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14 ene 2010

Conviven juntos desde hace un año mazahuas, huicholes e indígenas de origen náhuatl

Ciudad de México, DF., (Once TV).- Hace un año, mazahuas, huicholes e indígenas de origen náhuatl se convirtieron en vecinos.

Doña Graciela recibió su departamento. La verdad feo, estamos viviendo bien feo, sufriendo fríos, tenemos un cuartito chiquito, estamos amontonados ahí.

Hoy, por fin tiene su casa. Pero en la estancia, tuvo que hacer lugar para sus hijos.

“Somos como 12 personas, son tres hijos míos, ni modo, tuvimos que acomodarlos aquí en los rincones pero ahorita aquí no pasamos fríos, no pasamos nada, estamos más tranquilos”, comentó Pedro Vargas Cruz, indígena de origen mazahua.

El espacio sigue siendo insuficiente.

“Estamos bien organizados con mis nueras. Me atienden, me quieren, como yo estoy enferma hacen la comida, a veces hacen tortillas y me invitan a comer”, dijo Graciela Francisco Vargas, indígena de origen mazahua.

En la zona metropolitana de la Ciudad de México viven 700 mil indígenas. Para Eufrosina y Sergio, los sacrificios para tener una vivienda digna no terminan. Hasta que llegaron ahí se dieron cuenta de lo poco que tenían.

“Es un lugar mejor, más bonito, pero no teníamos dinero para los muebles, para comprar todo lo que se necesita. Para lo poquito que nos alcanza es lo que tenemos aquí.”, expresó Eufrosina Vargas.

Apenas, dicen, les alcanza para pagar la mensualidad asignada por el instituto de vivienda del distrito federal.

“Son como 700, 600, pero no es lo único, además es el gas, el predial del estacionamiento que tenemos que pagar”, manifestó Sergio Licona, indígena de Origen Náhuatl

Sin autos, el estacionamiento sirve para preparar lo que venden en la vía pública

“Nosotros nos dedicamos al comercio, a vender todo lo que podamos y todos somos de diferentes familias pero aquí andamos todos en un sólo grupo”, indicó José María Francisco, indígena de origen náhuatl

Unirse les ha funcionado ante la inseguridad.

“Hay mucha gente que se dedica a robar y nos llegaron a perjudicar a nosotros, entraban a nuestros departamentos a quitarnos lo poco que ganamos”, indicó Pablo Mondragón, indígena de origen mazahua.

El departamento de Pablo está casi vacío, de más muebles, en este momento, ni hablar.

“Ahorita estamos durmiendo abajo con los niños y la verdad pues ya estamos acostumbrados también”, concluyó Leticia Marín, indígena de origen mazahua

Acostumbrados a la vida en la ciudad, buscan siempre regresar a su lugar de origen.

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