Se trata de una situación alarmante –dijeron–, porque los sectores sociales más vulnerables (mujeres, niños y ancianos) van a padecer enfermedades que les podrían provocar la muerte y porque aumentarán los costos de los sistemas de salud.
Señalaron que este fenómeno es un problema que padecen incluso naciones ricas, como Gran Bretaña, donde hasta 20 por ciento de usuarios domésticos no pagan sus facturas de agua desde hace una década. “Esto se va a agravar con la crisis económica, porque quien no puede pagar el agua no va a liquidar el gas y otros servicios.”
En la apertura del encuentro Cambios políticos en Latinoamérica: ¿nuevas políticas del agua?, integrantes del grupo de 100 expertos de 19 naciones que participarán en las tres jornadas, denunciaron en conferencia de prensa que actualmente las empresas públicas que se encargan de los sistemas de agua los operan con espíritu de mercantilizar el líquido.
“Asumen el papel de las empresas privadas, por lo que la mercantilización significa que el agua es un recurso que se tiene que vender y comprar. Nosotros pensamos que es un bien común, y eso significa que no tiene costo”, afirmó la anfitriona y directora regional de la Fundación Heinrich Böll Stiftung, Ingrid Spiller.
Señaló que este tema no se acordó durante el Foro Mundial del Agua, realizado en 2006 en México, por la presión que ejercieron el Banco Mundial y el gobierno de Estados Unidos para que en la declaración final no se incluyera un punto en favor del derecho fundamental de las sociedades al agua y el saneamiento.
Sin embargo, dijo en entrevista, después de dos años del foro, la situación cambió, al grado de que de dos, ahora 28 naciones ya han incorporado en sus constituciones este derecho al agua.
Aunque la privatización y mercantilización aún es un tema a debate, se trata de una situación de la que muchos gobiernos ya se dieron cuenta que no es la “solución mágica”, debido a los conflictos sociales que han vivido naciones que privatizaron el líquido y luego se vieron forzadas a estatizar, explicó.
Los gobiernos que mantienen posturas mercantilistas en sus empresas de agua y saneamiento obedecen a presiones impuestas por los organismos financieros internacionales, afirmó el especialista de Newcastle University, Reino Unido, Esteban Castro.
“Lo que ha venido ocurriendo (con estos gobiernos) es que se ha ido cambiando la escala de valores en algo tan esencial como el agua. No hablamos de cuestiones suntuarias, sino del líquido para fines de sobrevivencia.
“A estas empresas se les hace funcionar como si fueran una compañía privada, donde en muchos casos no tienen que tomar en cuenta sus responsabilidades hacia las comunidades más pobres. Su principal meta es tener números en negro, que no haya deudas, y eso lo deben lograr a cualquier costo”, explicó.
“Las empresas de Estado deben centrarse en su función claramente social: apoyar en salud pública y mejorar las condiciones de vida de las personas. Lo que están haciendo algunas naciones “es parte de un severo problema, al reconceptualizar el agua como un bien privado –que nos viene desde la década de los 80–, porque ya no sería un bien social, sino una mercancía, como cualquier otro artículo”, dijo.
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