México, DF., (La Jornada).- Luego de denunciar la "situación de sufrimiento" que viven los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe, los obispos católicos de la región consideraron un crimen la explotación indiscriminada que se hace del medio ambiente, y expresaron su solidaridad y compromiso para una mejor atención pastoral a este sector tradicionalmente marginado.
Convocados por la Comisión de Pastoral Indígena del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), delegados de una decena de conferencias episcopales expresaron preocupación por la realidad que viven los pueblos originarios, "principalmente en el tema de derechos humanos y por su precaria situación económica y social".
Señalaron que hay avances significativos en la pastoral indígena en toda la región, aunque reconocieron la necesidad de enfatizar algunos otros aspectos del organismo, como el acompañamiento de los fieles en sus luchas por una vida digna y alentarlos a que son ellos los propios agentes de transformación de su realidad. Además, acordaron la promoción de grupos que alienten la defensa de los derechos de los pueblos nativos y la valoración de sus culturas.
En sintonía con el documento de Aparecida, Brasil, en el que se establece que la pastoral indígena es prioritaria para la Iglesia latinoamericana, el Celam señaló también la necesidad de brindar plena confianza a los indios y agentes de pastoral, como sacerdotes, religiosas, animadores de las comunidades y catequistas, para que se sientan apoyados.
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