Así lo deja ver el informe Estado de la Población Mundial 2008. Ámbitos de convergencia: Cultura, género y derechos humanos, presentado ayer por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
El reporte argumenta que los tabúes obstaculizan, por ejemplo, que las mujeres utilicen métodos de planificación familiar o que vayan a la escuela y, por otro lado, fomentan que en algunas comunidades todavía sean forzadas a casarse desde niñas.
En nuestro país los datos son reveladores: siete de cada diez mujeres jóvenes no usaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. En cambio, seis de cada diez hombres optaron por la protección al iniciar su vida sexual.
“Esto indica la existencia de patrones culturales permeados por la desigualdad de género que se traducen no sólo en el desconocimiento de medios eficaces de anticoncepción, sino también de la capacidad para negociar con la pareja, en términos de equidad, el uso de los mismos.
“Se traduce en la persistencia de comportamientos sexuales de alto riesgo, que exponen a los jóvenes a embarazos no planeados ni deseados y al contagio de infecciones de transmisión sexual”, señaló en su discurso Félix Vélez, secretario general del Consejo Nacional de Población.
A los 15 años, una de cada cinco mujeres indígenas está casada o vive en unión libre. A los 18 la cifra se eleva a una de cada dos.
En el mundo, las mujeres y las niñas constituyen las tres quintas partes de los mil millones de personas más pobres del mundo; ellas son las dos terceras partes de los 990 millones de adultos que no saben leer, y las niñas son 70% de los 130 millones de niños que no asisten a la escuela.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas reporta que en varios países las normas y tradiciones heredan la violencia por motivos de género
A pesar de que en los últimos diez años las mujeres han ganado terreno en los ámbitos social, político y económico, en algunos lugares de México y en otros países del mundo las puertas de trabajos, consultorios médicos y hasta de escuelas les fueron bloqueadas. Y simplemente porque la desigualdad entre ellas y ellos continúa “profundamente arraigada” en muchas culturas.
Así lo deja ver el informe Estado de la Población Mundial 2008. Ámbitos de convergencia: Cultura, género y derechos humanos, presentado ayer por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
El reporte argumenta que los tabúes obstaculizan, por ejemplo, que las mujeres utilicen métodos de planificación familiar o que vayan a la escuela y, por otro lado, fomentan que en algunas comunidades todavía sean forzadas a casarse desde niñas.
En nuestro país los datos son reveladores: siete de cada diez mujeres jóvenes no usaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. En cambio, seis de cada diez hombres optaron por la protección al iniciar su vida sexual.
“Esto indica la existencia de patrones culturales permeados por la desigualdad de género que se traducen no sólo en el desconocimiento de medios eficaces de anticoncepción, sino también de la capacidad para negociar con la pareja, en términos de equidad, el uso de los mismos.
“Se traduce en la persistencia de comportamientos sexuales de alto riesgo, que exponen a los jóvenes a embarazos no planeados ni deseados y al contagio de infecciones de transmisión sexual”, señaló en su discurso Félix Vélez, secretario general del Consejo Nacional de Población.
A los 15 años, una de cada cinco mujeres indígenas está casada o vive en unión libre. A los 18 la cifra se eleva a una de cada dos.
En el mundo, las mujeres y las niñas constituyen las tres quintas partes de los mil millones de personas más pobres del mundo; ellas son las dos terceras partes de los 990 millones de adultos que no saben leer, y las niñas son 70% de los 130 millones de niños que no asisten a la escuela.
De acuerdo con el informe, las normas y tradiciones heredan la violencia por motivos de género.
Ejemplo de ello es que en algunas comunidades de Kenya se practica la mutilación como procedimiento de rutina que prepara a la niñas para el matrimonio. En este caso, incluso las mujeres apoyan la práctica creyendo que sirve para protegerlas a ellas y a sus hijos.
El UNFPA advierte que la cultura es un factor en la transmisión del VIH, por lo que la prevención y el cuidado requieren un acercamiento cultural. Además señala que aunque muchas mujeres pobres aspiran a tener menor cantidad de hijos, las limitaciones culturales las inhiben dejando pasar los beneficios de hacerlo.
“Cuanto más probable sea que una mujer dé a luz con la atención de personal calificado, tanto más probable será lograr un buen resultado. Para los países más pobres, donde las proporciones de partos atendidos por personal calificado son más bajas”, argumenta.
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