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24 mar 2009

Ejecutivo busca 700 ha comunales para Ciudad de la Salud

San Juan Tecomatlán, Jal., (Milenio).- La comunidad indígena de San Juan Tecomatlán, ocupada en las negociaciones con dos centenas de particulares mexicanos y extranjeros que se han asentado de forma ilegal en su superficie, lindante con el lago de Chapala, ya se dio tiempo de rechazar una primera oferta del gobierno del estado para adquirir 700 hectáreas de su patrimonio, donde planea construir una Ciudad de la Salud.

“Nos ofrecían muy poco: 20 pesos por metro en terreno para construir y ocho pesos en terreno abierto, lo cual está muy lejos de los valores verdaderos de la zona; les dijimos además que sólo aceptamos una sociedad, es la lección de lo que nos ha sucedido los últimos años con los avecindados”, advierte el presidente del comisariado de bienes comunales, Jesús Castellanos Sánchez.

Por su parte, el director de Asuntos Agrarios de la Secretaría General de Gobierno, Ramón Longoria Cervantes, aclara que no se trata de una negociación cerrada, y que en realidad, no se ha hecho siquiera una propuesta formal. Ese es el primer paso para formalizar un proyecto denominado “Ciudad de la Salud”, que data de casi diez años atrás, y en el que intervienen otras áreas del Ejecutivo.

“Se está trabajando con la comunidad para sacar adelante una expropiación convenida, pero la idea es que se genere una sociedad con ellos para que se beneficien con el proyecto”, subraya el funcionario.

Esto, debido a que el régimen comunal de la tierra no es considerado seguro para inversionistas, que requieren superficie de dominio pleno, es decir, propiedad privada. Lo que el gobierno del estado ya detenta en la comunidad es un predio de nueve hectáreas donde se pretende desarrollar un proyecto de centro de alta tecnología (software), para lo cual se tiene en trámite la expropiación. “Ya se entregó en ese caso un adelanto económico a la asamblea”, admite Longoria. Eso era importante para que los comuneros vieran la seriedad de la propuesta, y no reproducir viejos expedientes en que se hacen primero las obras y muchos años después se pagan las indemnizaciones.

Otra opción que se maneja dentro de la negociación es crear una inmobiliaria comunal, que permita a los campesinos aprovechar el creciente valor de sus terrenos en este presionado mercado de Chapala.

En cuanto a la Ciudad de la Salud, fuentes del gobierno del estado consultadas por Público aseguran que se compraría alguna superficie a los comuneros para capitalizarlos, y que en la expropiación de todo el predio se cambiaría el régimen territorial justamente a propiedad privada. La comunidad indígena participaría como socia del proyecto —pues aportaría la superficie no indemnizada— y recibiría el beneficio proporcional en las ganancias que genere el proyecto, y no sólo los empleos de dudosa calidad que tradicionalmente se ofrecen como “beneficios del progreso”.

¿Por qué se requiere convertir la propiedad? Porque la tierra comunal es inalienable (no puede venderse) e inembargable (no puede ser sujeto de embargo en un juicio), según el artículo 27 constitucional. Estas condiciones impiden la posibilidad de ofrecerla en garantía de los créditos cuantiosos que exigirá una inversión de esa envergadura, que fue concebida como un esquema de servicio para la vasta comunidad extranjera que habita la ribera de Chapala, buena parte de la cual se encuentra en la tercera edad y es usuaria habitual de esta clase de servicios.

La pretensión es ofrecer atención de calidad para los residentes del lago, de manera que no deban trasladarse a Guadalajara, y generen una derrama económica interesante en la propia zona donde habitan.

Lo cierto es que la experiencia de las comunidades y ejidos cuando se dan grandes proyectos de desarrollo o infraestructura suele ser en México, muy parecida: se les adquiere la tierra a costos de predio rústico, pero normalmente pagada en corto tiempo, y los campesinos terminan, unos, como empleados de los desarrolladores; otros, desplazados de sus lugares de origen. Ese retrato lo tienen claro en San Juan Tecomatlán.

El líder comunal insiste: “Teníamos pensado en caso de que nos llegara alguna empresa asociarnos con ellos; nosotros ponemos la tierra y ellos ponen la infraestructura. Vino el gobierno del estado, nos pidió comprar 700 hectáreas, pero nos viene a pagar un precio irrisorio, ocho pesos en donde no se puede construir, y 20 en donde sí se pueda. Eso fue apenas hace un mes. Nosotros le entramos pero como socios, ellos ya lo saben. No han regresado a hacer una nueva oferta; deben saber que no queremos que nos llegue el dinero de golpe por la tierra; queremos un proyecto que nos rinda a futuro”.

La idea de un decenio


Sergio García de Alba, secretario de Promoción Económica durante la Administración estatal 1995-2001, fue el que concibió el proyecto de Ciudad de la Salud en la ribera oriente del lago de Chapala, como un motor de desarrollo hacia el área indígena, tradicionalmente marginada, en contraste con los municipios de Chapala y Jocotepec.

En la misma lógica se encuentra la apertura de la carretera, que fue abierta a la circulación entre 1999 y 2000, justamente para facilitar la llegada de inversiones. Y las inversiones llegaron, pero de modo desordenado y con desventajas para los dueños originales de esas tierras. Es por eso que se han frenado los desarrollos. San Juan Tecomatlán negocia mejores condiciones, mientras Mezcala se cierra totalmente a comprometer sus tierras.

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