México (Univisión).- México se ve afectado por una de las sequías más crudas en su historia, por lo que algunos grupos indígenas están recurriendo a rituales ancestrales para llamar a la lluvia.
En Veracruz atraen a los rayos
Para la cultura totonaca mientras más peligro sea un ritual, mayores serán los privilegios. Por eso, muchas personas han perdido la vida practicándolos, pues algunas de ellas fallecen en el accidente más común: el resquebrajamiento del palo.
Cruz Ramírez, maestro totonaca, explicó que en los meses de mayo, junio y julio llega las sequía y la siembra es la más corta para la cultura totonaca. Por eso, buscan el palo volador para realizar un ritual, una ceremonia en la que se invoca al dios del monte llamado Quihuojolotl.
Este ritual tiene una dualidad, pues si bien es ofrecido al dios del monte, también se le rinde culto al dios del sol, a quien se le pide replegar sus rayos para que la lluvia se presente.
Además, para que la ceremonia tenga mayores efectos, los totonacas ofrecen lo más sagrado que tienen: sus hijos. El maestro Cruz Ramírez dijo que lo hacen porque los niños tienen el mismo valor que un adulto.
Daniel García es uno de los pequeños que ha experimentado el ritual. Él y otros 3 niños voladores representan a los 4 puntos cardinales. El pequeño dijo no tener miedo a pesar de la altura. “Desde los 7 años aprendí a subirme al palo volador, ahora tengo 11 y todavía me subo en él” añadió el niño.
Fabio Alejo, practicante del ritual explicó que en la danza de los voladores se pide que vengan las lluvias. Posteriormente viene el ritual de los "Guaguas" donde se usa un triángulo de madera en el que se pide que no existan inundaciones y haya un equilibrio.
Los riesgos no quedan fuera del ritual, pues los 4 participantes dan vueltas y vuelta, exponiéndose a sufrir una caída mortal.
José García, quien aparece en el ritual, éste significa o se asemeja a un pájaro en plenitud; en plano vuelo cuando la lluvia aparece. De acuerdo con los totonacas, esos pájaros llamados "Guaguas" dan vueltas de forma vertical cuando llueve, para ponerle fin al temporal y esta es una simulación de ese vuelo.
El maestro Cruz Ramírez, confesó que los resultados del ritual son un gran aliciente para la cultura totonaca, pues les consigue una gran cosecha y una gran alegría.
Sin embargo, los hombres pájaro requieren de una gran concentración para no caer de la cruceta. “Es muy riesgoso porque nosotros no estamos amarrados en el momento en que nos estamos impulsando, sólo nos equilibramos con los brazos, con los pies, porque sino nos puede pasar un gran accidente” comento Cruz Ramírez.
Este ritual y muchos otros tienen vínculos religiosos, pero sin importar las creencias, se sabe que cuando los seres humanos juntamos nuestra energía positiva, generalmente suceden cosas maravillosas.
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