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27 jul 2009

Sumida en la pobreza, casi la mitad de la población en el estado, revela la Sepsol

Morelia, Mich., (La Jornada Michoacán).- La espiral de la pobreza en México y en la entidad parece no tener fin. Mientras el ingreso promedio de las familias michoacanas disminuyó 1.6 por ciento en este año, los programas sociales se estancan por falta de capacidad de atención, además de que se anuncian recortes en las participaciones federales, por lo que se vislumbra un 2010 de escenarios muy delicados, con la precariedad de la población en el límite, la economía paralizada y las inversiones ahuyentadas por la violencia generada por el crimen organizado.

Casi la mitad de la población del estado se encuentra en uno de los tres niveles de pobreza, han reconocido tanto la secretaria de Política Social, Selene Vázquez, como el investigador Roberto Parra Mendoza, cuyo libro Pobreza en México. Alternativas viables para combatirla da cuenta de que “la aplicación de programas sociales no ha cambiado la condición de los más necesitados”.

Mil rostros de la pobreza

Indígenas, obreros, campesinos, indígenas, niños de la calle, indigentes, son los rostros tradicionales de la pobreza, pero que derivan de la crisis económica actual, ya se han ido sumando a esta nada honorable lista las madres solteras, discapacitados, jefas de familia y los huérfanos de la guerra de Felipe Calderón contra el crimen organizado, es decir, los hijos de soldados y policías abatidos, así como los hijos de los presuntos criminales. El estudio de Parra Mendoza enarbola un pronóstico terrible: para que las personas adscritas a los programas contra la pobreza como Oportunidades superen su situación de carencia, se requerirán 358 años para salir de dichas condiciones.

En varias entrevistas, la titular de la Sepsol, Selene Vázquez Alatorre, ha señalado que “la pobreza, atentado flagrante contra la dignidad, implica desnutrición, constante mala salud, insuficiencia de educación escolar y vivienda de mala calidad.

“Significa desempleo o subempleo crónicos, imposibilidad de acceder a numerosos servicios sociales, jurídicos o de información, e incapacidad para hacer valer sus derechos cívicos o políticos. En realidad a los pobres se les rehúsa toda reparación cívica o política”.

Pero la pobreza se manifiesta también bajo otras formas: incapacidad de dirigir su propia vida y su propio futuro, la humillación de sentirse impotente y los efectos corrosivos de la desesperación, del cinismo y de la pérdida de confianza en el futuro. La indigencia puede ser que no sea temporal, sino que retorne repetidas veces o sea continua. Las personas afectadas por esta o aquella privación (o por todas) son con frecuencia las mismas.

Y la peor de las pobrezas, la del espíritu, la cual empuja políticas impopulares que agravan la situación, como es priorizar el mercado, el funcionamiento de las empresas por encima de las personas, y que se traduce en recortes al presupuesto de los programas sociales.

Michoacán, con hambre

En sus últimos sondeos, la Sepsol tiene contabilizados 37 municipios considerados de alta y muy alta marginación, de los cuales cinco son considerados de muy alta marginación que son: Tzitzio, Aquila, Carácuaro, Tiquicheo y Churumuco. Los dos primeros son los que más recursos han recibido por parte de diversos programas sociales de la federación y del estado.

Pero Vázquez Alatorre indicó que existe un mayor número de pobres en los centros urbanos, toda vez que la migración interna ha creado cinturones de pobreza en las principales urbes del estado, siendo Morelia, Lázaro Cárdenas, Uruapan y La Piedad las que más pobres albergan.

En zonas indígenas, la situación también cala: se estima que por cada 10 mujeres indígenas, siete viven en pobreza como resultado de la emigración de sus parejas, la falta de oportunidades de empleo y la sobreexplotación de los recursos naturales. Hambre y miseria constituyen el lastre cotidiano que cargan los habitantes de los pueblos indígenas de Michoacán. No bastan los programas federales y estatales para, siquiera, paliar esta escandalosa realidad que cada año provoca la muerte por desnutrición de un sinnúmero de niños y ancianos.

Mazahuas, purépechas, otomíes y nahuas han dejado de ser un atractivo para los turistas que visitan la entidad con el interés de conocer las extraordinarias tradiciones de estos pueblos.

Por el contrario, apenas provocan la compasión de los habitantes de las mayores ciudades del estado cuando ven a las familias indígenas deambulando por las calles en busca de refugio y alimento.

Esa mendicidad es la única opción para estos michoacanos que en sus lugares de origen, las zonas rurales, padecen hambre, enfermedades y la ancestral resignación de saber que nada cambiará: pobres nacieron y pobres quedarán.

La mayoría de los indígenas michoacanos apenas sobrevive con 30 pesos diarios y su dieta, como en otras zonas indígenas de México, se compone de café, tortillas, frijoles y chile.

En las zonas indígenas de Michoacán uno de cada dos hogares presenta condiciones de pobreza extrema y de cada 10 mujeres, al menos siete, viven en situación de marginación, reveló un estudio realizado por El Colegio de México.

Zonas excluidas

Michoacán tiene el nada agraciado privilegio de tener dos municipios reconocidos por la Secretaría de Desarrollo Social como de los 200 más marginados del país. Aquila y Tzitzio han sido ubicados por la Sedesol en los lugares 144 y 162, respectivamente, dentro de las poblaciones más pobres del país.

Aquila en la zona Costa y Tzitzio en la Tierra Caliente son dos municipios con un alto grado de marginación y la dependencia federal los ubica dentro del sector prioritario para su atención. Lejos quedan las imágenes de las grandes avenidas, de los suntuosos centros comerciales, de las despampanantes salas de cine, las discotecas, antros, lugares de ocio. Allá, apenas existen algunas tuberías de agua potable instaladas, pocas casas tienen luz propia, y un hospital queda a más de 100 kilómetros de distancia.

Otros municipios michoacanos que la Sedesol ubica en el grado de muy alta marginación son Nocupétaro (328), Susupuato (337) y Churumuco (340).

Así, la Tierra Caliente cuenta con el mayor número de municipios pobres, con varios años de atraso económico.

La otra economía

Derivado de la falta de desarrollo, crecimiento, inversión, seguridad, e incluso de sentido común, en muchos municipios, sean de alta o baja marginación –Morelia no es la excepción– ha florecido la economía paralela del crimen organizado.

Investigaciones del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social A.C. (CEIDAS) muestran una radiografía sobre la cuestión social en los 10 municipios michoacanos que gobernaban los ediles detenidos y presentados ante la Procuraduría General de la República (PGR) el 26 de mayo pasado: Uruapan, Buenavista, Tepalcatepec, Apatzingán, Tumbiscatío, Arteaga, Aquila, Coahuayana, Ciudad Hidalgo y Zitácuaro; así como sobre la situación de los municipios michoacanos pertenecientes a la región de Tierra Caliente: Churumuco, Turicato, Tacámbaro, Nocupétaro, Madero, Tzitzio, Tuzantla, Tiquicheo, Carácuaro, Huetamo y San Lucas.

De acuerdo con los datos del Conteo Nacional de Población y Vivienda 2005, de los municipios gobernados por los alcaldes detenidos y presentados ante la PGR, los más poblados son Uruapan, con 279 mil 229 habitantes; Apa­t­zingán, con 115 mil 78 habitantes, y Ciudad Hidalgo, con 110 mil 311 habitantes.

En contraste, se encuentran municipios con menor población, como Tumbiscatío, con 8 mil 363, y Coahuayana, con 11 mil 632 habitantes. Estas diferencias muestran cómo en estos 10 municipios, 53.3 por ciento de la población vive en localidades urbanas o mixtas, es decir, con más de 2 mil 500 habitantes, mientras que 47.7 por ciento vive en localidades con menor población.

Por otro lado, los municipios michoacanos pertenecientes a la región de Tierra Caliente tenían en 2005, en conjunto, una población de 234 mil 523 personas.

“Sin asumir que la pobreza es el factor que de manera exclusiva o unicausal explica la presencia del crimen organizado en el país, lo que implicaría criminalizar a la pobreza, sí puede considerarse que es un elemento importante entre los factores que permiten explicar los contextos y escenarios en los que se está generando la violencia ligada al crimen organizado en México”, detalla el estudio.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en promedio, el porcentaje de población en pobreza en los municipios gobernados por los alcaldes detenidos era de 61 por ciento, en 2005.

Asimismo, estos municipios con presencia del narcotráfico presentaban distintos grados de marginación y desarrollo humano. De acuerdo con los Índices de Marginación Municipal 2005, elaborados por el Consejo Nacional de Población (Conapo), mientras que Uruapan y Apatzingán presentan un “bajo grado” de marginación, Tumbiscatío, Arteaga, Aquila y todos los municipios pertenecientes a la región de Tierra Caliente presentaban un “alto” o “muy alto grado” de marginación.

Por otro lado, según el Índice de Desarrollo Humano Municipal 2000-2005 (IDH), del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los municipios con más alto IDH en 2005 eran Uruapan, con un índice de 0.8173; Apatzingán, con 0.7914; y Coahuayana, con 0.7881, los cuales presentan índices similares a países como Bulgaria, Brasil y Venezuela, respectivamente. En contraste, Tiquicheo tenía un IDH similar a Guatemala (0.6729); Turicato, un IDH similar al de Vanuatu (0.6708), y Tuzantla, un índice comparable al de Sudáfrica (0.6508).

Sin embargo, sobresale que todos los municipios enlistados, excepto Uruapan y Apatzingán, tenían un índice menor al IDH promedio nacional, y 13 de los 21 municipios enlistados presentaron un IDH menor al del promedio que se tiene registrado para todo Michoacán.

Otro de los problemas graves en los municipios analizados es el de la baja escolaridad de su población, lo cual es otro indicador de la gran desigualdad que hay en estos municipios. De acuerdo con el Coneval, en conjunto, en los municipios mencionados, 97 mil 591 habitantes mayores de 15 años o más no sabían leer ni escribir, y de ellos, 34 mil 344 habitan en la región de Tierra Caliente.

Los municipios con el porcentaje más alto de personas mayores de 15 años analfabetas eran Tiquicheo, con 29.71 por ciento; Tuzantla, con 29.63; Tumbiscatío, con 28.93, y Turicato, con 28.27. Estos porcentajes duplican la media estatal.

Una de las cuestiones más relevantes en este tema es valorar qué se está haciendo en materia de política social en esos municipios, así como la consideración en torno de cómo lograr que en los municipios más golpeados por el crimen organizado se detonen acciones dirigidas al fortalecimiento de lo social.

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