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20 nov 2008

Hospitales llenos, reflejo de malos servicios de salud, dice especialista de la UNAM

Puebla, Pue., (La Jornada de Oriente).- Si los hospitales de alta especialidad y generales siempre están abarrotados de enfermos indígenas, es porque los sistemas de salud están fallando en los lugares de donde provienen, afirmó Carlos Zolla Luque, especialista en salud pública de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con La Jornada de Oriente, después de impartir la conferencia “Sistemas de Salud, Medicina Tradicional y Salud de los Pueblos Indígenas” en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), el coordinador de investigación del programa México Nación Multicultural de la máxima casa de estudios del país, señaló:

Si el gobierno reforzará la fuerza de trabajo médica, instaurará un programa de prevención y curación, y complementará las diversas formas de la medicina como la tradicional, la académica o alópata, la doméstica y la alternativa en las comunidades rurales donde habitan un número importante de indígenas, los nosocomios dejarían de estar llenos.

No obstante, subrayó, para que se logre dar una atención integral en dichos pueblos, primero se tendrá que eliminar el esquema gringo de salud que está impulsando el gobierno, que consiste en darle más importancia a la compra de tecnología e infraestructura hospitalaria, que a la prevención, atención y curación.

Zolla Luque citó que en un reciente estudio que publicó el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) sobre el área de la geografía médica, se señala que “más que infraestructura hospitalaria, México necesita reforzar la fuerza de trabajo médica contratando a doctores, enfermeras, nutriólogos, psicólogos y trabajadores sociales para poder dar atención a los grupos vulnerables, en donde se registran los problemas más complejos”.

Indicó que aunque desde hace cuatro sexenios en los planes de salud se ha declarado como prioritaria la atención a los pueblos indígenas, todavía, en las comunidades étnicas se siguen muriendo de enfermedades de la pobreza como la tuberculosis, diarreas, neumonías, así como de partos.

Lo peor de todo, agregó, es que cuando llegan los servicios médicos a las comunidades indígenas, los encargados de los centros de salud son los recién egresados de las facultades de medicina que tienen muy poca experiencia para atender a las personas que tienen “doble carga de enfermedad”.

“Con qué capacitación, herramientas y recursos los envían. Tu mandas al muchacho (a) que recién está egresando a trabajar con la población más cadenciada, dura. Pedirle que el pasante resuelva el problema es pedirle peras al olmo, cargarlo de una responsabilidad que hace que el trabajo sea o heroico o frustrante, cuando no pudo resolver el caso casi se pone a llorar. No está mal mandar a un egresado, pero tiene que ir acompañado de un conjunto de medidas para que su instancia no sea un calvario”, explicó.

Otro de los grandes problemas que enfrentan los pueblos indígenas y que se tienen que resolver, agregó, es la escasez de atención en salud mental.

El especialista en medicina tradicional informó que un elevado número de indígenas presentan estrés, debido al desempleo, al futuro de las cosechas, a los conflictos por tierras, a la violencia familiar y a la migración.

“Un gran déficit en el área indígena tiene que ver con el área de la salud mental. Tengo información de Oaxaca, Puebla y Veracruz y me impresiona que mixtecos, mixes, zapotecos, y gente de otras étnicas vivan en estrés constante. Hay sustos típicos del campo, se te cruzó la víbora, el toro que se salió del corral, pero ahora aparecido otras cuestiones como la violencia, los del Ejercito, los de la Policía, los narcos. El campo no es idílico, tiene tensiones”, aseveró.

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