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19 abr 2009

Refleja la BFNICM su cultura primigenia a través de un concierto

Ciudad de México, DF., (El Informador).- La Banda Filarmónica de Niños Indígenas de la Ciudad de México (BFNICM) ofreció hoy un concierto en el que reflejó su amplia cultura originaria, en el marco de la convivencia comunitaria organizada por la Asamblea de Migrantes Indígenas en el Distrito Federal.

A partir del mediodía, decenas de niños, jóvenes y adultos migrantes de diversas entidades del país y radicados en esta capital arribaron al Museo de la Ciudad de México para ser recibidos por los representantes de la Asamblea de Migrantes Indígenas. Una hora después, apareció la BFNICM.

Bajo la dirección artística del maestro Juan Pablo Méndez Alejo, una veintena de niños y jóvenes indígenas interpretó, con una depurada técnica y evidente conocimiento de la partitura, un concierto que incluyó temas clásicos, en ese tipo de organización filarmónica, como "Canción mixteca" y "La Sandunga".

La banda está integrada por la primera generación de hijos de migrantes, principalmente provenientes de los estados de Oaxaca e Hidalgo, cobijados por la Asamblea de Migrantes Indígenas de la Ciudad de México, Todos ellos, además de sus actividades productivas y comerciales, cultivan la música.

El concierto, breve cuan perfectamente bien ejecutado, incluyó también las interpretaciones filarmónicas de "Pompa y circunstancia" y "Tortolita". Los instrumentistas, de entre 10 y 20 años de edad, supieron complacer al público que colmó el aforo del Museo de la Ciudad de México, en una amplia jornada.

Luego de la presentación de la BFNICM, el programa llevó a los niños a presentar una exposición de los pueblos a los que pertenecen. Los asistentes tuvieron un somero panorama de su cultura, usos y costumbres, así como de los productos y servicios que se ofrecen dentro de sus comunidades indígenas.

Una muestra gastronómica que pronto llenó la atmósfera del Museo de la Ciudad de México con sus olores, sabores y colores, propios de la amplia variedad de alimentos y bebidas que se producen en el interior del país, fue el punto central para que realmente iniciara la convivencia de esos indígenas.

La convivencia se prolongó por el resto de la tarde y en su transcurso se destacó que los pueblos indígenas "somos poseedores de saberes y formas de organización que, a lo largo de más de cinco siglos, nos han permitido adaptarnos a los cambios del entorno", dijeron los más viejos de ese grupo.

En tiempos relativamente recientes, agregaron los abuelos indígenas, "hemos vuelto a hacer presente nuestras culturas en esta ciudad, que fue uno de los corazones de nuestro proceso de civilización". Con esta actividad, dijeron "queremos compartir los frutos de nuestro quehacer en esta tierra cosmopolita".

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