Ciudad de México, DF., (La Jornada).- Desde hace un mes las autoridades de la delegación Tláhuac colocaron sellos de suspensión de actividades en los negocios de cuatro familias de indígenas michoacanos, con lo que los ingresos económicos de éstos resultaron fuertemente afectados.
Hace un año se instalaron en locales informales, hechos con lonas de plástico, en la avenida Acueducto, cerca de la calzada Tláhuac-Chalco, por los que pagan mil pesos de renta al mes.
En 11 meses no tuvieron problemas para fabricar y vender sus muebles de madera en una zona aledaña al paradero de los microbuses que van a Chalco, estado de México, pero, justo un mes antes de que saliera la administración de Gilberto Ensátiga, las autoridades se dieron cuenta de que estas familias de carpinteros estaban ahí.
Ahora, dice Mario Rosales, les piden un permiso que no han podido sacar porque la delegación insiste en que allí no se puede vender, pese a que una abogada mostró a la autoridad lo contrario.
De hecho, refiere, se colocaron sellos de suspensión de actividades en vez de clausura, lo que les permite conseguir las licencias necesarias, pero les han dado largas.
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