México, DF., (Rumbo de México).- A lo largo de los años, la comunidad indígena ha mantenido sus creencias y cultura, lejos de la modernidad y de los grandes lujos a través de la herencia de sus tradiciones y la adaptación de sus costumbres en las nuevas generaciones.
La situación de este grupo social a lo largo de los años ha sido difícil, porque la mayoría de los ciudadanos los ven como personas ignorantes, incapaces, y los relacionan con la pobreza y la marginación.
La situación del indígena que emigra al Distrito Federal es muy complicada, principalmente porque buscan una mejor calidad de vida y se encuentran con la discriminación y la carencia de oportunidades, para emplearse en actividades dignas y bien remuneradas.
El desplazamiento de este grupo social comenzó a realizarse a partir de los años 60, y generó un notable incremento en la siguiente década; hoy en día, se cuenta con un millones de indígenas que habitan en la ciudad de México, de los cuales cerca de 600 mil provienen de los estados de la República mexicana como Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Querétaro, principalmente, y el resto, son originarios de Milpa Alta, Xochimilco y Tláhuac, demarcaciones que todavía mantienen zonas rurales, usos y costumbres.
Al respecto, el presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), Edgar Torres Baltazar, explicó que la situación de discriminación del indígena en la ciudad ha ido en aumento y desafortunadamente se les llama migrantes, cuando son realmente residentes porque son mexicanos y por lo tanto tienen derechos y obligaciones, aunque se encuentren en otro estado que no sea el de su lugar de origen.
“En la ciudad de México se registra, entre pueblos originarios y comunidades indígenas en el Distrito Federal, cerca de un millón de personas; por lo tanto, para el Gobierno del Distrito Federal esta población se compone de pueblos originarios y pueblos residentes, mismos que tratan de preservar sus lenguas, costumbres y tradiciones y por esas circunstancias enfrentan un problema de discriminación”, expuso Torres Baltazar.
Otro de los problemas con los que cuentan es el acceso a los servicios educativos, ya que la mayoría de los indígenas que se instalan en la ciudad no cuentan con los papeles necesarios, principalmente el acta de nacimiento.
Explicó que en la ALDF se han presentado tres iniciativas de ley en materia de asuntos indígenas, mismas que están orientadas a tratar de buscar que en la ciudad de México se pueda contar con una ley que regule los derechos que tienen los pueblos y comunidades indígenas, sobre todo en el marco de los derechos humanos, la procuración de justicia, reconocer sus autoridades, costumbres, tradiciones y derechos colectivos y formas de organización.
En materia de empleo, los indígenas migrantes tienen su fuerza de trabajo en la industria de la construcción, en la que ocupan puestos de albañiles y obreros en grandes fabricas; otro de los oficios es la venta en los cruceros; y una minoría se dedica a la venta de artesanías, además de que se enfrentan con los productos de manufactura China.
“Las poblaciones indígenas que emigran a la ciudad no tienen ni siquiera las posibilidades de conseguir un trabajo estable con un salario digno, ya que no cubren los requisitos en materia de estudios; incluso en ese sentido también se enfrentan al problema de no poder conseguir un crédito para vivienda, aunado a los actos de discriminación a los que son objetos en el área laboral”, puntualizó Torres Baltazar.
En materia de acceso a los servicios de salud, en la ciudad es limitado; por ser indígena difícilmente les dan prioridad; además necesitan contar con personal médico que hable dialectos para que se puedan comunicar.
En el aspecto del crecimiento poblacional, se deben crear políticas públicas mediante la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades en conjunto con el Consejo de Pueblos y Barrios Originarios en el Distrito Federal, porque son limitantes los programas y proyectos, ya que no están atendiendo realmente la necesidad de los pueblos y las comunidades; además estamos ante un problema de planificación familiar, debido a que la mayoría de las familias llegan a tener hasta seis hijos, concluyó el diputado local.
Por su parte, Bulmaro Ventura, integrante y fundador de la Asamblea de Migrantes Indígenas de la Ciudad de México, explicó que el 90 por ciento de los emigrantes indígenas lo hacen por buscar trabajo y el resto sólo lo hace por conocer la ciudad y para estudiar, y por lo general viajan solos, sin la familia y en grupo conformado por hombres.
Señaló que el estado de Oaxaca concentra 16 de las 60 etnias que existen en el país; principalmente zapotecos, mixtecos, mixes, triques, amuzgos, chocholtecos, mazatecos y ahinantecos; en el caso del Distrito Federal, la población que más se concentra es la zapoteca.
“El indígena tiene gran capacidad para hacer y entender las cosas; las personas deben quitarse el mito de que el indígena es ignorante y por ello tiene derecho a recibir la oportunidad y el espacio para desarrollarse dentro del ambiente laboral; la sociedad se ha encargado de marginarlos metiéndoles el pie a sus propios paisanos”, expuso Bulmaro Ventura.
Con respecto a los trabajos que realiza la Asamblea de Migrantes Indígenas de la Ciudad de México, el fundador subrayó que se creó en abril de 2000 y ha trabajado brindando talleres de música, computación, enseñanza de lengua, gastronomía, todo con la finalidad de evitar que se rezaguen y puedan contar con algún oficio. Tambien cuentan con una estación de radio por internet en donde se difunden actividades, talleres y acuerdos que se toman a favor del desarrollo de las comunidades indígenas.
Expuso que existen indígenas que concluyeron sus estudios universitarios y que además realizaron maestrías y doctorados, por ello es muy incómodo como la misma sociedad los clasifica, sin saber realmente la capacidad y el talento que tienen.
“Nosotros somos nuestros antepasados(…) somos los hombres y mujeres de hoy(….) seremos los hombres y mujeres de aquí y de mañana”, concluyó.
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