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18 oct 2010

Antes de producir, hay que saber agradecer a los dioses mayas

Por Bernardo Caamal Itza, corresponsal
 
Peto, Yuc.-Agradecemos a Yuum K’ax y a yuum cha’ac – dioses del monte y de la lluvia- por permitir que tengamos nuestras primeras cosechas de maíz, y sobre todo que nos siga acompañando en las diversas tareas que tenemos y con la idea de salir con éxito en esta unidad de riego”, señaló Daniel Castillo Kú, uno de los organizadores del chíin jóolal –agradecimiento a los dioses maya- , y que pertenecen a esta agrupación “San Fernando” ubicada en Tahdziú, Yucatán.

Los socios de esta unidad de riego, dijeron que esta ceremonia ancestral maya lo vienen realizando como grupo, cada 2 años desde que se constituyeron hace poco más de 11 años.

 Cuando empezamos a trabajar como grupo, primero empezamos con el maíz pero la única diferencia es que no lo hacíamos sembrando el grano como semilla, sino trasplantándola. Aunque en esta forma tiene algunas ventajas, pero era mucho trabajo. Lo único que nos consuela, es que lo vendíamos a la gente de nuestro pueblo”, recuerda don Amadeo Canul Escamilla, representante de esta unidad
Don Amadeo, al igual de los más de 650 ejidatarios de Tahdziu, gran parte de ellos aún se dedican a las actividades relacionadas a la milpa, y en el caso de las unidades de riego, han propiciado nuevas oportunidades para cultivar la tierra. Entonces, de esta actividad más de 8 familias han visto que de la masa que proviene del maíz nuevo elaboran el isjúa–tortilla que tiene semejanza a la galleta-, y con este subproducto, el costo de la bolsa de apenas 7 a 8 tortillas, adquiere un precio especial y que las mismas familias lo comercializan en las ciudades del interior del estado al igual de la ciudad capital.

Por eso cuando tuvimos las primeras cosechas en aquellos años, teníamos un mercado seguro en esta comunidad. Naturalmente no teníamos mucha experiencia de estar trabajando como grupo organizado. Eso significa que requiere estar capacitado o tener experiencia para saber cómo trabajar en equipo, eso implica conocer cómo trabaja la bomba sumergible, el transformador, el cuidado del maíz de riego, y de igual forma incursionar en otras actividades”, comparte Canul Escamilla.

Cada uno de los que integran esta unidad, aún mantienen sus esperanzas en el cultivo de la tierra, a pesar de las dificultades que han tenido para mantenerse con este sistema de riego, porque han sido tambien “blanco de los amigos de los ajeno”, les han robado algunos de sus equipos de riego, y reportan que a últimas fechas su equipo de rebombeo tiene algunas fallas, y han recurrido a algunas instituciones del gobierno en busca de apoyo para repararlo, pero hasta la fecha no han fructificado en sus gestiones.

Ahora con esta ceremonia, familiares y amigos concurrieron en esta unidad de riego para conocer sus avances en el trabajo y compartir sus experiencias. Lo cierto es que, actualmente están coordinando acciones con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) en el tema de reconversión productiva, y como parte de este proyecto, cuentan con vastas superficies dedicado al cultivo del coco e intercalándolos con el maíz, cítricos, papayo y algunos tipos de frijoles.

“To’one kíma’ak óol  yéetel le baxo’ob k’menka. Le chíin jóolal kbetik beela’ k’anan yóolal kjóok’o yéetel kba’ax tuklik be’etik –hacer este tipo de ceremonias, es de interés y estamos contentos, porque el hecho de agradecer y pedir permiso a nuestros dioses, todo es con la idea de que salgamos con éxito en lo que emprendamos- dijo en lengua maya don Demetrio Valle Canté.

Mientras nos compartían éstas experiencias por los organizadores del evento, las esposas y sus hijos hacían los ricos panes, mismos que fueron elaborados en capas de frijol o de pepita, y por parte, el sacerdote maya, continuo con sus plegarias, llamando a los dioses a que escuchen y concurran a este altar ceremonial para constatar estas ofrendas que los hijos del mayab.

Finalmente dijeron que esta ceremonia, ha sido producto del esfuerzo y el interés de cada uno de los participantes, sobre todo porque propicia la convivencia y el intercambio de experiencias que han generado en torno a sus actividades, relacionadas a los efectos que tiene el cambio climático a la producción, la apicultura y como desarrollar diversas estrategias para afrontarlo.

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