Xalapa, Ver., (Imagen del Golfo).- A cien años de la Revolución mexicana no hay mucho que festejar, pues sigue imperando la desigualdad y la discriminación a lo nativo, a las raíces, lo cual se evidencia en el ámbito laboral y en la aplicación de la justicia. La industria, sociedad y autoridades marginan a los pueblos indígenas en Veracruz y en todo México, expresó el académico e investigador de la UV, Pedro Jiménez Lara. “Cuando Pemex contrata a un totonaco le exige no hablar en lengua indígena ni vestir su indumentaria tradicional”.
A pesar de los grandes festejos del bicentenario de la independencia de México y el centenario de la Revolución Mexicana, la inequidad sigue imperando, y algunos o varios de los motivos que provocaron que los mexicanos se levantaran en armas, siguen siendo un problema y representando opresión para importante parte de nuestros connacionales, lo cual se observa en la vida cotidiana, en aspectos jurídicos y laborales, refirió.
También laboralmente los indígenas veracruzanos son discriminados, incluso en el caso de Petróleos Mexicanos (Pemex) la contratación a indígenas totonacos evidencia racismo y marginación, pues si éstos no visten ropa común, es decir, si portan su indumentaria al llegar a pedir empleo, se les condiciona el trabajo, por ejemplo la paraestatal les exige llegar al centro de trabajo con ropa común –no tradicional- antes de que se cambien a su uniforme industrial.
Lo mismo ocurre con la lengua que con el uniforme, es decir, adentro de Pemex se les pide a los empleados diálogo en español, por lo que los indígenas totonacas tienen prohibido hablar en su lengua al interior de la paraestatal, ejemplificó el académico e investigador de la UV.
La indumentaria, lenguas y arte indígena, en vez de causar orgullo a los mexicanos, se ve como un asunto “de nacos”. Las lenguas indígenas corren riesgo, incluso de desaparecer, por la misma discriminación, agregó Pedro Jiménez Lara.
A su vez, la falta de reconocimiento hacia los pueblos indígenas, y la no identificación de las lenguas ha provocado problemas de aplicación de justicia. En México se hablan 364 variantes lingüísticas de acuerdo al catálogo de lenguas indígenas nacionales de la Secretaría de Educación Pública.
La discriminación racial, lo cual se evidencia en la indumentaria y lenguas, se extiende al ámbito laboral y de aplicación de justicia, pues en ese aspecto los indígenas quedan en desventaja, tanto para conseguir una actividad para ganarse la vida, sobre todo en las ciudades, como en la aplicación de las leyes en un sistema judicial ya de por sí corrompido, expresó.
“Si se violan los derechos de gente que conocemos un poquito de leyes, ¿se imaginan lo que ocurre con gente que no sabe leer ni escribir en español?, y a esto le sumamos la injusticia y la corrupción. La constitución dice que todos los mexicanos tenemos los mismos derechos, sin embargo la condición indígena hace que esto no sea real en la práctica, y el asunto de las lenguas indígenas se ha convertido en un elemento que agudiza la inequitativa impartición de justicia, lo mismo ocurre en el aspecto educativo”.
“¿Qué festejamos?”, expresó Pedro Jiménez Lara al referir que los festejos de cien años de la revolución mexicana conllevan a la reflexión de miseria y marginación de los pueblos indígenas, de rezago educativo en la nación, de violencia de inequidad social pese al aparente progreso de los pueblos indígenas, y a que México se “alza el cuello” diciendo que no discrimina lo blanco ni lo negro, cuando la marginación indígena sigue siendo la herencia de la conquista española que no la revolución logró aniquilar.
A cien años de la revolución mexicana, el poder del país sigue estando en manos de unos cuantos mientras que las grandes minorías siguen padeciendo necesidades, y dentro de la gran minoría el sector indígena resulta ser el más afectado, son vistos aún como ciudadanos de segunda, y eso hace pensar que en el aspecto social la revolución no logró su objetivo, ello también tiene que ver con la corrupción de líderes sociales y por supuesto de políticos, subrayó.
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