México, DF., (Excélsior).- A las lenguas que se encuentran en riesgo de desaparecer por la falta de hablantes se suman otras como el mayo, que a pesar de existir miles de personas usándolas han sufrido un desplazamiento lingüístico “muy acelerado”, colocándolas en una situación alarmante, según expertos.
José Luis Moctezuma, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia agregó que en México existen lenguas como el otomí o el mayo que no han regenerado su circuito lingüístico y se han convertido en sistemas de lenguaje casi exclusivos de las personas adultas en cada región.
El especialista advierte que es un mito que sólo las lenguas con menos hablantes están en peligro de desaparecer, pues afirma que “hay lenguas con pocos hablantes a través de su historia, como el seri y el kikapú, en el norte de México, que siguen siendo de alguna forma vitales”; mientras que otras con muchos hablantes están en “situación francamente preocupante”.
La desaparición de una lengua se ha comenzado a ver en el mundo como una preocupación alarmante. Este año fue declarado por la UNESCO como el Año Internacional de los Idiomas y el organismo afirma que al menos cada 15 días desaparece un sitema lingüístico en el mundo.
Con la intención de emitir un pronunciamiento sobre el tema, investigadores e instituciones del país se reunieron ayer en el I Encuentro de Lenguas en Peligro, realizado en el marco de la XX Feria del Libro de Antropología e Historia (FLAH) que se desarrollará en el Museo Nacional de Antropología hasta el 28 de septiembre.
Para Fernando Nava López, director del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, la realidad mundial al respecto “pega directamente” en México, donde existen al menos unas 364 lenguas, de las cuales seis están en riesgo de desaparecer, debido a la falta de hablantes.
“Si nosotros tenemos una lengua que consideramos muy vigorosa, como el mayo, cuyos hablantes están dejando de trasmitirla, a ese ritmo, en 100 años ya no se habla mayo; las lenguas que hoy tienen muchos hablantes y se ven como vigorosas, de no cambiar sus estrategias comunicativas pueden verse en riesgo muy pronto”, afirma Nava López.
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