Madrid, España (Público.es).- "Los pueblos indígenas tienen derecho a las tierras, territorios y recursos que han poseído". Adelfo Región, líder del pueblo mixe de México, empuña el artículo 26 de la Declaración de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de la ONU como si fuese un precepto bíblico. Devasish Roy, príncipe chakma de Bangladesh, se queda con el artículo 3: "los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación".
Pero ambos saben que los artículos siguen siendo papel mojado. La flamante Declaración de los Derechos Humano de los Pueblos Indígenas de 2007 no se cumple. Por eso, los tres mecanismos de la ONU destinados a la defensa de los indígenas se han reunido durante tres días en Madrid (el viernes concluyó), para coordinar sus estrategias.
Triple reunión
Lo cierto es que el Foro Permanente, el Mecanismo de expertos y el Consejo de Derechos Humanos nunca habían celebrado una reunión. "Ha sido un hecho histórico", afirmaba Rodolfo Stavenhagen, antiguo relator de la ONU. Para Luis Rodríguez, del Grupo de Trabajo Intercultural Almáciga, uno de los organizadores, se abre una nueva fase para los pueblos indígenas. "Se acabó la participación indígena simbólica en la ONU matiza Luis llega la hora de la presión política".
¿Y cómo va a conseguir la ONU esta implicación política efectiva? "La Declaración de Derechos Humanos es un punto de partida", matiza Luis Rodríguez, quien destaca el papel del nuevo relator de la ONU, James Anaya. De hecho, su labor fue clave en el caso de la comunidad awas tingni, de Nicaragua. La Corte Interamericana falló en noviembre de 2007 a su favor: certificó la propiedad de sus tierras en detrimento de compañías madereras. Por primera vez en la historia, una corte suprema de derechos humanos se pronunció a favor de un pueblo indígena. James Anaya fue quien presionó políticamente para que fuese efectivo el fallo.
Jannie Lasimgbam, representante del pueblo kazadan de Borneo, asegura a Público que la reunión de Madrid puede ser importante para acabar con el mainstream indigenista: "Hay algunos representantes indígenas que se burocratizan. Necesitamos dinamizar los mecanismos de la ONU ". Para Mattias Ahren, un saami de Laponia, el problema es más profundo. Excede a la ONU. Y empapa a la sociedad: "¿Cómo les explicamos que una fábrica para nosotros no significa progreso?". Jannie Lasimgbam, mientras saborea una paella en una cafetería madrileña, considera fundamental que los Estados "reconozcan el derecho de propiedad colectiva indígena". España lo hizo en 2007, al ratificar el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
"La declaración de la ONU también lo reconoce, tenemos aplicarla", afirma el bangladeshí Devasish Roy. Les Malezer, aborigen australiano, cree que lo más urgente es romper tópicos: "¿Por qué la BBC habla de los indígenas de compras y no de los ingleses en los shoppings?".
Contrapunto urbano
Gran Vía Madrileña. Jueves, 19.00 horas. La lluvia de neones (Fnac, Deutch Bank, Benetton) empuja a Adelfo Región a denunciar la situación de Oaxaca, México: "Las multinacionales ignoran la ley. Iberdrola acaba de conseguir el permiso un corredor eólico sin contar con nosotros". La situación no es diferente en Costa Rica. José Carlos Morales, representante del pueblo brunca, denuncia que el Instituto Costarricense de Electricidad (público) "se apropia de nuestras tierras".
Sin embargo, José Carlos es optimista. Después de la mini cumbre de Madrid, opina, llegó la hora de "presionar judicialmente" . La Declaración de la ONU ha creado jurisprudencia (caso Nicaragua). Y los indígenas confían en ella. Tanto que todos los líderes de la reunión de la ONU, unas horas después de la mesa redonda en la Casa América, brindaban exultantes en un bar Cordobés de Chueca Rioja, salmorejo: ¡que viva la Declaración de Derechos indígenas!".
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