Esa fue la principal conclusión de la mesa redonda "El cine indigenista y etnográfico en Iberoamérica", celebrada hoy en el marco del Primer Congreso de la Cultura Iberoamericana, que se clausura el sábado.
"Si para el cine latinoamericano todavía el gran problema es la distribución, imagínense lo que pasa con el video indígena", indicó Elías Jiménez, director de la escuela Casa Comal de Guatemala, consultado sobre la posible difusión en salas comerciales de esos materiales.
Casa Comal es un proyecto de capacitación audiovisual y cinematográfica en la región centroamericana, impulsor además de festivales y películas.
Según Jiménez, "los canales de televisión comunitarios y el abaratamiento de la tecnología han democratizado la producción audiovisual, permitiendo crear programas de televisión, documentales y películas, que se muestran en el entorno comunitario".
Sin embargo, el sector todavía encara obstáculos como la falta de formación de profesionales y el idioma, pues "no toda la producción se hace en las lenguas propias", denunció.
La coordinadora del Centro de Cine y Video del Instituto Smithsonian, la chilena Amalia Córdova, sostuvo que entre los productores indígenas "hay una resistencia a entrar en ese mercado" tradicional de distribución, pero si no la hubiera requerirían de muchos fondos para hacerse un hueco.
"Video en las aldeas" y "Promedios de comunicación comunitaria", apoyados por la institución estadounidense son dos de los proyectos iberoamericanos que se distribuyen internacionalmente, aunque solamente entre Estados Unidos y México y mediante "la colaboración de las redes" de organizaciones que apoyan la causa.
El centro que dirige Córdova funciona desde 1979, es el responsable del primer catastro de filmografía indígena y cada año realiza un Festival de Cine Nativo Americano.
Otro de los participantes en el coloquio, el director del Centro de Formación y Realización Cinematográfica (Cefrec) de Bolivia, Iván Sanjinés, destacó la existencia de otras iniciativas similares de difusión alternativa como Cámaras de la Diversidad o la Fundación del Nuevo Cine latinoamericano, de la Unesco.
Sin embargo, también cuestionó la idoneidad de tratar ese cine como si fuera convencional.
"Tal vez el tema de fondo es que lo indígena representa una lógica, una filosofía, una cosmovisión" distinta a la occidental, más centrada en "la lógico de costo-beneficio", señaló.
En opinión de Sanjinés, los indígenas no deberían "hacer el gran esfuerzo de transformar su lógica" para penetrar en los circuitos comerciales y conseguir subvenciones de fondos que no entienden su forma de trabajar.
Para esos pueblos la creación cinematográfica "es la urgencia de producir ante el silencio tan largo que se ha dado", agregó.
En sus rodajes "no hay director, son procesos colectivos", sostuvo el especialista, al relatar por ejemplo las ofrendas que realizan a las cámaras.
El responsable de Cefrec es hijo de Jorge Sanjinés, ganador de la Concha de Oro de San Sebastián en 1989 con la cinta "La nación clandestina", considerada uno de los iconos del género.
"Todo el mundo que le entra a la cuestión comercial tiene que hacer muchas concesiones y finalmente se ajusta uno a los mensajes que ya están predispuestos", dijo por su parte Guillermo Monteforte, responsable en México del proyecto Ojo de Agua Comunicación.
Sin embargo, el experto se mostró optimista en que haya una mayor circulación de ese cine porque gracias a internet "hay muchas opciones de mover materiales y mensajes".
Monteforte reveló que el Consejo Latinoamericano de Cine y Comunicación de Pueblos Indígenas (CLACPI) está trabajando en tres series de televisión en coproducción con la cadena venezolana Telesur.
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