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23 mar 2009

Acróbatas indígenas presumen su agilidad

Papantla, Ver., (La Crónica de Hoy).- Maromeros, zanqueros y voladores, en su mayoría de la región Totonacapan, crearon la primera escuela de acrobacia en el estado de Veracruz con la finalidad rescatar esta disciplina que más que divertir y entretener es utilizada por los indígenas como un acto ceremonial: “es una forma de agradecerle a su Dios, el sustento y la salud que albergan en su familia”, dijo en entrevista con Crónica, Federico Serrano, director de la escuela y representante del Circo Atayde Hermanos.

El espectáculo del circo indígena, que se exhibe en el marco de la celebración del décimo aniversario de Cumbre Tajín sorprendió a los espectadores, ya que los 26 integrantes de la primera escuela de acrobacia en México demostraron su elasticidad, talento y sobre todo destreza para desenvolverse en el escenario a pesar de que significa para ellos todo un rito ceremonial.

“Varias comunidades indígenas realizan este tipo de actividades para comunicarse con sus dioses, ya sea para pedirles o agradecerles algo, así que a través de un esfuerzo físico, ellos hacen un sacrificio, el cual no es necesariamente el de lastimarse, sino más bien de expresar con sus movimientos corporales su agradecimiento”, mencionó Serrano.

Y agregó: “Cada paso, cada brinco, cada vuelta tiene un significado muy especial para ellos, ha sido difícil para que acepten que su rito también es una fuente de entretenimiento, porque en una maroma se realizan diversas figuras como la de un chango o una ave que es muy artístico”.

El también maestro manifestó que afortunadamente aún esta disciplina sigue vigente en diferentes estados del país como en Guerrero, Oaxaca, en zapotecos de Veracruz y en totonacas.

Respecto a la escuela de acrobacia dijo Serrano que se siente afortunado de ser parte de este proyecto que apenas va evolucionar. “México es un país que tiene una tradición y un patrimonio ritual que pocos pueblos tienen en el mundo, me atrevo a decir que quizá somos pioneros de un nivel que ahora tiene el pueblo chino”.

Detalló que el objetivo de la escuela es rescatar, valorar y reafirmar la identidad y las prácticas rituales, que actualmente hacen los pueblos indígenas, pues el objetivo es que esta actividad permanezca en un futuro y no quede en el olvido como otras muchas tradiciones.

Desde luego resaltó, que también se les enseña técnicas y otras disciplinas circenses como son juegos malabares, de equilibrio, estrategias físicas y de esta manera darles mayores herramientas para que sean unos excelentes intérpretes de malabares indígenas y también puedan ser parte de una compañía circense, ya que la mayoría de ellos han aprendido la acrobacia porque sus amigos tíos o abuelitos se dedicaron a este arte. Actualmente la escuela tiene alumnos de siete a 20 años.

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