Por René López, corresponsal
Putla, Oax.- La llorona es un personaje que a dos años ha desaparecido durante la celebración del día de muertos en la población Nahua, Concepción Guerrero, Putla, ubicados en la región Mixteca y no así los trovadores que cantan corridos recorriendo las casas, donde los jóvenes y muchachas se unían a la cantada.
Hay alteres pero ya son pocos, ya que los pastores o nahuas hablantes del idioma Náhuatl, han ido emigrando a los Estados Unidos, principalmente los jóvenes y los adultos van falleciendo, sumándose a esta problemática las más de 7 sectas religiosas que han invadido a la población, resultado que muchos habitantes ya no ponen altares para sus muertos. Dio a conocer entrevista la señora, María Elena Hernández Núñez.
Las frutas y comida que ponen en los alteres al terminar la celebración, son tirados o dados a los animales de preferencia a los cerdos, ya que el sacerdote que llega a este pueblo recomendó que lo que se ofrece en el altar de día de muertos ya no se debe comer, por ello la gente han disminuido los tributos o de plano no ponen sus ofrendas.
Don Rosendo González Enríquez, de 75 años de edad, uno de los 8 hablantes del idioma Náhuatl en este pueblo, da a conocer que hoy a dos años, ya la tradicional llorona no se escenifica, como en años anteriores, ya los habitantes escenificaban una mujer que se paseaba por las calles llorando, era un varón que se disfrazaba de mujer y otras dos personas que en una camilla cargaban a un muñeco grande que representaba a un muerto, así recorrían y la gente salía a reírse de ellos por los parodias que hacían, en su caminar recogían las regalías de las personas, frutas o comida.
Los nahuas se establecieron en el año de 1932 en esta población con el permiso de las autoridades, eran pastores que cuidaban grandes gruesas de chivos, cabras y borregos, llegados de la cultura nahua que solo dominaban su idioma.
Ellos en los cerros cuando eran pastores hacían grandes celebraciones dedicadas al 2 de noviembre, se conjuntaban sus ofrendas en un solo altar, en una enramada ponían lo cosechado, había mole, frijoles, tamales, y la fe por recibir a sus familiares.
Lamentó que en su población, Concepción Guerrero, la escenificación de la llorona se haya perdido ante el desinterés de los jóvenes, pero también orgullosos que los trovadores o cantores como la gente les llama sigan recorriendo las cosas con sus alegres corridos y los alteres ya son pocos porque muchos han preferido las sectas religiosas que han llegado, por lo que ahora muchos tienen dudas de su tradición, pero ante ello debemos luchar por este herencia prehispánica.
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