Ciudad de México, DF., (EFE).- Los líderes aborígenes reunidos en el segundo encuentro "México Indígena" afirmaron hoy que el bicentenario de la Independencia nacional no es algo para festejar sino el momento de crear nuevas oportunidades para los pueblos marginados.
"Para nosotros, el bicentenario no es una fiesta. Lo vemos como un eje de toda la problemática que tenemos y, si el Gobierno no tiene esa disposición, la problemática se va a agudizar más", señaló a Efe Alberto Simón, presidente de la Alianza Indígena Mexicana y uno de los ponentes del foro, que se celebra en la capital hasta el viernes.
Simón se refirió así a la exclusión, la pobreza, el desempleo y el abandono por parte de las autoridades que afectan a los casi trece millones de personas que conforman esta comunidad en México, el octavo país del mundo con más población indígena.
La migración es otra de las lacras de las más de sesenta etnias existentes en el país, con el consecuente desaprovechamiento de sus territorios, toda vez que, por ejemplo, medio millón de indígenas residen en el Distrito Federal, que en los últimos años se ha convertido en uno de sus principales refugios.
El subsecretario de Desarrollo Rural de la Sagarpa (Secretaría Federal de Agricultura), Ignacio Rivera, inauguró esta segunda edición del foro, que reúne a más de doscientos líderes indígenas y a representantes del mundo empresarial y académico.
Todos ellos analizarán modelos de desarrollo regional que contribuyan al progreso de las comunidades.
Lo fundamental para que estas propuestas no fracasen es, a juicio de los ponentes, que emanen del corazón de los mismos pueblos, en vez de ser impuestas "desde un despacho".
Recordaron asimismo que los problemas no solo son externos, sino que también proceden del mismo seno de estas comunidades, divididas en ocasiones "por culpa de partidos políticos y religiones", como indicó Simón.
En Chiapas, en la frontera con Guatemala, centenares de indígenas han denunciado la creciente intolerancia religiosa que en algunas comunidades se da contra los evangélicos.
Además, "la criminalidad ya ha llegado" a los pueblos indígenas, explicó Simón, en los que también están aumentando el alcoholismo y drogadicción.
Los conferenciantes coincidieron en que aún no se han logrado "los grandes anhelos" que impulsaron la Independencia (1810) y la Revolución (1910) mexicanas y en que están desapareciendo tradiciones y costumbres, pero insistieron en que no todo está perdido.
Existen oportunidades de negocio, como la horticultura y la artesanía que, a través de cooperativas y economías de escala, pueden ayudar a estas comunidades a despegar y a integrarse en el mercado nacional.
"Se acabaron las quejas y los lamentos. Ha llegado el momento de engrandecer a México a través de ustedes", sentenció Jeannette Arriola, presidenta honoraria de la Fundación Pro Mazahua, que apoya proyectos de desarrollo local para comunidades indígenas.
"No pedimos limosna. Queremos trabajar juntos y que el Gobierno nos tenga en cuenta", proclamaron los líderes indígenas.
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