Ciudad de México, DF., (EFE).- En la comunidad de Tapijulapa, a 90 kilómetros de Villahermosa (sur del país), los indígenas zoques -cuyo número de miembros ronda los 14.000- entraron anoche a una cueva en donde confluyen los ríos que nacen en Chiapas y que descienden en Tabasco, para llevar a cabo un ritual prehispánico que consiste en depositar en las aguas una serie de plantas que propician el adormecimiento de los peces.
Según los cronistas de Tabasco, los peces son sardinas ciegas que habitan desde hace miles de años en las cuevas de la zona serrana de Tabasco.
La ceremonia la preside el zoque más anciano quien, mediante invocaciones a sus dioses, en especial a Chaac -el dios de la lluvia para esta comunidad-, le piden prosperidad, que no escasee el agua durante el estiaje y que los cultivos no sean dañados por las plagas.
Cada año, en pleno inicio de la Semana Santa, los indígenas zoques se introducen en la cueva tras pedir permiso al mismo dios que ellos llaman "El Abuelo".
"Es una tradición que heredamos de nuestros abuelos y que sigue viva, porque no podemos dejar nuestras raíces", dijo a EFE Crisanto Torres Esteban, el anciano de esa comunidad zoque, dedicada a la siembra de maíz y a la pesca.
Torres es quien accede a la cueva con una cesta en la mano, en la que lleva el barbasco -planta que usa para adormecer a las sardinas ciegas- para comenzar el rito.
Además de la figura del anciano, destaca el personaje del guardián de la cueva que habrá de cuidar este acceso durante todo el año para evitar que algún intruso invada esta zona.
Antiguamente los peces capturados en la cueva de la Sardina Ciega eran consumidos por los habitantes de Tapijualapa, pero desde hace algunos años los liberan porque cada año que transcurre, estos peces son más escasos.
El ritual zoque está acompañado de oraciones, danzas y de cientos de turistas que llegan al lugar para presenciar la aparición de las sardinas adormecidas por los zoques.
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