Ciudad de México, DF., (La Jornada).- Los idiomas y literaturas indígenas de México, que resurgen desde hace varios años, enriquecen y enriquecerán aún más el español y las literaturas mexicana y universal pues, como cualquier lengua del planeta, cada una representa una visión y una forma diferente de "procesar el mundo".
La anterior afirmación surge de planteamientos del escritor, investigador y promotor cultural chihuahuense Enrique Servín, quien ofreció la conferencia Tres poetas tarahumaras, en la que ahondó en esa cultura y su literatura en idioma rarámuri, desde la antigua tradición oral, transmitida de generación en generación de manera hablada, a la escritura con base en el español y el alfabeto latino.
Caracterizada por una situación de pobreza social y víctima del racismo que afecta a los pueblos indígenas de México, que la ubica quizá como la región más marginada del país, la sierra Tarahumara alberga una de las culturas indígenas más ricas y complejas: la rarámuri, en la cual también se ha dado el resurgimiento contemporáneo de la literatura en idiomas originarios, a través de poetas y narradores como Erasmo Palma, Dolores (Lolita) Batista y Martín Makawi Chávez.
Servín recordó que este resurgimiento es un fenómeno cultural y literario que comenzó desde la Colonia y que en los siglos XIX y XX, sobre todo, sufrió embates por las políticas de castellanización, asimilación y homologación cultural.
En su charla, efectuada ante un auditorio lleno de la representación del gobierno del estado de Chihuahua en el Distrito Federal, en la colonia Cuauhtémoc, Servín hizo un amplio recorrido que incluyó recordar que "vemos al mundo de acuerdo con las palabras" y que, aunque cada vez menor, persiste el escepticismo ante la existencia de una "literatura rarámuri".
También habló de la necesidad recurrente de aclarar que los idiomas indígenas no son "dialectos" –en su acepción peyorativa– y que tienen la misma complejidad y singularidad gramática que cualquier otra lengua del mundo, como el chino o el inglés.Dijo que, aunque más lento que otras literaturas originarias de México, con las que guarda muchas similitudes culturales, el resurgimiento de la literatura rarámuri comenzó en los años 50 del siglo pasado, con recopilaciones por escrito de la tradición oral, y que se consolidó en los años 80 y 90 con creaciones que incluían ya una perspectiva más personal, como sucede en las tradiciones europeas.
Tras hablar de mitos comunes a las diversas culturas indígenas del país, como el origen del mundo o los gemelos, Servín dijo que la cultura y la literatura tarahumara no ha sido muy estudiada y se han publicado pocos textos creativos e investigaciones.
Así Servín llegó a los tres poetas en cuestión y, luego de aclarar que no son los únicos, comentó que figuran entre los más destacados. Mientras Erasmo Palma, dijo, está más apegado a la tradición oral, Lolita Batista se abre más a cierto lirismo y Martín Chávez crea textos más "plenamente literarios", en el sentido contemporáneo.
Sin embargo, precisó, la riqueza literaria de todos ellos es incuestionable. Y Servín leyó entonces en español diversas muestras de los trabajos de los tres, varias de ellas también en rarámuri, idioma que domina.
Y de ese modo concluyó Servín su conferencia, con los ecos de las voces de Erasmo Palma, quien de niño conoció a Antonin Artaud, cuando éste recorrió la sierra Tarahumara y aún vive en Norogachi: "Todos los que se han ido no han vuelto ya".
De Lolita Batista, quien falleció de manera trágica hace unos años: "¡Me crece tanto el alma, me siento tan pequeña!"
De Martín Chávez, quien está por publicar un nuevo libro: "Si el mundo tiene venas, es que tiene corazón".
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