Houston, Estados Unidos (Agencia AP).- Victoria Servín muestra el nuevo par de botas de cuero negras, un verdadero lujo para esta estudiante de 21 años que vive sola en un vetusto apartamento de la ciudad de México.
Servín vive con los mil dólares que recibe todos los meses de su madre, una enfermera de Phoenix, con los que paga por sus estudios, el alquiler, la comida y el autobús. Pero a medida que el peso pierde valor frente al dólar, la divisa estadounidense rinde mucho más y ella dispone de más dinero que nunca.
"Hay una gran diferencia, por más que mi madre me siga enviando el mismo dinero de siempre", comentó.
En medio de la crisis financiera global, el dólar subió un 34% en relación con el peso desde el 1ro de agosto, pues los inversionistas convierten sus ahorros en dólares, que son considerados más seguros.
Además de hacer que las exportaciones mexicanas resulten más baratas, un dólar fuerte hace que las remesas que envían los emigrantes rindan mucho más.
Los mexicanos que viven en Estados Unidos están sacando provecho de esta coyuntura y las remesas de octubre llegaron a los 2.400 millones de dólares, un 13% más que las del mismo mes en el 2007.
En agosto, los 1.000 dólares que recibe Servín representaban 10.000 pesos y hoy equivalen a 13.400.
Algunos analistas piensan que este factor podría impulsar una nueva ola emigratoria hacia los Estados Unidos.
"Creo que mucha gente va a tratar de volver a Estados Unidos; la posibilidad de ganar dólares será un incentivo", expresó George Grayson, experto en México del College of William and Mary de Virginia. "Si uno puede, es mejor ganar dólares que ganar pesos".
Las remesas de los emigrantes están mermando en todo el mundo ya que muchos pierden sus trabajos en medio de la crisis financiera global. El Banco Mundial pronostica una caída del 1% en las remesas del año que viene, que será la primera baja desde 1985. Latinoamérica, que en el 2007 recibió 61.000 millones de dólares en remesas, más que ninguna otra región, será la más golpeada, según el BM.
La baja ha sido particularmente pronunciada en México, que tiene el 10% de su población viviendo en Estados Unidos, donde trabaja mayormente en la construcción y la vivienda, los dos sectores más afectados por la crisis. Muchos inmigrantes regresaron a sus países incluso antes de la crisis, pues la campaña contra los indocumentados hizo que resultase más difícil conseguir trabajo.
Las remesas, la segunda fuente de ingresos del exterior más importante de México, cayeron un 4% en los primeros ocho meses del 2008. Es la primera merma desde que comenzaron a llevarse estas estadísticas hace 12 años. En agosto se produjo la caída más pronunciada, del 12%.
El incremento de octubre hizo que la merma en las remesas de este año haya sido de tan solo un 1,9%. Las remesas de los primeros nueve meses fueron de 20.000 millones de dólares comparado con los 20.400 del mismo período hace un año.
Al agravarse la crisis mundial, muchas empresas extranjeras comenzaron a deshacerse de sus inversiones en México, vendiendo las ganancias en pesos para cubrir las pérdidas y haciendo que la moneda se desvalorizase un 14,7% en octubre.
Varios analistas, incluido Moisés Jaimes, director del servicio de transferencias de BBVA Bancomer, la institución que más dinero de remesas mueve, esperan que esos envíos suban en noviembre, ya que los mexicanos que residen en Estados Unidos intentarán seguramente aprovechar la ventaja del cambio.
"Este es el momento de enviar dinero a casa para construir una habitación adicional o para comprarle un negocio a los padres", expresó Jaimes, quien hizo notar que las remesas que manejó su banco en octubre subieron un 45% y llegaron a los 995,8 millones de dólares. "Eso es música para mis oídos", indicó.
De todos modos, el Banco Central anticipa una baja del 2,1% en la cantidad de dinero de remesas que llegó en el 2008, en que se esperan 23.500 millones de dólares, comparado con los 24.000 millones del año pasado.
El banco central pronostica que las remesas caerán un 2,5% en el 2008, a 23.500 millones de dólares, como consecuencia de las pérdidas de los primeros ocho meses.
Si el dólar se mantiene fuerte, como se espera que ocurra, podría ayudar a revertir la tendencia en los patrones de emigración, que bajó más de un 40% en los dos últimos años.
"La gente que estaría inclinada a regresar se quedará en Estados Unidos y mucha gente que hubiera preferido quedarse (en México) se irá", pronosticó Michael Fix, vicepresidente senior del Instituto de Políticas Migratorias, organismo sin fines de lucro con sede en Washington.
En ciudades de la frontera como Nogales, mexicanos y centroamericanos tienen colmado un albergue en el que buscaron refugio durante su viaje al norte, sin que la inminente recesión les haga reconsiderar su propósito.
"Esta gente quiere cruzar la frontera porque quiere ganar dólares para sus familias", dijo Francisco Louriero, quien dirige el albergue.
Ingresar a Estados Unidos no será fácil en vista del reforzamiento de las medidas de seguridad en la frontera y de la campaña contra los indocumentados en todo el país, que han hecho disminuir las tasas de inmigración.
Un dólar fuerte, por otra parte, podría agravar la creciente inflación en México, ya que la importación de maquinaria, de gasolina refinada y de repuestos para automotor resultará más costosa.
La inflación anual llegó al 6,2% a principios de noviembre, su nivel más alto en siete años, y los precios de los alimentos suben a un paso más acelerado todavía en algunas partes del país, según Centolia Maldonado, del Frente Binacional del Organizaciones Indígenas.
El desempleo en México también va en aumento y llegó al 4,3% en noviembre, su nivel más alto desde el 2000.
Para muchas familias, el dinero extra que reciben de sus parientes de los Estados Unidos no alcanza para cubrir sus gastos.
En un café cercano a su pequeño departamento en un barrio bueno de la capital, Servín disfruta del dinero adicional, pero sabe que pronto se acabará. En vista de que el peso ha perdido valor, su madre piensa mandarle 100 dólares menos en el futuro.