Ciudad de México, DF., (El Universal).- El proyecto del mexicano Francisco Acuña para llevar inversión privada a proyectos de energía sustentable en comunidades indígenas de América Latina (AL) se colocó entre los tres finalistas (Brasil y un consorcio bancario de Latinomérica) que aspiran a obtener el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la categoría de Inversión Socialmente Responsable, con el objetivo de atraer a inversionistas “verdes” a la región.
Acuña radica entre Estados Unidos y México, y ha viajado por Latinoamérica para conocer las posibilidades que ofrece la región. El proyecto INDI FUND, que encabeza busca romper con el modelo de producción donde “las multinacionales negocian con los indígenas sus tierras y sus recursos, sin hacerlos partícipes, preservando el modelo colonial”.
INDI FUND se define como el primer proyecto que busca “conectar capital internacional con proyectos estratégicos sustentables a través de alianzas con poblaciones indígenas”, a fin de poder llevar recursos económicos (como socios) a las comunidades indígenas para que desarrollen núcleos ecoturísticos, plantas hidroeléctricas o de generación de energía eólica.
“No se trata de microfinanzas ni filantropía, sino de proyectos autosustentables que pueden tardar años y puedan crear fondos para la educación de futuras generaciones”, señala el también abogado mexicano.
Fondo educativo
Asegura que no son sólo ganancias para “consumo y servicio”, sino que con el dinero obtenido se pueda crear un fondo educativo que fortalezca su identidad.
“Se ha demostrado que cuando los grupos indígenas han tenido más independencia económica alrededor del mundo y han participado más en proyectos sustentables, esos grupos protegen más su identidad. Ellos cuentan su historia desde su punto de vista, fortalece la identidad el orgullo de ser indígena”, destaca.
Explica que México y América Latina son de las mejores regiones del mundo para producir energía limpia: solar, de viento, de algas, etanol, entre otros: “Ésta es la economía del futuro”.
La creación de energías alternativas debe ser la dirección a la que apuntan los mercados globales, dice.
Detalló que los otros dos proyectos con los que compiten son Sitawi Social Fund de Brasil, una propuesta que busca apoyar a organizaciones sociales en el combate por la selva amazónica, la educación y contra la pobreza en ese país, y MiGroF, que fue presentada por diversos bancos latinoamericanos, que tiene como objetivo “restaurar la capacidad de préstamo de las microfinancieras después del impacto de la crisis global”.
Modelo igualitario
Acuña explica que cuando las multinacionales negocian con los gobiernos por las tierras de estas comunidades, “es cuando vienen los machetes y se para la operación, porque los indígenas se sienten invadidos y explotados. No los ven como sus proyectos, no participan en él y al final todos pierden”.
Acuña arguye que esto se debe a la “mentalidad colonial” que aún rige en muchas regiones de Latinoamérica.
La propuesta del BID es la de otorgar un reconocimiento al proyecto que tenga éstas características de responsabilidad social. El público general decidirá con sus votos a través de internet (www.iadb.org) decidirá de forma qué proyecto consigue el reconocimiento.
Para el finalista, el acercamiento a las comunidades y el desarrollo de una confianza mutua es esencial para la vialidad del proyecto.
“En Chile pueden existir proyectos forestales, Sonora es uno de los mejores lugares para proyectos de energía solar, pero se necesita desarrollar la confianza con las comunidades”, asegura.
Dice que los indígenas en Latinoamérica pueden ser pioneros en el tema de energías verdes, pero se les debe ofrecer la oportunidad de ser socios igualitarios, y que para llevar a cabo este proyecto, añade Acuña, se deben encontrar a nuevos inversionistas que no busquen el mayor número de recursos en el corto plazo.
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