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23 ago 2008

Contrario a lo que se piensa, los ‘mexicanísimos’ matachines tienen sus raíces en el medioevo europeo

México, DF., (Revista México Desconocido).- Surgida gracias al mestizaje, la danza de los matachines se ha extendido desde hace cientos de años por todo el territorio nacional y cada región ha adoptado su propia versión de este baile que se realiza en agradecimiento a los favores recibidos o como pago de una manda hecha a los santos. Algunos ejemplos permiten constatar que esta danza es un elemento cultural que sobrepasó las fronteras étnicas, pues se lleva a cabo en varias comunidades mestizas del norte de México.

Pero desde la edad media los matachines ya existían en distintas regiones europeas, El origen de las danzas matachines y de otros bailes asociados a éstas –conocidos como “Danzas de Conquista” o de “Moros y Cristianos” –, es bastante evidente. En las cortes del “Viejo Mundo” se presentaban las actuaciones de los “mattachins” en Francia, los “matacinio”en Italia y los “moriskentänzer” en Alemania.

Aunque la palabra árabe “mudawajjihen”, que significa “los que se ponen cara” –tal vez en referencia al uso de máscaras– podría sugerir un origen arábigo de la danza. Las descripciones de aquella época presentan a los matachines como bufones que actuaban en los entremeses cortesanos. Se trataba generalmente de hombres que bailaban en círculo dando saltos y simulando combates con espadas fingidas; llevaban cascos y cascabeles y seguían el ritmo marcado por una flauta.

Los dramas coreográficos y rituales que conforman las “Danzas de Conquista”, fueron introducidos en México por los misioneros católicos, quienes los usaron como un recurso para reforzar sus tareas evangelizadoras, al darse cuenta del gran apego que los indígenas tenían hacia la danza, el canto y la música.

Desde luego, los indígenas empezaron a añadir elementos autóctonos tanto a la danza como al acompañamiento musical. La aceptación de éstas fue tal, que las autoridades virreinales prohibieron su ejecución en el interior de los templos o en el atrio de las iglesias, por temor a que se suscitaran revueltas y porque consideraban paganas algunas de esas manifestaciones; sin embargo, este tipo de medidas represivas sólo consiguió que las danzas se ejecutaran a una distancia más prudente del poder español, por ejemplo, en las casas de los indios principales.

Este hecho favoreció aún más el sincretismo con la adición de nuevos elementos pertenecientes a la cultura de los nativos. En el caso de los matachines, el significado original enseñado por los misioneros franciscanos y jesuitas terminó por desaparecer entre los indígenas del noroeste.

Los elementos de la parafernalia y la vestimenta también sufrieron transformaciones para adaptarse a los gustos y motivos más celebrados por los indígenas. La danza de matachines se convirtió así en una manifestación cultural propia de los pueblos indígenas del noroeste mexicano y en un motivo más de festejo popular.

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