El discurso del mandatario, ayer en el municipio totonaca de Hueytlalpan, se acercó más al arranque de campaña del proceso electoral de 2009 que a un programa de gobierno.
Al menos así lo entendieron la mayoría de los 300 asistentes al inicio de la novena gira de Calderón a Puebla, muchos de ellos acarreados panistas y funcionarios federales, quienes arrancaron en aplausos tras escuchar la noticia y al terminar el acto se fueron comentando el compromiso que el anuncio presidencial parecería ser parte de la estrategia para sacar adelante las elecciones del próximo año. Sin embargo, otros serranos que hicieron viajes de horas, ya sea en auto o a pie, de Calderón sólo vieron el helicóptero que lo transportó pues ni siquiera pudieron pasar los retenes que instaló la Policía Federal Preventiva, y menos pudieron entregar sus peticiones de reparación de caminos, de escuelas y de sanciones a funcionarios corruptos.
Después de casi dos años, el presidente regresó a Hueytlalpan, a poco más de cuatro horas de la capital poblana, para inaugurar el tramo carretero Olintla–Cuatro Caminos, el cual tiene una longitud de 3 kilómetros y una inversión de 50 millones de pesos, en beneficio de los municipios de Huehuetla, Ixtepec, Olintla, Zacapoaxtla, Zacatlán y Coxquihiu, en el estado de Veracruz. La obra, que incluye un puente sobre el barranco conocido como el Espinazo del Diablo, fue una promesa del mandatario durante su primera visita al estado, en enero de 2007.
“Empleos para todos”
Después de aplaudir y reconocer a los niños de la escuela primaria Benito Juárez por haber entonado el Himno Nacional en lengua totonaca, Calderón Hinojosa se dirigió a los asistentes, algunos sólo hablantes de totonaco, a quienes les recordó las acciones de su gobierno y los montos millonarios que ha invertido en las zonas indígenas del país. Más adelante, aseguró que el próximo año será difícil en materia económica para el país, “por todo el desabarajuste” (sic) en las finanzas de los Estados Unidos, por lo que pidió trabajar unidos y bien fuerte para evitar que eso nos pegue y, afecte a las familias más pobres”.
“Y si la Cámara de Diputados aprueba los programas que he propuesto, ya nos pondremos de acuerdo para jalar todos parejo y empezar a generar fuentes de trabajo donde hace falta. Si hacen falta fuentes de trabajo en una zona, vamos a abrir ahí nuevos caminos rurales o vamos a mejorar los existentes. Vamos a emplear a la gente, aunque sea dándoles un jornal, un salario, pero que tengan un ingreso para que puedan trabajar.
“Vamos a remozar, vamos a renovar y vamos a mantener todas las escuelas de las zonas más marginadas del país”, afirmó.
Ponderó que su administración hará en 2009, año electoral, lo mismo “grandes” obras que “obra pública pequeñita” en todos los rincones del país: “para que la gente, la más que podamos, tenga así sea temporalmente un trabajo, un ingreso digno y podamos enfrentar la crisis internacional generando empleo y oportunidades para los mexicanos”.
Por su parte, el gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, recordó a los presentes que él también es “indígena” y solicitó más apoyo al Ejecutivo federal para el estado, petición que no tuvo respuesta.
Piso Digno a medias
Atrás de los retenes policiales, Adriana Cuevas, de la comunidad de Zitlala, quiso acercarse al mandatario para denunciar públicamente al presidente municipal de Hueytlalpan, el priista Juan Martín Barrientos Ramos, de entregar sólo la mitad del programa Piso Digno pues de los 14 metros cuadrados que le correspondían, sólo recibió siete. Como ella, otros grupos de habitantes se presentaron en el acto para señalar a su alcalde, de quien aseguraron se queda con cemento y materiales de construcción de ese programa para beneficiar a sus más allegados y familiares. La denuncia, no pudo ser entregada porque esos ciudadanos “no estaban invitados”.
Decomisan un machete “por seguridad del presidente”
Como ya es costumbre, el excesivo despliegue de más de 500 militares y policías no fue la excepción en Hueytlalpan. En un retén ocurrió un incidente con el profesor Luis Atanacio Méndez, director de la escuela telesecundaria de la comunidad de El Arenal, quien quiso entregar a Calderón Hinojosa una solicitud de apoyo para una camioneta nueva para transportar a sus alumnos entre la serranía, dada la distancia en la que viven muchos de ellos. Algunos estudiantes viajaban en el auto, lo cual le pereció sospechoso a los agentes, obligándolos a bajar para una “inspección”.
Los policías federales se alarmaron cuando encontraron un machete, utensilio de uso común en la Sierra Norte, que el docente ocupa para retirar maleza. La herramienta fue decomisada “por la seguridad del presidente”; el profesor y los alumnos pasaron un mal rato discutiendo con los policías quienes finalmente los dejaron pasar cuando observaron la presencia de los medios informativos.
“¿Dónde está mi lugar?”
Un momento difícil lo vivió el secretario de Desarrollo Social del estado, Javier López Zavala, quien fue el primero en descender de la comitiva presidencial y subir al podio buscando su asiento.
El funcionario intentó localizar su nombre una y otra vez en las sillas, pero éste nunca apareció, por lo que, desesperado, le gritó a un asistente: “¿Dónde está mi lugar?” El ayudante guardó silencio y agachó la cabeza, actitudes que repitió López Zavala ante un agente del Estado Mayor que lo “invitó” a bajar del estrado y sentarse en el área de invitados.
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