San Cristóbal de las Casas, Chis., (La Jornada).- Alberto Patishtán Gómez, respetado profesor tzotzil, pronto cumplirá diez años preso, acusado de un crimen masivo en el que nunca se probó su posible participación, en el municipio El Bosque. De manera inverosímil, fue culpado de una emboscada a policías. Ello permitió al gobierno de Roberto Albores Guillén dar carpetazo a un asunto muy grave, no resuelto y ya olvidado.
Adherente de la Otra Campaña, y fundador en 2006 del movimiento de presos la Voz el Amate, que logró la liberación de casi todos sus miembros en 2008 tras una prolongada y exitosa huelga de hambre, actualmente lleva seis meses confinado en el hospital público Vida Mejor, en condiciones de preso y con frecuencia esposado a la cama, por un problema de salud que, lejos de mejorar, ha empeorado.
Patishtán envió esta semana una carta al gobernador Juan Sabines exigiendo que por lo menos lo regresen a su celda en el penal de San Cristóbal, e insiste en su inmediata libertad:
“Decir la verdad y defender el derecho del prójimo y de todo reclamo social, en México y sus estados sigue siendo un delito, mientras que las autoridades institucionales se hacen y deshacen de las leyes para sus beneficios propio y gozan de libertad. Sin embargo los analfabetas, los carentes, los monolingües de la lengua indígena siguen siendo las víctimas de sobrepoblar las cárceles de México y sus entidades por causa de toda injusticia, y después de todo sentenciarlos por muchos años, obligados a cumplir (condenas) de un lugar a otro, arbitrariamente”.
La organización de expresos políticos y familiares Voces Inocentes ha denunciado que el gobierno de Juan Sabines Guerrero “tiene como rehén político” a Patishtán Gómez. “A pesar de haber demostrado su inocencia jurídicamente en las revisiones de expedientes que se hicieron, no se ha logrado la libertad que merece”, declaró en enero pasado.
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