Phoenix, Estados Unidos (La Voz).- Hace más de 500 años, cuando los conquistadores llegaron a lo que ahora se conoce como territorio mexicano encontraron que los indígenas practicaban un ritual que parecía burlarse de la muerte.
Se trataba de un ritual que los indígenas habían estado practicando por 3.000 años. Un ritual que los españoles inutilmente trataron de erradicar. Hoy en día, este ritual se conoce como el Día de los Muertos.
Este ritual es celebrado en México, en otros países de América Central y América del Sur y en ciertas partes de los Estados Unidos, incluyendo el Valle del Sol. Cada año en las ciudades de Mesa, Chandler, Guadalupe y en la Universidad Estatal de Arizona se llevan a cabo ceremonias en celebración del Día de los Muertos. Aunque este ritual ahora forma parte de la teología católica, aún mantiene los principios básicos de lo que era el ritual azteca-como la utilización de calaveras.
Hoy en día, las personas que celebran esta festividad fabrican calaveras de madera llamadas calacas y bailan en honor a los familiares que han pasado a mejor vida. Las calaveras de madera son colocadas en altares dedicados a la muerte.
Mary J. Andrade, quien ha escrito tres libros sobre este ritual, nos dice que se fabrican calaveras de azúcar con el nombre de la persona que ha fallecido, las cuales son consumidas por un pariente o amigo del fallecido. Tanto los Aztecas como otras civilizaciones meso-americanas guardaban las calaveras como trofeos y las presentaban durante el ritual.
Las calaveras simbolizaban la muerte y el renacimiento. Contrario a los españoles, quienes ven a la muerte como el fin de la vida, los indígenas la consideraban como una extensión de la vida. En vez de sentirse atemorizados por ella, le daban la bienvenida. Para ellos, la vida era sólo un sueño del cual solo podían despertar cuando les llegaba la muerte.
"Los pre-hispanos hacían honor a esta dualidad como dinámica", dice Christina González, representante de asuntos hispanos de la Universidad Estatal de Arizona. "No separaban la muerte del dolor, la riqueza de la pobreza, como lo hacían en las culturas occidentales". Sin embargo, los españoles consideraban que este ritual era un sacrilegio.
Ellos veían a los indígenas como seres bárbaros y paganos. Los españoles, en su intento por convertir a los indígenas al catolicismo, trataron de erradicar este ritual. Pero, tal como el espíritu de los Aztecas, este ritual se niega a morir.
Con la intención de que este ritual sea más cristiano, los españoles lo movieron en su calendario para que éste coincidiera con el Día de todos los Santos y todas las Almas (1ero y 2 de noviembre), fecha en la que celebra hoy en día. Anteriormente, esta celebración se llevaba a cabo en el noveno mes del Calendario Solar Azteca, aproximadamente a principios de agosto, y se celebraba durante todo el mes. Las festividades eran precedidas por la Diosa Mictecacihuatl.
Esta Diosa era conocida como "La Dama de la Muerte", Andrade dice, y agrega que se cree que esta Diosa murió al nacer.
En la actualidad, el Día de los Muertos se celebra en México, en ciertas partes de los Estados Unidos, América del Sur y América Central. "Este día se celebra de diferentes maneras, dependiendo del lugar", dice González.
Por ejemplo, en las áreas rurales de México, las personas van al cementerio a visitar a sus seres queridos, decoran las tumbas con flores de papel de oro y velas. Además, para los niños fallecidos traen juguetes y para los adultos traen tequila. Los visitantes se sientan al lado de las tumbas de sus seres queridos y hacen un picnic donde se sirven los platillos favoritos de los fallecidos.
En Guadalupe, este ritual es celebrado de la misma manera que se celebra en México."Aquí las personas pasan todo el día en el cementerio", dice Esther Cota, secretaria de la parroquia de la Iglesia â "Lady of Guadalupeâ".
"Las personas se ocupan de decorar las tumbas de una forma muy bonita". Zarco Guerrero, un arista de Mesa, explica que en Mesa el ritual del Día de los Muertos también incluye otras culturas."El año pasado contamos con la presencia y la presentación de las danzas de indios americanos y afro-americanos.
Todos quieren tener la oportunidad de hacer honor a sus muertos". En las ciudades más grandes de los Estados Unidos y México, las familias construyen altares dedicados a la muerte. Estos altares son adornados con flores, alimentos, velas y fotos de los seres queridos que han fallecido.
"Les rendimos honor a los fallecidos transformando una habitación en un altar", agrega Guerrero. "Les ofrecemos incienso y flores. Tocamos la música que ellos gustaban y les cocemos sus platillos favoritos". En la casa de Zarco, el altar está dedicado no sólo a los amigos y familiares que han fallecido, sino también a otras personas.
"Le rendimos homenaje a los mexicanos que han perecido en accidentes de tráfico mientras cruzaban la frontera ilegalmente", agrega. "Últimamente hemos rendido homenaje a aquellos que perecieron en la tragedia de Columbine".
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