Por Livia Díaz
Tantoyuca, Ver.- Las elecciones política, no sólo han servido para hacer muchos cuestionamientos, sino que tienen a la población del norte de Veracruz, en constante análisis de la realidad.
Este pensamiento, acariciado por una taza de chocolate caliente en la intimidad del hogar, mantiene a más de uno, en unos días muy fríos, pensando en las cosas que suceden en su localidad.
Es el caso que, mientras en Europa desfallecen de frío, en la huasteca hacen changuitos para que la tierra se remoje tanto que permita sembrar, pues ante el panorama, lo que se avecina es una gran necesidad de alimentos, para lo cual se prepara el campesino.
Pero es el caso que, en este contexto, mientras muchos suman y restan, haciendo cálculos sobre sus futuras cosechas y las mejores opciones de producción para satisfacer las demandas en el mercado, de una gran cantidad de alimentos, otros ya están viendo cómo encarecer el consumo local para sacarle más provecho a la situación que viven al otro lado del Atlántico, como si aquí, les afectara a todos los que no viven el resultado de las temperaturas congelantes.
Esto, que suele suceder en la huasteca, agobia y fastidia a más de uno y no deja crecer a la ciudad de Tantoyuca ni a las de los alrededores.
Sin saber si esto es endémico, o sólo el resultado de malas maniobras económicas, en pos de las cuáles no hay actos de gobierno para proteger al productor, al consumidor ni a la economía local, si se pueden analizar algunas de ellas, para que, quien ahora lee, comprenda esta situación.
TANTOYUCA, CIUDAD MÁS CARA QUE POZA RICA
Parece difícil creer que una ciudad petrolera, con una población flotante de un millón de personas, sea más cara que una pequeña villa que pasó a ser ciudad y desde este pase no ha crecido ni se ha urbanizado en consecuencia, a un ritmo de crecimiento anual que le permita decir, que hace un siglo, cambió su status quo.
Tan sólo el precio de la renta de un local en el centro está entre 3 mil y 8 mil pesos, en condiciones de construcción de materiales, pero sin contar con los servicios de primer mundo que pagaría por el mismo espacio, de tres metros por cuatro metros, con baño y sin baño en la ciudad petrolera.
Esto provoca que la gente que llega y se instale en un negocio vaya a la quiebra pronto.
El ritmo de apertura y cierre de negocios, ya hizo decir a los pequeños comerciantes y a la CANACO que, duran nadamás tres meses.
Seguramente este precio por un local comercial en una calle céntrica de Poza Rica, está dentro de la realidad, pero en Tantoyuca, en donde hay alta marginación, más de 18 mil personas con sus familias dependen de oportunidades y su gasto corriente no supera un salario mínimo al día, los lleva al fracaso.
Incluso los que venden masa y tortilla han tenido que bajar el kilo de tortilla a 9 pesos, cayendo de los 12 autorizados para tener alguna clientela; y la masa, pasó a los 5 pesos en la zona céntrica de la ciudad, en las comunidades y colonias, esta empresa no tiene muchas sucursales, el tránsito al alimento manufacturado se interrumpió, de golpe, y por la crisis, volvió el consumo del nixtamal, ahora, los ganones son quienes dan el servicio de molino de maíz, las vendedoras de tacos de a peso y las de los desayunos.
EL NEGOCIO DEL DESAYUNO ESCOLAR
Desde las cuatro de la mañana se escucha a las mujeres torteando y echando la masa al comal para preparar lonches y desayunos, en las escuelas hay verdaderos ejércitos de señoras pendientes de los desayunos de sus clientas y clientes, este servicio se ha convertido en una actividad de trabajo para muchas familias y para comercios establecidos en el centro de la ciudad que prestan servicios de alimentos preparados, que en horas muertas preparan las cajas térmicas llenas de comidas, ya sean desayunos o tacos de a peso que las empleadas o los integrantes de las familias llevan a entregar y reparten entre sus clientes. Así los de chile verde y rojo, los de pipián y ajonjolí y los tradicionales de fríjol, se van a entregar o a vender afuera de escuelas, oficinas y a las casas; mientras en las escuelas, aunque por la moda del desayuno alimenticio las han querido ahuyentar del servicio, llegan con sus productos a servir, desde el taco hasta el huevo cocido.
Así también la bebida, el atole, café con leche y jugo, es lo más común. Esto tiene un valor y un precio que varía, pero el almuerzo oscila entre los 8 y 10 pesos.
En tanto, en la fonda o restaurante de donde saliera la venta descrita, se preparan para dar una comida completa entre los 25 y 45 pesos. Pero como dicen aquí “no a llenar.”
QUIEREN SUBIR EL POLLO A 45 PESOS
En tanto que, en Poza Rica las opciones para una comida mejor tiene un precio más bajo, en la huasteca el costo es más alto. Y es al anotar eso que se ve, en dónde se anotan las diferencias. Mientras en la ciudad de la Perla de las Huastecas ya se analiza dar el pollo a 45 pesos, aunque producir un pollo le ha costado a una ama de casa mucho más dinero que éste, los súper mercados ofrecen el alimento procesado hasta en 69 pesos, y hay quien lo paga.
El proveedor compra los pollos a quienes lo producen y que resulta tener granjas en algunos puntos de la región, pero al meterlo más caro, las familias optan por comerse uno del patio, o van y se lo compran, en el tianguis, a los campesinos, que desfalleciendo por la falta de dinero y alimentos, malbaratan a sus animales o terminan aceptando un trueque. En tanto, a la clase media, el alimento preparado, como un pollo asado, sólo por el hecho de haber pasado por las brasas, se lo dan entre 60 y 145 pesos.
Como nada de esto hay quien lo regule y aparentemente a nadie parece importarle, compra el que tiene para pagar y el rumor establece el precio. El acaparador escasea el producto antes de someterlo a un alza, y el campesino, ajeno a este sistema, obedece fielmente, se resigna y paga.
DA MÁS CARO EL QUE PRODUCE MENOS
Otro fenómeno muy notado es que a aquél que puso su negocio, nadie le quiere hacer el gasto. Es que se guardan y luego se consume y se gasta en otros lugares. El que quiera abrir un negocio en la región va a tener que pensárselo muchas veces, recientemente cerró un expendio de tacos de carnes asadas, uno de comida china, uno de ropa, una farmacia y uno de pollos asados, todo en menos de seis meses.
El precio de la renta y otros gastos, los llevaron a la quiebra.
No obstante hay, según reporta la SEV, en la huasteca de Veracruz, suman 7 mil 971 maestros en dos mil escuelas. Sin contar hospitales y otras instituciones y empresas, hay una gran capacidad en los asalariados para el consumo, pero quienes están en una zona a dos horas de Tuxpan, una de Huejutla y dos y media de Tampico, lugares en donde hay otros servicios y productos en grandes centros comerciales, que concentran la oferta de lo que es más barato por hacerse en masa, que lo más caro por su producción hogareña o local.
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