San Juan Chamula, Chis., (Reforma).- Concebido como un grupo sumiso y humillado, los indígenas de la zona de Los Altos de Chiapas, se han transformado en un poderoso grupo económico conocido como el "Chamula Power".
Anteriormente dedicado al cultivo de tierras y a la elaboración de artesanías, este grupo que en su mayoría lo integran tzotziles provenientes de San Juan Chamula, ahora tiene el control de las principales actividades ilícitas en la región.
La comercialización de discos y películas piratas en grandes cantidades está bajo su dominio.
Además, son los principales introductores y expendedores de mercancías de origen chino como ropa, calzado, juguetes y aparatos eléctricos, que trafican en alianza con los grandes comerciantes de piratería en Guatemala y que pasan con la complicidad de agentes aduanales en México.
"Es inaudito que además de que venden a diestra y siniestra discos y películas piratas, lo hagan tan burdamente al grado de exhibir películas pornográficas, y lo que indigna es que las autoridades no hagan nada", recriminó la presidenta de la Cámara Nacional de Comercio de San Cristóbal, Cecilia Flores.
La zona norte de la ciudad, particularmente en el área conocida como la "Loma de las Hormigas", se ha convertido en el búnker de este grupo.
Ahí los indígenas también gozan de la fama de ser los principales narcomenudistas de la zona de Los Altos.
La droga, de acuerdo con las autoridades locales, les es suministrada por los Zetas. Los anteriores sicarios del Cártel del Golfo tienen el control total en la frontera sur y una de sus bases es Comitán, desde donde les provee la cocaína y mariguana.
Jacinto Hernández, hijo de un prominente cacique del mismo nombre de San Juan Chamula, es considerado como uno de los cabecillas del "Chamula Power".
Hernández controla el negocio de los discos y películas "piratas" y también se le atribuyen nexos con los Zetas para la comercialización de drogas al menudeo.
Posee más de cinco vehículos de lujo, entre ellos una camioneta Hummer y una Cheyenne, ambas de modelo reciente.
El otro líder identificado de la organización es Juan Gómez, quien también tiene varios vehículos, incluyendo dos tráileres para el traslado de mercancías.
Por si fuera poco, el "Chamula Power" también han incursionado en la trata de personas, mediante cantinas disfrazadas, donde prostituyen a mujeres y menores de edad oriundas de sus mismas comunidades.
"Si quiere cocaína o mariguana vaya a Las Hormigas, ahí puede encontrar de todo, incluso hasta una pistola o un rifle", recomienda un taxista, quien asegura que esa parte de esta colonial ciudad se ha transformado en tierra de nadie.
"Ahí ni la Policía entra, o los que lo hacen es porque están amafiados con esa gente", advierte.
Un agente municipal confirma lo anterior.
"No ha dicho el propio Presidente Municipal que si alguien quiere poner orden allí, tiene qué ser el Ejército o los de la PGR", aseguró el uniformado.
LAMENTAN ACCIONES
Los indígenas, mayormente oriundos de San Juan Chamula, Zinacantán, Oxchuc, Tenejapa, Huixtán, Teopisca y Chenalhó, conforman en un 80 por ciento el padrón de los dos principales mercados públicos de San Cristóbal: el Castillo Thielmans y Merposur.
"Les ganó la ambición, el hecho de obtener dinero fácil, aunque sea el margen de la ley.
"Es algo que duele, porque denigran a nuestros ancestros y a nuestra gran cultura maya", lamentó Sebastián Gómez, histórico líder tzotzil de Los Altos.
Gómez habla desde algún lugar de Chiapas ya que fue amenazado de muerte junto con su familia y tuvo que huir por oponerse a las nuevas costumbres y actividades de sus coterráneos.
Los integrantes de esta organización también poseen grandes negocios formales y han construido fastuosas residencias, incluso en zonas exclusivas de San Cristóbal.
Han cambiado sus vestimentas tradicionales por ropa de moda y de buenas marcas; lucen joyas y relojes; comen en restaurantes caros y de lujo.
"Nos superan por mucho, en cantidad y en dinero", admite la presidenta de la Canaco de San Cristóbal, Cecilia Flores.
Asegura que, debido a la desleal competencia, muchos negocios se han visto obligados a cerrar con la consecuente pérdida de empleos.
"De 360 afiliados que teníamos al menos el 15 por ciento han cerrado y una cuarta parte de empleos, estamos hablando de unas mil personas, se han perdido tan sólo en este año", afirma.
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