Zinacantán, Chis., (La Opinión de Los Ángeles).- La etapa de la adolescencia, el noviazgo y la libertad de elección de pareja, eran temas que las mujeres indígenas desconocían pues la transacción que el pretendiente hacía para asegurar una esposa, facultaba a los padres para vender a sus hijas desde los 13 ó 14 años de edad.
Sin embargo, las cosas han comenzado a cambiar y ahora se vive un lento, pero seguro, proceso de transformación en éste municipio indígena de los altos de Chiapas. "Rosita" y "Lucy" son dos ejemplos de mujeres indígenas que la educación y los medios de comunicación han propiciado la toma de conciencia para luchar por su liberación y la de sus compañeras.
"La situación de la mujer ya cambio porque antes no tenía uno la libertad de salir, de expresarse, de escoger a su pareja, ya escoge uno a su novio", afirmó "Rosita" en una pausa que hace en su trabajo de tejedora.
Zinacantán es un municipio indígena de la etnia tzotzil, ubicado al poniente de San Cristóbal de Las Casas y es considerado como de alta marginación.
Por ejemplo, en lo que se refiere a la educación, el Instituto Estatal de Educación para Adultos (IEEA) tiene registrado que 8,700 adultos son analfabetas, lo que significa que casi una tercera parte de su población esta en ésta categoría. Sin embargo, ahora Zinacantán es sede de varias instituciones educativas, como la Normal Intercultural "Jacinto Canek", lo que se ha traducido en desarrollo social y político de sus habitantes, que son gobernados por un ayuntamiento perredista presidido por Domingo Pérez Conde, quien apoyó la idea de fundar la llamada "Instancia de la Mujer" para apoyar el desarrollo de este amplio sector indígena.
Luz Angélica Martínez Alegría, de 20 años de edad, con estudios de preparatoria, soltera, es una joven indígena, que orgullosamente viste el traje tradicional de esta etnia de los Altos de Chiapas, es quien tiene a cargo la Estancia Municipal de la Mujer que se fundó hace unos días y que ahora trabaja a favor de sus compañeras.
Ella explicó que el primer taller que organizó para difundir los derechos de la mujer fue con el personal del ayuntamiento, "y les agradó mucho saber el derecho de las mujeres y el derecho de los hombres".
Recordó que haber vivido en carne propia la experiencia de que sus padres acordaran con el pretendiente el pago de una cantidad a cambio de que se casara y el gran índice de violencia que surge a raíz de eso, no tanto en la cabecera sino en las comunidades, fueron los motivos que la llevaron a emprender una lucha por el reconocimiento de sus derechos.
Orgullosa, comentó que a unos días de la apertura de la oficina, atiende de tres a cinco casos por semana, relacionados con el maltrato físico, problemas de pago de pensión, conflicto entre parejas, "sufren porque nos les dan dinero y sus maridos toman mucho y las maltratan" comentó "Lucy".
Sin embargo, su trabajo no ha sido fácil, pues los llamados "usos y costumbres", mediante los cuales se permitía que los padres prácticamente vendieran a sus hijas, se ha realizado desde siempre, "no querían algunos hombres, pero ya con el tiempo poco a poco se han ido acercando, sobre todo que no busquen problemas".
Pero "Lucy" está decidida a seguir su lucha e imparte cursos y talleres sobre los derechos de la mujer, "es importante que se valoren ellas mismas, que pueden salir adelante y que hay muchas maneras para lograrlo".
A su vez, reconoció que han habido logros importantes. "Si es un avance para que se valoren ellas mismas, que sí valen mucho, sí pueden salir adelante, que son útiles pues, y todas las señoras, jóvenes, se fueron muy contentas", comentó.
La educación y el sueño de liberación también han sido motivación para las indígenas, tal es el caso de Rosa Ernestina Hernández Vázquez, de 22 años de edad, quien esta por terminar su educación media en la preparatoria del sistema abierto.
"La situación de la mujer ahora ya ha cambiado, antes no tenía uno la libertad de salir, de expresarse, de escoger a su pareja, ya escoge uno a su pareja, se hablan, se hacen novios, si dice la muchacha que si que vayan los muchachos a hablar con los papas", comentó la joven indígena.
Reconoció que la actitud de las madres, principalmente, ha cambiado y ahora las aconsejan que se casen, pero que tengan una edad promedio "pero que no se casen joven pues quiere evitar que se repita lo que sucedió con ella, a quien maltrataban".
Explicó que su madre tuvo que tomar la decisión de separarse de su esposo por los malos tratos, "tiene siete años de divorciada y lo dejó porque le pegaba, llegaba borracho, y la dejaba tirada en la puerta, salió huyendo, si no la mata".
Y agregó que la violencia intrafamiliar es tal, que frecuentemente se registran casos de homicidios, "hay casos de mujeres que han sido golpeadas hasta causarles la muerte, daño psicológico, moral, si no esta lista la comida, su ropa, es motivo para discutir, las pobres mujeres desde temprano tiene dejar listo todo antes de ir a trabajar". Pero "Rosita" también reconoce que la "Instancia de la Mujer" ha significado una mejora en el respeto de sus derechos, "es bueno que haya eso están contentas, se sienten más seguras, mas tranquilas, cualquier caso que tengan de maltrato a ellas, o a sus hijos saben a donde acudir.
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