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23 ago 2010

Sabiduría maya en tiempos de crisis y cambio climático

Por Bernardo Caamal Itzá, corresponsal

Maní, Yuc.- Causan asombro conocimientos ancestrales mayas sobre el uso que le dieron a las diversas plantas que hay en el territorio donde un día logró su esplendor esta cultura, constató los 23 alumnos participantes en el curso taller etnoveterinaria realizado el pasado jueves 19 y viernes 20 de agosto en las instalaciones de la Escuela de agricultura ecológica y campesina  de Maní “U Yits ka’an” – el roció del cielo -.

Un día mi abuela me comentó cuando estábamos trabajando en la milpa- compartió durante el recorrido de campo uno de los participantes del curso -, hijo, esta planta sirve para que te desparasites; ésta flor junto con otras hierbas que vez por ahí son ideales para remediar la tos, y esta, para que corrijas tus problemas digestivos”.

“A esta le llaman sipche’, lo utilizamos para quitar el mal viento a nuestros pavos y gallinas, o cuando tenemos estos mismos males, el yerbatero los usa para curarnos”.

Experiencias como ésta fueron compartidas durante el pequeño recorrido realizado en el marco del curso-taller organizado por la Escuela de agricultura de Maní, en donde cada uno de los participantes al recolectar diversas plantas que existe en el monte, propició que intercambiaran conocimientos autóctonos.

Pero lo que más asombro ocasionó, fueron los resultados obtenidos con tan sólo 3 equipos de trabajo; porque cada uno de ellos al enumerar las cualidades de cada una de las plantas recolectadas, quedo claro que ofrecen múltiples alternativas para los herederos de esta ancestral civilización.

No basta con conocer el uso de las plantas medicinales, es de interés saber que parte de la planta nos puede curar, si es la raíz, la flor, hojas o el tallo. Además que, algunas como florecen en determinadas épocas del año hay que estar pendientes para recolectar su flor o cortar la raíz que nos será de utilidad”.

Además el hecho de usar este tipo de conocimientos indígenas, considera importante saber,  las fases lunares, tipo de suelo y la época del año, además, sin considerar algunas ceremonias mayas de prevención,  para mermar los efectos de las enfermedades que afecten a los animales y los humanos. 

La vigencia y la práctica de estos conocimientos ancestrales, sobre todo, cuando en estos años los resultados de las investigaciones científicas demuestran que el uso excesivo de los plaguicidas tienen efectos secundarios en el cuerpo humano; así  como en estos tiempos de crisis económica cuando el productor le dificulta adquirir productos que le ofrece el mercado, entonces, con este tipo de eventos lo sensibiliza a reencontrarse con su cultura y encontrar respuestas para remediar los diversos males que lo aquejan en su vida diaria.

Aplicación de estas experiencias en la región

En este curso-taller  que se realizo en la escuela de agricultura ecológica y campesina  de Maní “U Yits ka’an”, trascendió que se está analizando la posibilidad que en un futuro próximo sea replicado este tipo de cursos en diversas comunidades mayas, con la idea de recuperar los saberes campesinos para luego ser aplicado en la región.  

“la idea no sólo es beneficiar con este tipo de proyectos a las familias, sino que ellos permitan generar una cadena para beneficiar a otros, y de ese modo promover la soberanía alimentaria y los excedentes que tengan sean comercializados en la red de comercio justo.

Intercambio de experiencias en Guatemala

Los primeros días del mes de julio de este año, Bernardo Xiu y Alfredo Seralta, técnicos de la escuela campesina de Maní, asistieron a un curso relacionado a estos temas que fue impartido en el altiplano de  San Carlos, Guatemala por la Organización no Gubernamental, Veterinarios Sin Fronteras (VSF).
La idea es aplicar todo los conocimientos heredado de nuestros abuelos, y con ello, disminuir la pobreza que impera en nuestra región, destacó Bernardo Xiú, uno de los técnicos de Yits ka’an que participó en Guatemala.

Queda claro, entonces que con la popularización del uso de plantas medicinales se fortalece la identidad y cultura de las comunidades indígenas, crece la difusión del conocimiento universal, se optimizan los recursos locales, y se realiza ese intercambio de conocimientos donde todo el mundo aprende. 

Impacto de la Conquista española en el uso del conocimiento local

Hay que recordar que, cuando los conquistadores españoles llegaron a Guatemala el año 1542, se apropiaron de los terrenos propiedad de los Maya. A partir de ese momento los indígenas fueron considerados esclavos de la corona española y sus tierras explotadas al máximo para cultivar los productos que posteriormente se comercializarían en Europa. España extrajo todo lo que quiso de estas tierras y de su gente durante 296 años de dominio. Por tanto, durante muchos años todo lo relacionado con la tradición indígena era sinónimo de indiferencia e incluso de represión. Una persona obtenía mayor consideración social si hablaba en español y adoptaba costumbres occidentalizadas. 

Durante siglos las poblaciones mayas, y concretamente la etnia Mam de Guatemala, habían utilizado las plantas medicinales como remedio terapéutico. 

Sin embargo, el uso tradicional se fue perdiendo a medida que el producto químico (analgésicos, antiácidos, purgantes, antimicrobianos...) penetraba en la sociedad. 

VSF, fueron los precursores de este tipo de experiencias en el altiplano guatemalteco desde el año de 1997. Fue un proyecto de desarrollo que se basó en un programa de formación de promotores pecuarios con un pequeño componente etnoveterinario, apoyado en la recuperación de los conocimientos sobre el manejo y uso de plantas medicinales de las comunidades Mames para su aplicación en la veterinaria. 

Entonces, el equipo de VSF, con el apoyo de un antropólogo y experto en plantas medicinales de la asociación francesa Jardins du Monde, Jean-Pierre Nicolás, validó la identificación y los usos terapéuticos de las plantas recogidas. La falta de bibliografía sobre las dosis y efectividad de las plantas en los animales condujo hacia una estrategia de divulgación de la información basada solamente en la utilización de plantas medicinales no tóxicas.

Trabajar en una gran área del Altiplano permitió difundir la información entre las diferentes comunidades. A finales de 1998, dentro del programa de formación de promotores pecuarios, al advertir el interés de los promotores por las plantas, se incluyó un curso de cuatro días de duración. Desde el año 2000 la política estratégica de VSF, tiene como su principal objetivo buscar y apoyar modelos alternativos de producción campesina sostenibles tanto a nivel económico, como social, técnico, cultural y ecológico, que permitan la reactivación del agro en el país e impulsar una dinámica de desarrollo rural endógeno.

La metodología de campo ha sido totalmente empírica. Los resultados terapéuticos han sido bastante satisfactorios aunque, por supuesto, queda un largo camino por recorrer. Hay que seguir trabajando en la observación de cada caso y analizar los resultados obtenidos para confirmar finalmente el éxito de la aplicación de estos conocimientos.

Durante los cursos impartidos en esos años, los promotores aprendieron a elaborar pomadas, jarabes, jabones y tinturas para uso veterinario. Entre los productos preparados se realizaron té o infusión para cólicos y diarreas con altamiza (Tanacetum parthenium L), cocimiento de milenrama (Achillea millefolium L) y ruda (ruta chalepensis L) para el tratamiento de metritis. 

También se elaboró una tintura de Flor de muerto, apazote (teloxys ambrosioides L) y semillas de ayote para parasitaciones internas en animales domésticos no gestantes, así como un jarabe de eucalipto, resina de pino y salvia santa (Salvia officinalis L) para tratar las infecciones respiratorias de los caballos.

Estas experiencias guatemaltecas en cuanto a la recuperación de este tipo de conocimientos locales, son proyectos que le serán de referencia y de aliento para los mayas de Yucatán, sobre todo, en este tiempos cuando los efectos del cambio climático y de crisis económica que han afectado miles de hogares mayas de la península de Yucatán, y ante estas circunstancias, organismos de la sociedad civil, como la escuela de agricultura ecológica y campesina “U Yitz ka’an”, al igual que otros, que se dedican a la capacitación, como la Fundación Produce Yucatán, A.C. está interesada en vincularse con la escuela de Maní para este tipo de transferencia tecnológica ya que incidiría en el campo yucateco.  

Participaron en este taller, coordinadores de las subsedes, representantes de cada una de ellas, futuros promotores de “U yits ka’an, campesinos y también  estuvieron especialistas del Campus de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán, así como promotores de este centro educativo provenientes de las diversas regiones de Yucatán.

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