Tantoyuca, Ver.- El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es un mal incurable, la padece la familia Hernández Clemente de la comunidad de Palo solo Chopopo, perteneciente al Municipio de Tantoyuca.
Esta historia es muy triste ya que desafortunadamente por la falta de información ellos fueron discriminados por su familia, al vivir esta historia siente aún la vibra de la discriminación.
El señor Gerónimo Antonio manifiesta que el señor Pedro Hernández de la comunidad de Palo solo Chopopo salió a trabajar a la ciudad de Culiacán Sinaloa al corte de tomate, estando durante tres seis meses y mantuvo una relación con una mujer portadora del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) que es lo que provoca el SIDA.
Sin pensar el que se había contagiado, regresó a su comunidad contagiando a su esposa la señora Virginia Clemente originaria de la comunidad de Tecomate Chopopo, cuando su esposa embarazada se hizo estudios clínicos le detectaron el VIH.
Los médicos citaron a la pareja para darles la noticia y advertirles que era una enfermedad incurable y que el bebe nacería pero podía ser infectado con el virus. Al saber esto la familia la comunidad también se enteró y fueron discriminados, nadie les hacía caso y como vivían en la casa de la mamá del muchacho los metieron a un gallinero y ahí les daban de comer, como a unos perros y nadie los visitaba.
El primero en morir fue el señor Pedro Clemente, y cuando la niña nació permanecieron en el gallinero hasta que murió la señora Virginia pero ya la niña tenía dos años y nadie se quería hacer cargo de ella, pensaban que con cargarla se contagiarían de la enfermedad y a la niña que continuamente se enfermaba, no le hacían caso.
Los familiares vieron que ya había fallecido porque ya no comía y pensaban que estaba dormida, pero en realidad ya estaba muerta.
En este caso y por más platicas que se les dio acerca del y de que no era contagioso por la convivencia y que era mejor que apoyaran a la familia, ellos hicieron caso omiso y los discriminaron hasta que terminó su vida, acortada por la falta de atención y medicinas.
Gerónimo Antonio al contar estos hechos dijo que ahora que ya comprenden y que vieron que no podía pasarles nada, han comprendido de que lo que hicieron no fue lo correcto y piensan que tal vez la niña hubiese sobrevivido más tiempo, pero que esta, que es una historia real ocurrida en la Huasteca no debe repetirse.
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