Denver, Estados Unidos, (El Universal).- Un antiguo mapa, pintado por indígenas mexicanos a mediados del siglo XVI, se ha convertido en una pieza clave para conocer los viajes de los pueblos mesoamericanos desde su tierra originaria en Aztlán hasta América Central, según el doctor David Carrasco, de la Universidad de Harvard.
"Cinco años de investigaciones y escritos (2002 al 2007) por 15 eruditos en historia mesoamericana demuestran que este documento, el Mapa de Cuauhtinchán 2 (or MC2), con más de 700 imágenes a color, revela algo así como la Odisea y la Ilíada de Meso-América", dijo Carrasco en una conversación telefónica.
"Este mapa revela las historias sagradas, las peregrinaciones, las guerras, la medicina, las plantas, los matrimonios, los rituales y los héroes de la comunidad de Cuauhtinchán, es decir, el Lugar del Nido del Águila (hoy en el estado de Puebla, México)", agregó.
El Mapa de Cuauhtinchán mide 109 por 204 centímetros y se pintó sobre papel amate probablemente hacia 1540, sólo dos décadas después de la conquista española de México.
Por medio de imágenes y símbolos (pictogramas), el mapa cuenta la historia de los antepasados de los pueblos mesoamericanos en Chicomoztoc (o Lugar de las Siete Cuevas), seguida por la migración hasta la ciudad sagrada de Cholula y la fundación de Cuauhtinchán (probablemente en 1174).
El propósito del documento parece que zanja una disputa entre los nativos y los conquistadores sobre la propiedad de las tierras en Cuauhtinchán y en zonas aledañas, como resultado del proceso de evangelización que comenzó a partir de 1527 y que se intensificó en 1530 con el inicio de la construcción del primer convento en esa localidad, que aparentemente llevó a desmantelar el templo indígena.
"La historia comienza en una ciudad sagrada bajo ataque y sigue con la gente de Aztlán que viene a rescatar a la ciudad y que como recompensa recibe la licencia divina para viajar una gran distancia hasta encontrar su propia ciudad en la tierra prometida. El peregrinaje se realizó bajo la guía de sacerdotes, guerreros y divinidades", explicó Carrasco.
Esa ciudad sagrada y la tierra originaria de Aztlán estarían en lo que hoy es el suroeste de Estados Unidos.
El documento permaneció en Cuauhtinchán hasta 1933, año en que pasó a un museo regional y más tarde a manos de un arquitecto.
En 2001, la benefactora social Espinosa Yglesias adquirió el mapa y poco después contactó al Centro de Estudios Latino Americanos en Harvard para averiguar quién podría analizar el mapa. Harvard eligió a Carrasco.
El resultado de los cinco años de estudios multidisciplinarios fue la publicación (en inglés) de un libro de 479 páginas, La cueva, la ciudad y el nido de águila, que Carrasco editó junto a Scott Sessions.
Carrasco anticipa que en 2010 la Universidad de Nuevo México, que publicó la versión original, editará la versión en español.
"Este mapa y el libro que hemos publicado para descifrarlo constituyen una renovación en nuestro entendimiento de los códices mesoamericanos y de las tierras sagradas de esa región", dijo Carrasco.
Ese nuevo entendimiento tiene consecuencias políticas y sociales actuales.
"Este mapa es un corredor de enlace con la identidad y la política de los méxico-americanos, es decir, del pueblo chicano, con el arte, los rituales y las prácticas filosóficas de los mexicanos prehispánicos", aseveró.
Para este catedrático, "la insistencia por parte de eruditos y activistas méxico-americanos en reclamar a Aztlán como su símbolo se ve fortalecida por la historia que cuenta este mapa, ya que reubica a los mexicanos en Estados Unidos dentro de una más amplia historia de migración, de interacciones étnicas, de religiones y de rituales".
Según Carrasco, MC2 enlaza a los chicanos "con las tierras donde tuvo lugar la lucha por la libertad y por los derechos ante la opresión".
El doctor Ramón Del Castillo, poeta y director del Centro de Estudios Chicanos en el Colegio Estatal Metropolitano de Denver (MSCD, en inglés), concuerda con Carrasco.
"El Mapa de Cuauhtinchán ha revitalizado el concepto de Aztlán (como tierra original de los antepasados de los mexicanos) y esa idea ya no es un mito sino una realidad".
"Del Castillo tiene razón. El mapa, pintado por un artista que heredó las técnicas prehispánicas y la genialidad de México central, contiene las imágenes más vivas de Chicomoztoc (Lugar de las Siete Cuevas), asociado con la tierra originaria conocida como Aztlán", expresó Carrasco.
Esas imágenes muestran a los dioses y las diosas saliendo de las "siete cuevas" en el pasado mítico y eventualmente dando origen a los antepasados de los indígenas de México.
Tal es la conexión de este mapa con los chicanos que Anthony Aveni (arqueo-astrónomo de la Universidad Colgate) y Laana Carrasco (una periodista independiente de Massachusetts) publicaron un libro para niños en el que cuentan la historia de mellizos méxico-americanos de 10 años que "viajan en el tiempo" y peregrinan junto con sus antepasados cien años antes de la llegada de los españoles.
Este libro infantil, basado en MC2 e ilustrado por dos artistas mexicanos (Carmen Parra Velazco y Jesús Chávez), "conecta muchas de las preocupaciones y esperanzas del Movimiento Chicano actual con la cosmología y la vida de los antiguos indígenas mexicanos", dijo Carrasco.
Junto con sus estudiantes y su equipo interdisciplinario, Carrasco continúa estudiando los objetos sagrados y las numerosas plantas que aparecen en el mapa.
"Este mapa es un tesoro para los académicos porque revela con esplendor artístico y en detalle la manera de vivir de una comunidad indígena que expresó su propia narrativa en medio de un serio conflicto social", concluyó.
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