Ciudad de México, DF., (La Jornada).- Después de más de medio siglo de silencio sobre los efectos sociales y económicos de la industria del alcohol en Chiapas, en el libro Monopolio de aguardiente y alcoholismo en los Altos de Chiapas (1954-1955), se vierte la historia de confrontación entre el Instituto Nacional Indigenista (INI) y el gobierno del estado, que entonces tenía una productora de alcohol.
Es un penoso testimonio del desistimiento gubernamental y el fracaso institucional para enfrentar y mitigar el alcoholismo en las comunidades indígenas de esa región chiapaneca, explicó el etnólogo Miguel Ángel Rubio, en la presentación de la obra, editada por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).
La edición de la serie Pioneros del Indigenismo en México recoge algunos de los documentos inéditos del archivo histórico de la CDI, bajo el resguardo de la biblioteca Juan Rulfo y que forman parte de investigaciones realizadas entre 1940 y 1960.
Monopolio de aguardiente y alcoholismo en los Altos de Chiapas es un estudio que realizó el veracruzano Julio de la Fuente (1905-1970), etnólogo en el Instituto de Antropología, profesor en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Instituto de Alfabetización en Lenguas Indígenas y director del Centro Coordinador Indigenista tzeltal tzotzil en San Cristóbal, Chiapas, y que permaneció como "secreto" durante tres decenios, hasta que a finales de la década de los años 80 fue localizado en dicha biblioteca.
"Por lo general los indígenas beben más y más frecuente-mente que otros miembros de la comunidad chiapaneca. Los productos alcohólicos se encuentran estrechamente integrados a todos los aspectos de la vida indígena: el trabajo y el descanso; la celebración familiar y comunal; al sistema de cargos administrativos políticos y a la religión; a la estancia en casa y al viaje; a la salud y a la enfermedad. El licor contribuye a dar animación a sus reuniones y a escapar de la monotonía y dureza de la vida, así como a la inclemencia del medio físico", apuntó De la Fuente en las conclusiones de su estudio.
El etnólogo hizo un recorrido por la siembra de la caña de azúcar, la producción y distribución del aguardiente, los impuestos, el clandestinaje, la calidad de la bebida, el impacto en la economía local, los efectos sociales y las campañas contra el alcoholismo desde el centro coordinador indigenista de la región tzeltal tzotzil, y de los atropellos, robos, detenciones, golpes cometidos por agentes fiscales del gobierno de Chiapas y de la federación en contra de los indígenas.
"Es una investigación abrumadora", acotó Miguel Ángel Rubio.
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