Ciudad de México, DF., (La Jornada).- Entre los tres principales programas sociales que se aplican en América Latina, Oportunidades es el que presenta más deficiencias, ya que no llega a las familias que padecen mayor miseria, los ingresos de apoyo a los hogares representan apenas 5 por ciento y no cuenta con un mecanismo de fiscalización adecuada. Actualmente el programa Bolsa Familia de Brasil es el más eficaz: llega a 13 millones de hogares –dos veces y media más que Oportunidades– y apoya a las familias con 30 por ciento de sus ingresos anuales, sostuvo Genaro Aguilar, de El Colegio de México.
Detalló que en el estudio de transferencias Condiciones de ingreso en Brasil, Chile y México, publicado por el Centro Internacional de la Pobreza de Brasilia en 2007, investigadores encabezados por Sergei Soares evaluaron la efectividad de las políticas públicas en la región.
De acuerdo con información de ese centro, indicó, los programas de transferencias monetarias condicionadas han proliferado y están diseñadas para reducir la pobreza a corto y largo plazos. Estos apoyos se entregan a familias pobres bajo la condición de que los niños asistan a la escuela y, junto con las mujeres embarazadas, se sometan a revisiones médicas.
Aguilar afirmó en entrevista que las conclusiones de los expertos fueron que los programas de transferencias de ingreso tienen efectos significativamente distintos. En Chile, los montos destinados al programa son recursos muy limitados y llegan a alrededor de 5 por ciento de la población, esto es, 225 mil hogares.
Oportunidades atiende a 5 millones de personas, "pero los montos destinados a combatir la pobreza son tan pequeños que el efecto que tienen para disminuirla es muy limitado". Además, los recursos tampoco llegan a ser más de 5 por ciento del ingreso anual de las familias más pobres.
Bolsa Familia de Brasil se creó con la llegada del presidente Lula da Silva y aglutinó otros programas que ya existían. Actualmente representa hasta 30 por ciento del ingreso de los hogares más pobres, "esto hace una gran diferencia en la calidad de vida de más de 13 millones de familias".
Los autores del estudio hicieron un análisis por deciles de la población para definir a qué sector llegan los apoyos. Concluyeron que en Chile Solidario y Oportunidades los recursos no llegan a la gente que está en el extremo inferior de la distribución: "a los más pobres de entre los pobres".
En México esto ocurre "porque son comunidades indígenas marginadas que al tener escuela y centros de salud cercanos no cumplen las reglas de operación y por ello no son beneficiarios". En Brasil no hay esta limitante y la distribución de recursos favorece a los más pobres, "a los que hay que beneficiar en realidad".
Oportunidades, según Aguilar, es centralizado, ya que el universo de beneficiarios lo determina la Federación, y cuando esto ocurre la administración federal tiende a ser "ineficaz respecto de las necesidades de los más pobres".
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