Por Bernardo Caamal Itzá, corresponsal
Tahdziu, Yuc.- “Como jóvenes nos gustó que los investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, Pecuarias y Forestales (INIFAP), nos enseñaran como darle un manejo adecuado a nuestros apiarios y con ello crecer más con nuestros colmenares”, señaló en lengua maya uno de los jóvenes que participan en el proyecto Innovación para el Desarrollo Económico y Social del Sector Productivo Rural en la Región Sur Sureste de México.
Nuestro entrevistado, dijo que en la comunidad de Tahdziu, existen más de 10 jóvenes no mayores de 22 años que están inmersos en el trabajo de las abejas. “Al principio les tenía miedo –al referirse a las abejas-, y mi papá me decía ¿Porque le vas a tener miedo a las abejas, si son tan pequeños? Nos relataba con mucho emoción.
“Al poco tiempo le perdí el miedo a las abejas. Ahora cada vez que extracto la miel pues se que no sólo me dará unos centavos, sino la seguridad de por lo menos de un empleo que tanto falta nos hace”, aseguró el joven.
Mencionó que en éstos días casi no hay trabajo en la Riviera Maya y fue cuando recalcó que la actividad apícola aunque tiene sus asegunes, pues es una forma de aprovechar los recursos naturales que se tiene en esta región.
En cuanto a sus experiencias adquiridas durante los cursos taller, aclaró que buena parte las conoce porque los fue adquiriendo al estar trabajando con su papá y abuelo, y fue cuando destacó las ventajas de estar trabajando en este proyecto que realiza el INIFAP – mismo que recibe financiamiento del Fondo Institucional de Fomento Regional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación (FORDECyT) del CONACYT- , “En verdad que no sabía de las otras bondades del trabajo apícola, como es la cosecha del propóleo”, subrayó el joven.
Durante este evento demostrativo, aunque por ratos estuvo lloviznando, los productores estuvieron muy interesados en recalcar a los otros participantes que no conocen la actuales innovaciones que se realiza en su apiarios “Mare de verdad que hace falta saber mucho, porque de antes sólo me limitaba a cosechar la miel, no sabía que podría hacer otras cosas con las abejas".
Este tipo de platicas y algunos chascarrillos en relación a los efectos de estar consumiendo la miel, no sólo significa alimentarse, sino que da potencia sexual, se dejo escuchar entre los asistentes mientras probaban cucharadas de miel que fueron mezcladas entre la jalea real y propóleo.
Por su parte los investigadores del INIFAP, hicieron un recuento de las actividades desarrolladas a lo largo del año 2010, al iniciar este proyecto de transferencia de tecnología.
En la comunidad maya de Tahdziu, participaron 60 familias en este proyecto de innovación, mismo que está bajo la dirección del Centro de Investigación Regional del Sureste Campo Experimental Mocochá del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
Los representantes del INIFAP, al abundar más sobre este proyecto, dijeron que en el caso de Yucatán se está beneficiando de manera directa a 120 familias de 2 comunidades mayas marginales de Tahdziu-(sur de Yucatán) y en Tizimín en Chan Cenote.
Indicaron también, que sólo en el caso de Yucatán, el proyecto contempló que en estas mismas familias participen en la promoción del maíz criollo mejorado blanco converso y en la apicultura “Lo interesante es que ambas actividades están estrechamente relacionadas”, acotaron los investigadores del INIFAP.
Explicaron que este proyecto que se realiza en Tahdziu, es posible que tenga continuidad para el próximo año.
“Este mismo proyecto actualmente se realiza en 4 estados de México, como Veracruz, Chiapas, Oaxaca y Yucatán y que beneficia a un total de 480 familias”, agregaron los investigadores.
En este evento, participaron además de los productores de Peto, Tixméhuac y Tahdziú, estuvieron representantes de las diversas dependencias que están en la región, como la Sagarpa y el personal de la Fundación Produce Yucatán.
Finalmente mencionaron que las particularidades de este tipo de proyecto, es que el hecho de usar el modelo de escuelas de campo, el cual ha demostrado ser una verdadera opción para el desarrollo de capacidades de los productores, promotores y promotoras sociales, como una forma de dinamizar el proceso de capacitación y transferencia de tecnología en las regiones indígenas de México.
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