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24 ago 2008

Arandas, “el norte” de los indígenas de Chiapas II

Guadalajara, Jal., (Noti Arandas).- Ya para cuando se empezó a superar la economía de esta gente, rentaron casas, en forma grupal. Diez o quince muchachos en un cuarto. De allí nacían los conflictos. Nos empezamos a dar cuenta que ya se estaban dando en la madre unos a otros, se mataban. ¿Por qué? Compraban tequila o cerveza, y se ponían briagos, se ponían hasta las cachas. No salían de acuerdo, al grado de que muchos cuerpos eran levantados sin vida.

Ciertamente el número de ellos ha disminuido. De diez años para acá pienso que la población de emigrantes chiapanecos ha decrecido un treinta por ciento aproximadamente. Esto se debe a circunstancias que vale la pena comentar. Se empezó a dar este tipo de desquites entre los indígenas y los patrones.

Porque muchos de estos patrones no les pagaban, entonces ellos se hacían justicia pos su propia mano. En muchas poblaciones ya no los aceptan. Arandas por cierto, es una de las poblaciones que todavía los admite. Tepatitlán en su momento recibió una serie de grupos indígenas chiapanecos. Pero la relación obrero-patronal se tensó al grado de que los indígenas tomaron justicia por su propia mano.

Por eso es que actualmente en Tepatitlán está prohibida la entrada de un “Chiapas”. Porque le quitaron la vida a un ganadero que los explotó y les pagó a como quiso y cuando quiso. Los tenía privados de su libertad, con cargas de trabajo muy pesadas. Eso es lo que yo tengo conocimiento. Ellos respondieron con violencia, así que lo mataron con una pala. Curiosamente ésto se difundió poco en los medios de comunicación.

Pero este es apenas un caso, te puedo platicar otros. Este muchacho apodado “babaloca”, traía una brigada de 40 plantadores y jimadores. En una semana acumulan casi cuarenta y dos mil pesos de salarios y no tiene para pagar. Los indígenas vienen conmigo. Ya vamos a buscar al patrón. Finalmente les paga a duras penas.

Y yo le dije: “¿si no tienes dinero para qué los contratas? Estás arriesgando tu vida. Si te arman un desmadre o te matan, ¿qué pasa? Ellos se “pelan” y tu muerte puede quedar impune, porque son gente que va y viene”. Te voy a comentar otra situación. Hay dos compañeros indígenas de Ocosingo, Chiapas, ellos trabajaban con un señor llamado José Ignacio Jiménez Orozco, alias “Chon” Jiménez, de San Ignacio Cerro Gordo, Jalisco.

Este señor contrató a dos indígenas para labores del agave. No les pagó. Les debía siete mil pesos de tres semanas de trabajo. Ellos iban e insistían y le reclamaban su salario, pero él no les pagaba. Porque “Chon” Jiménez eso hace, es un tipo que se dedica a explotar a esa gente; ya que no eran los primeros y creo que no serán los últimos.

¿Qué fue lo que pasó? Que estos se atreven, a media noche, bajo el calor de las copas, van a la bodega donde ya sabían que estaban almacenadas cajas con botellas de tequila y le roban dos cajitas, una para cada uno. Se enteran al día siguiente que habían sido ellos. Los arrestan, y están ahora purgando ¡ocho años de sentencia! No hubo defensa, porque el defensor de oficio no defiende, es una cosa común en México, que en manos de un defensor de oficio te veas: en manos de un encargado de cárcel te vas a ver.

¡Todo por siete mil pesos que nunca les pagaron! Para ellos es común vivir en prisión. Aunque ahí dentro también son agredidos. El delito más común en que suelen incurrir los indígenas es la riña entre ellos. Son delitos que sí ponen en peligro la vida, al grado que ahí están guardados todavía en la cárcel algunos, porque no pueden pagar la fianza. Te pongo el caso de Manuel Cruz Hernández.

Le exigían una fianza de 52 mil pesos y como no la podía pagar, pues allí se iba a quedar. Afortunadamente a este muchacho le redujeron la fianza a 1,500. Entonces por allí surgió un empresario que le da el dinero para que salga libre; a cambio de darle trabajo. Le pagaba cuatrocientos pesos por semana.

El muchacho le aguantó dos meses mientras le pudo pagar el préstamo, ¡con jornadas de trabajo que terminaban hasta las diez de la noche! Y eso no es todo. En un principio, a raíz de que llegaban bastantes indígenas de Chiapas, yo noté algo muy delicado. Se dio una persecución por parte de Seguridad Pública, por parte de los policías de Arandas. Y estas personas indígenas callaban.

Los “sabaditos lindos”, era seguro que la cárcel municipal de Arandas estuviera llena de chiapanecos. Los arrestaban hasta por feos. La finalidad era quitarles sus doscientos pesitos de multa.

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