Ciudad de Mexico, DF., (El Universal).- La metáfora de los escritores en lenguas indígenas en su lucha por ser considerados parte de las letras universales y no exponentes de una hija pequeña de la literatura: es la subida de un cerro. La poeta juchiteca Irma Pineda Santiago, presidenta de Escritores en Lenguas Indígenas AC (ELIAC), asegura que aunque han empezado a trepar por esa montaña aún no vislumbran la cima.
“Llegar a la cima es tener el pleno reconocimiento de las lenguas indígenas de este país, además de la valorización y el aprecio. Queremos que el reconocimiento venga del corazón de la gente y no sólo por la obligatoriedad que impone la Ley General de Derechos Lingüísticos, ni tampoco por lo políticamente correcto: evitamos la discriminación al cuidar el lenguaje porque es lo políticamente correcto, decimos: ‘señores y señoras’ para no discriminar, y entonces, también incluimos a los indígenas, para no discriminar”, señala.
Las lecturas en voz alta y los espacios para la creación en lenguas indígenas, así como la creación del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y el Catálogo de las lenguas indígenas nacionales —publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 14 de enero de 2008— son pasos que los escritores han dado, pero no son suficientes: “Buscamos el aprecio desde el corazón para las comunidades y pueblos indígenas, para las culturas indígenas y por supuesto para los idiomas y la literatura indígena”, asegura Pineda.
Reconoce que para llegar a la cima falta mucho tiempo, sus retos son grandes: trabajar en la formación de lectores en lenguas indígenas, para ello acuden a escuelas y leen sus textos en su lengua materna, para que los lectores “se enamoren de nuestra palabra, de nuestro idioma”. Pero hay una segunda línea de acción urgente: la formación de escritores, deben hacer literatura de calidad en dos idiomas: en su lengua materna y en español.
Y es que los escritores en lenguas indígenas son doblemente creadores, como asegura Pineda Santiago: “Somos creadores en dos idiomas para dos mundos. Creamos en nuestra lengua materna pero también debemos hacerlo en español, no pensarlo como el traslado de un idioma a otro porque nos queda una cosa horrible en español. Hay que pensarlos como poemas paralelos, un poema creado en nuestro idioma y otro poema en español, que ambas versiones cumplan todos los cánones literarios”.
Lo cierto es que esos escritores que lo mismo crean en zapoteco, mixteco, náhuatl, maya, amuzgo, zoque o en otras de las 364 variantes lingüísticas que hay en México, deben hacer un proceso creativo doble para llegar a todos los mexicanos y para que “la literatura en lenguas indígenas se convierta en nuestro vehículo de comunicación, en el puente entre pueblos y literaturas indígenas y los otros que no lo son”.
Para lograrlo contemplan continuar con el diplomado de Literatura en Lenguas Indígenas, realizar el segundo seminario con la UNAM y redoblar los talleres regionales en el centro, sur y norte de México, donde hay pocos escritores y donde la gente que comienza a escribir está en la primera etapa, la de la recopilación de historias de tradición oral; les falta pasar por la recreación en sus propias palabras de esas historias, y que en una tercera etapa lleguen a la creación propia.
Los 51 escritores —sólo diez mujeres— que integran ELIAC, son creadores de sus propias historias, pero los demás —acaso 200 escritores en todo el país— son recopiladores de las historias de sus pueblos, aunque algunos ya han comenzado a recrear las historias que les cuentan los abuelos.
Los temas de los escritores en lenguas indígenas son variados, aunque mantienen el interés por el espíritu de la comunidad. Pineda dice que la mayoría aborda temas rituales, ceremoniales y de la propia cultura, pero han comenzado a tocar temas muy contemporáneos que ocurren en sus pueblos y comunidades. “He visto textos de chicos de Chiapas que trabajan el tema de la guerrilla, hablan de la lucha de clases y de poder; gente que habla de la migración, sin dejar de recuperar la memoria antigua de los pueblos”.
Afirma que en los poemas o cuentos también están presentes los grandes temas de la literatura universal: el amor, la vida, la muerte, el paisaje cotidiano. La diferencia está en que los escritores en lenguas indígenas abordan esos temas desde la perspectiva particular que tiene que ver con su origen, formación, idioma y desde la forma en que nombran el mundo.
Hay escritores que han dejado la creación para dedicarse al mundo indígena desde la academia y la investigación con un afán de sistematizar el cuerpo literario de sus pueblos. Hay nuevas generaciones de escritores en lenguas indígenas con propuestas más atrevidas, de ser más ceremoniales y ritualistas ahora entran a una etapa más sensualista y erótica. Todos mantienen la conciencia de que el español es el puente que los vincula con los otros hermanos de México.
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