de la población más pobre del país habita en viviendas con piso de tierra, revela que aún queda mucho por hacer en materia de reducción de desigualdades.

Así, en términos generales, el porcentaje de viviendas que en el país mantienen piso de tierra es de 6.1%, de tal forma que si hay aproximadamente 25 millones de viviendas habitadas en el territorio nacional, todavía hay 1.5 millones en esa condición, dato que de ningún modo es menor.

Lo anterior se suma a la crisis de empleo que se vive desde la década pasada pues, de acuerdo con los datos del Consejo, el número de trabajadores que cuentan con derechohabiencia en instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) no ha crecido desde 1992.

A lo anterior debe agregarse que aun cuando el porcentaje de personas mayores de 65 años o más que no reciben pensión se ha reducido progresivamente, todavía hay 70.2% en ese grupo de edad en esa condición.

En función de estos datos, se presenta a continuación un breve diagnóstico sobre las condiciones en que viven las personas que forman parte de algún pueblo o cultura indígena, así como las zonas de mayor marginación del país, pues es ahí en donde la crisis afectará en mayor medida y en donde más intervenciones deberán generarse para paliar las consecuencias de la debacle económica.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) destaca en el Perfil sociodemográfico de la población que habla lengua indígena que en 2005 había seis millones 11 mil 202 personas de cinco años y más que hablaban alguna lengua indígena, lo que representó 7.3% de la población en México en ese grupo de edad. De estas personas, tres millones 52 mil 138 eran mujeres (50.8%) y dos millones 959 mil 64 eran hombres (49.2%).

Por otro lado, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) utiliza como criterio para determinar el número de indígenas el relativo al número de personas que pertenecen a hogares indígenas, es decir, en aquellos donde el jefe del hogar o el cónyuge hablan alguna lengua indígena.

Con base en esta consideración, la CDI estima que en 2005 este grupo de población sumaba un total de nueve millones 854 mil 301 personas. De ellos, tres millones 599 mil 266 tenían entre 0 y 14 años (36.5%); un millón 979 mil 976 (20.1 %) tenían entre 15 y 24 años; tres millones 678 mil 382 (37.3%) tenían entre 25 y 64 años, y 584 mil 788 (5.9%) tenían 65 años o más.

De acuerdo con la CDI, 60.7% del total de personas de cinco años y más hablantes de alguna lengua indígena es de cinco millones 988 mil 557 personas; de ellos, 85.7% son bilingües y 12% sólo hablaban lengua indígena. Destaca además que dos millones 751 mil 981 personas de cinco y más años pertenecientes a hogares indígenas eran hablantes sólo del español.

Las personas indígenas viven, predominantemente, en los estados del sur-sureste del país, que es en donde históricamente se ha concentrado en mayor medida la pobreza. Así, según datos del Inegi, destaca en primer lugar Oaxaca, con un millón 91 mil 502 hablantes de alguna lengua indígena (18.1% del total); Chiapas, con 957 mil 255 (15.8%); Veracruz, con 605 mil 135 (10.1%); Puebla, con 548 mil 723 (9.1%), y Yucatán, con 538 mil 355.

Hay municipios con una presencia importante de población hablante de alguna lengua indígena. Según cifras difundidas por el Inegi, en 2005 había 31 municipios con más de 25 mil hablantes de alguna lengua indígena, principalmente en Chiapas, Veracruz, Yucatán, Guerrero, Puebla, Quintana Roo y San Luis Potosí.

Aun cuando la CDI ha identificado 22 regiones indígenas en el país, es importante destacar que tienen presencia en casi todos los municipios. Según la Base de datos por municipio 2005, de la CDI, de los dos mil 454 municipios que tienen México, sólo en 21 no había presencia indígena en absoluto. Además, 662 municipios eran catalogados como “predominantemente indígenas”, esto es, aquellos en donde la población indígena representa más de 40% del total de la población.

En estos municipios se concentró 62.4% de la población indígena (seis millones 153 mil 259 personas). Adicionalmente, 221 municipios son clasificados con “presencia indígena”, es decir, con población menor a 40%, pero con presencia significativa de hogares indígenas. En ellos vivía 29.5% de este grupo poblacional (dos millones 915 mil 812 personas). Por último, mil 550 municipios tenían población indígena dispersa, en donde vivía 7.9% (785 mil 230 personas).

Mucha de esa dispersión se debe a la migración interna que ocurre en el país pues, de acuerdo con la CDI, 413 mil 313 personas de cinco y más años hablantes de alguna lengua indígena vivía en “hogares no indígenas” o en hogares unipersonales.

Al respecto, el Inegi indica que en 2005 la población indígena migrante era mayoritariamente joven: los indígenas de 15 a 29 años representaban 56% respecto de la población migrante indígena; los adultos de 30 a 39 años, 17.3%, y los niños de 5 a 10 años, 10.3%.

Este indicador es importante porque el Módulo de Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 2007, detectó que en el país había, ese año, poco más de un millón de niños jornaleros agrícolas, entre los que seguramente se encuentra una buena parte de los niños indígenas migrantes.

Los indígenas son aún la población que en mayor medida vive la desigualdad y la pobreza. Los datos del Índice de Desarrollo Humano Municipal 2000-2005 muestran que los municipios indígenas son los que presentan menor grado de desarrollo humano; menores índices de salud, educación e ingreso.

Las entidades y municipios con mayor presencia de población indígena son quienes mantienen los peores índices. En casi todos los indicadores de nivel de vida y de desarrollo humano, los indígenas están por debajo del resto de la población.

Así, de acuerdo con el Índice de Marginación por Municipio, del Consejo Nacional de Población (Conapo), de los 31 municipios con mayor presencia indígena, 23 presentaban en 2005 alto o muy alto grado de marginación. Los datos del CDI coinciden con esta información, pues nueve de cada 10 “municipios indígenas” presentaron un alto o muy alto grado de marginación, es decir, 590 de 662 municipios con más de 40% de población indígena.

Asimismo, de los 31 municipios con más población indígena, en 27 de ellos se identificaron cifras de pobreza superiores a la media nacional: en 16 de ellos la pobreza de patrimonio superó 80% de población, y en nueve municipios más, que representan los casos extremos, la pobreza de patrimonio alcanzó a más de 90% de sus habitantes.

En el documento Informe sobre desarrollo humano de los pueblos indígenas de México, 2006, el IDH de los pueblos indígenas se ubicó en 0.7057, muy inferior al IDH de la población no indígena (0.8304).

Los 100 municipios con mayor pobreza y marginación del país son precisamente municipios de alta presencia indígena o eminentemente rurales, lo que hace suponer que con el incremento del costo de la canasta básica alimentaria no sólo no superarán la pobreza, sino que muchos más municipios se sumarán a las condiciones que se presentan en estas localidades.

Según los datos del Programa Nacional de Salud 2007-2012, los niños y niñas indígenas tienen tres veces más probabilidades de morir antes de los cinco años que los menores no indígenas. Asimismo, en los 50 municipios con menor IDH la esperanza de vida de las indígenas llega apenas a los 58 años.

Así, la desigualdad es mayúscula si se comparan los ingresos per cápita en 2005 entre San Pedro Garza García, Nuevo León que fue el municipio con mayores ingresos del país, y Aldama, en Chiapas, que es el de menores ingresos per cápita: la diferencia es de 18.2 veces.

Uno de los problemas más graves dentro de las comunidades indígenas es el bajo nivel educativo, especialmente, de sus jóvenes.

El Inegi señala que en 2005 el porcentaje de niños de seis a 11 años hablantes de lengua indígena que asistían a la escuela era de 92.1%, en contraste con quienes no son hablantes de lengua indígena, entre los que el porcentaje fue de 96.9%.

No obstante, la brecha educativa entre los jóvenes hablantes de lengua indígena y los no hablantes aumenta en secundaria y bachillerato: sólo 82.7% de los niños hablantes de lengua indígena de 12 a 14 años asistió a la escuela en 2005, mientras que el porcentaje de los no hablantes que asistían fue de 90.7%

Finalmente, entre los adolescentes de 15 a 19 años, sólo 36.3% de los jóvenes hablantes de lengua indígena asistía al nivel medio-superior, frente a un 54.1% de los no hablantes que asistía a este nivel.

En 2005, según el Inegi, el porcentaje nacional de personas de 15 años y más que sabían leer y escribir era de 93.3%. En contraste, entre la población indígena ese porcentaje llegó sólo a 68.3%, siendo mucho más alto en los hombres (76.7%) que en las mujeres (60.2%).

La Secretaría de Educación Pública estimó que en el ciclo escolar 2007-2008 solamente 838 mil 683 niños hablantes de lengua indígena cursaron la educación básica, con sólo 35 mil 697 maestros bilingües.

Las personas indígenas son quienes viven, en promedio, en mayores condiciones de marginación. En términos de carencia de infraestructura social básica, las localidades con mayor presencia de población indígena son las que presentan mayores rezagos.

De acuerdo con el Perfil sociodemográfico, del Inegi, en 2005 sólo 69.5% de la población indígena contaba con agua entubada en sus viviendas, en comparación con 89.5% de la viviendas no indígenas que tenían acceso a este servicio.

El mismo documento destaca que, en el año de referencia, 45% de las viviendas indígenas no tenían drenaje y de aquellas que sí lo poseían, sólo la mitad (50.1%) contaba con drenaje conectado a la red pública o con fosa séptica.

Otro indicador de rezago social es el piso de tierra. En 2005 sólo 7.7% de los hogares no indígenas presentaban esta característica, mientras que en las viviendas con integrantes indígenas, el porcentaje fue cinco veces mayor, con 38.4%.

La población indígena total cuenta con menos bienes en comparación con la no indígena. En el año de referencia, sólo 62.7% de sus viviendas tenía televisión; 38.2%, refrigerador; 22.6%, lavadora y sólo 4.8% contaba con computadora.
Los pobres de los pobres viven en zonas rurales, y de éstos la mayoría son hablantes de alguna lengua indígena: los 100 municipios con mayor rezago social y pobreza son indígenas o rurales. De los 19.5 millones de mexicanos que sufren hambre, contabilizados a finales de 2008 por el Coneval, 12.2 millones vivían en esas regiones, al tiempo que nueve de cada diez municipios indígenas tenía en 2005 condiciones de alta o muy alta marginación.

CEIDAS

Los datos proporcionados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indican que la pobreza se agudizó, sobre todo para quienes menos tienen. De los 19.5 millones de pobres alimentarios contabilizados al cuarto trimestre de 2008, 12.2 millones vivían en zonas rurales (es decir, poblaciones de menos de 15 mil habitantes).

Y aun con los avances destacados por el Coneval, el dato de que 18.9% de la población más pobre del país habita en viviendas con piso de tierra, revela que aún queda mucho por hacer en materia de reducción de desigualdades.

Así, en términos generales, el porcentaje de viviendas que en el país mantienen piso de tierra es de 6.1%, de tal forma que si hay aproximadamente 25 millones de viviendas habitadas en el territorio nacional, todavía hay 1.5 millones en esa condición, dato que de ningún modo es menor.

Lo anterior se suma a la crisis de empleo que se vive desde la década pasada pues, de acuerdo con los datos del Consejo, el número de trabajadores que cuentan con derechohabiencia en instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) no ha crecido desde 1992.

A lo anterior debe agregarse que aun cuando el porcentaje de personas mayores de 65 años o más que no reciben pensión se ha reducido progresivamente, todavía hay 70.2% en ese grupo de edad en esa condición.

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