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17 ene 2010

Indígenas mexicanos protestan por la creciente intolerancia religiosa en Chiapas

San Cristóbal de las Casas, Chis., (EFE).- Más de 400 indígenas de varios puntos del estado de Chiapas, en el sureste de México, duermen hoy a la intemperie frente al Palacio de Justicia de la ciudad de San Cristóbal de las Casas para protestar por una ola creciente de intolerancia religiosa contra las minorías evangélicas.

Desde hace tres días los indígenas exigen, por ejemplo, una compensación económica por las viviendas de cinco familias de evangélicos en la comunidad de Los Llanos, que fueron destruidas por un grupo de católicos tradicionalistas para obligarlos a abandonar la población.

En esa localidad, ubicada a 25 kilómetros de San Cristóbal de Las Casas, las autoridades rurales reconocen que un total de 30 evangélicos fueron desalojados por "romper las relaciones comunitarias" al negarse a cooperar con la comunidad y por "faltar el respeto a las costumbres y tradiciones".

El comisario de esa demarcación rural, Jesús Pérez Díaz, manifestó en un comunicado que el desalojo de las cinco familias se llevó a cabo "sin violencia" y por resolución de la Asamblea de esa población.

A juicio de las autoridades de ese pueblo indígena, los evangélicos con sus actos religiosos "escandalizan a la comunidad", ya que "gritan que ellos sólo siguen lo que Dios les dicta", lo que "no es más que un pretexto para desatender sus obligaciones frente a la comunidad".

En el campamento de protesta instalado en San Cristóbal de las Casas duermen junto a fogatas, para protegerse de las bajas temperaturas de la madrugada, cientos de hombres, mujeres y niños.

El pastor y abogado Esdras Alonso González, de la iglesia evangélica "Alas de Águila", explicó en declaraciones a Efe que en la manifestación participan indígenas tsotsiles y tseltales de todo Chiapas en apoyo a sus "hermanos de fe".

"El silencio a veces resulta complicidad. Si se dejan pasar las agresiones, se repiten y repiten y la autoridad no las resuelve", apuntó González.

"Sólo con movilizaciones nos atienden, por eso, aunque sean pequeñas, las comunidades de fe no están solas", aseveró.

De otra parte, Mariano Pérez Pérez, un tsotsil del municipio de Zinacantán, dijo a Efe que hace un año en su comunidad le quitaron el servicio de agua, teléfono y energía eléctrica a siete familias, incluida la suya, supuestamente por ser evangélico.

Según Pérez, las familias se negaron a dar dinero para las celebraciones tradicionales de vírgenes y santos católicos en Zinacantán, razón por la cual son hostigados y les amenazan con expulsarlos de la zona.

Abel Vázquez Molina y Román Vázquez Gómez, de la Iglesia de Cristo del municipio de Teopisca, dicen por su parte que pasaron 48 horas en la cárcel por negarse a cooperar con la organización de una fiesta católica.

Mientras esperan la respuesta del Gobierno, cada tarde los evangélicos realizan una marcha por las calles de San Cristóbal encabezados por un grupo de hombres y mujeres uniformados con boinas y pantalones camuflados, integrantes del "Ejército de Dios", una organización civil en la que sus miembros no portan armas pero ostentan títulos militares como "comandante" y "general".

En Chiapas, uno de los estados más pobres de México, mayoritariamente habitado por indígenas, operan alrededor de 50 emisoras de radio evangélicas, la mayoría sin autorización del gobierno local, lo que muestra el avance del protestantismo en esa región de México, fronteriza con Guatemala.

Según datos de las iglesias evangélicas de la zona, en el 40% de Chiapas hay presencia de otras religiones distintas a la católica.

"En Chiapas la gente esta optando por la Iglesia evangélica, no solamente por fe, sino por la capacidad de organización, la visión, el concepto de familia y el respeto a la mujer".

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