Morelia, Mich., (La Jornada).- “Se habla (en Michoacán) de la democratización de la cultura, sin embargo, ésta no ha llegado a los pueblos indígenas”, aseveró la directora de la Casa para el Arte y la Cultura de Paracho, Lourdes Elías Amezcua, que el pasado lunes recibió, en la inauguración del décimo tercer Encuentro Internacional Iberoamericano de Mujeres en el Arte, el Premio Coatlicue en reconocimiento a su labor de promoción de la cultura indígena.
Lourdes Elías Amezcua es originaria del Distrito Federal, no obstante, sus padres, abuelos y hermanos tienen su origen en Paracho. La promotora cultural compartió que el reencuentro con las raíces del árbol se dio en 1989, cuando llegó a Michoacán con el ánimo de estudiar una maestría en El Colegio de Michoacán. Conocer la cultura purépecha fue para ella el descubrimiento de una larga querencia que la mantiene con los pies fijos en la meseta hasta nuestros días.
Elías Amezcua rememora cómo fue ese comenzar a cultivar una fecunda y amorosa relación con la cultura purépecha: “cuando llegué a Paracho en el 89, había una división política nada agradable entre PRD y PRI, y una profunda división racial entre lo que era purépecha y lo que no era. Yo me he inclinado siempre por la cultura indígena porque ahí es donde están nuestras raíces y es la identidad de nuestro país”.
En ese horizonte fracturado Lourdes Elías consideró que un proyecto cultural que emergiera de la sociedad podría contribuir a zanjar las diferencias que agitaban a la región. Con esa idea comenzó a perfilarse la creación de la Casa Comunitaria para el Arte y la Cultura Purhépecha que requirió de un largo proceso de trabajo para llegar a convertirse en la casa de cultura más importante de la entidad.
“Me di a la tarea de comenzar a platicar con el alcalde de Paracho para que el edificio que se estaba restaurando como internado indígena funcionara como una casa de la cultura. Hubo aceptación de la propuesta y con otras personas comenzamos a conformar una asociación civil. Ya cuando se decidió que sí fuera un espacio cultural, yo le dije al presidente que hiciéramos una consulta para que la gente decidiera qué es lo que quiere hacer con el edificio en el aspecto cultural, pero también quién iba a estar al frente”, refirió Elías Amezcua.
Y continuó: “podrían haber estado a cargo de la casa de la cultura las presidencias municipales, pero no iba a haber una continuidad en el trabajo porque cambian cada tres años y con esa división política que había unos iban a tener una posición y luego otros otra. Yo le decía que a cargo de una asociación civil iba a ser difícil, pero que habría continuidad en el trabajo. También había la propuesta de que se les entregara a las autoridades civiles de las comunidades y ahí era todavía más difícil porque las autoridades civiles viven fuera de Paracho y a veces no tienen ni para el camión, además de que cambian cada año. Así se logró que se conformara la asociación civil, pero no funcionó porque los que la integramos no nos conocíamos, hacía falta una identidad fuerte. Ellos creían que el recurso iba a llegar muy fácil, pero no era así, había que hacer proyectos, gestionarlos y unir esfuerzos para lograr los objetivos de la asociación”.
Después de un foro realizado en Paracho en 1993, la gente de las comunidades decidió priorizar en la Casa para el Arte y la Cultura el rescate de la música tradicional, así como su difusión y enseñanza. Con esos objetivos el centro cultural abrió sus puertas en 1994, según comentó Elías Amezcua.
Actualmente la de Paracho es la única casa de cultura del estado que cuenta con un estudio de grabación y otro de producción audiovisual gracias a la vehemente labor de gestión que ha realizado su directora, quien comparte algunas de las complicaciones que tuvo que sortear en la promoción de la cultura purépecha: “trabajé un tiempo en el Banco de México y me enseñaron a realizar proyectos productivos grandísimos, entonces al principio me di a la tarea de hacer un plan integral de acciones de la casa de la cultura, dividí los presupuestos de cada área y pensé que con toda esa visión iba a ser fácil conseguir recursos, pero no, veía cómo nuestro plan integral de acciones estaba guardado en los archivos. Entonces me di a la tarea de dividir el proyecto porque no haber estudiado en Michoacán, en mi caso, fue un freno, porque llegué como la perfecta desconocida a querer conseguir recursos. Con los resultados se nos han ido abriendo las puertas y ahorita hay muy buena relación con la presidencia municipal, con la Secum, Casart y Conaculta. Estamos en posibilidad de conseguir lo que habíamos soñado en 1995”.
Además, Elías Amezcua ha combinado su labor de promoción cultural con la defensa del espacio de la casa de la cultura que ha estado en la mira de distintas gestiones municipales que no han logrado apropiarse del inmueble, lo cual otorga enorme satisfacción a la promotora que así refrenda su compromiso con las comunidades: “yo por lo regular no trabajo proyectos propios porque a lo mejor tengo otros ideales, entonces trabajo más en lo que la gente me va diciendo. La gente no se equivoca y además son ellos los que van a defender el proyecto y nos van a dar la pauta a seguir. Yo digo que soy su empleada, por ejemplo, a mí me gustan más las artes plásticas, pero no me dedico a la pintura. Ya en el futuro me dedicaré a la pintura”.
Finalmente, Elías Amezcua demandó mayor equidad en los recursos que se destinan para las culturas populares e indígenas en Michoacán: “no es posible que a los festivales les den más recursos que a nuestra cultura que nos da más identidad. A mí sí me gustaría que hubiera, por ejemplo, un festival nacional o internacional de música tradicional de México. Se habla de una democratización de la cultura, sin embargo, no llega a la cultura indígena que también es muy digna de ser escuchada, difundida y atendida”.
“Me gustaría poder trabajar más en la protección del patrimonio cultural de los pueblos indígenas en forma colectiva. La música tradicional es parte del patrimonio cultural nacional, entonces, me gustaría ir viendo la posibilidad de que la música tradicional se enseñe en las escuelas de música porque hasta ahora no se enseña, que por lo menos empiece siendo una materia optativa y después una materia de música de Michoacán, que no se enseñe sólo la música occidental”.
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