Los Ángeles, Estados Unidos (La Opinión).- La escena se repite: un hombre enfrenta cargos y debe comparecer frente al juez. Es un indígena mexicano, no habla ni inglés ni español, y la corte no tiene un intérprete en su lengua. ¿Qué hacer en estos casos?
El más reciente de ellos, registrado en la Corte Superior de Ventura, fue resuelto gracias a que el acusado hablaba un poco de español; el juez acordó que se le hablara muy despacio, a través de un intérprete inglés-español; así se celebró la audiencia. No fueron las mejores condiciones, sin duda, ni lo que garantiza la ley para alguien que enfrenta un juicio.
Originario de Pueblo Nuevo Solistahuacan, Chiapas, en México, el acusado —de quien no se proporcionaron más datos por haber un menor involucrado— tiene por lengua nativa el tzotzil. La migración hacia Estados Unidos proveniente de comunidades chiapanecas, como en este caso, es relativamente reciente. En las cortes es más común la presencia de indígenas mixtecos o zapotecos, para quienes existen ya algunas redes de intérpretes.
"Hay una nueva ola de migrantes indígenas que viene", explica Gaspar Rivera-Salgado, coordinador del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB), agrupación que intercede por mejorar el servicio de interpretaciones. "La migración indígena tiene una presencia en California desde hace 25 años, con los mixtecos y zapotecos; pero ahora tenemos que encontrar intérpretes para los nuevos migrantes que han llegado en años recientes", señala.
Para Rivera-Salgado, el que estas situaciones continúen es una muestra de que la comunidad migrante no está preparada para lidiar con los nuevos flujos. Y apunta también hacia los países de origen.
"Ni siquiera ahí existen estos recursos. En México no hay redes de intérpretes indígenas, y los indígenas se encuentran en la cárcel sin que sus casos avancen porque no hay traductores", acusó.
En el caso de Estados Unidos, asegura, esto es también un problema; para los gobiernos locales, pagar por traductores indígenas puede ser un lujo en tiempos de crisis. Y el problema no se limita sólo a los recursos para la interpretación.
"No hay ni siquiera sentido común. A veces se piensa que con proveer un intérprete en español es suficiente porque creen que cualquier persona que viene de México entiende español. No se concibe a la mexicana como una población diversa, y ello termina en tragedias. Hay casos de indígenas que han estado en prisiones federales por crímenes que no han cometido", afirma el dirigente.
Cecilia Isaac, gerente del programa en la Unidad de Intérpretes de la Corte de Ventura, y quien tuvo a su cargo el caso del indígena tzotzil, asegura que es la primera vez en los 20 años que lleva trabajando ahí que se requiere alguien que hable esta lengua.
Normalmente cuentan con dos intérpretes: uno que traduce del inglés al español y viceversa, y otro que lo hace del español a la legua indígena, como zapoteco o mixteco.
"En el caso de este indígena tzotzil, la persona que estuvo presente para hacer la interpretación es de México, eso ayudó; le hablaron muy despacito, le pidieron al abogado que no usara términos jurídicos que lo pudieran confundir, le explicaron lentamente los conceptos", relata Isaac.
Sin embargo, no siempre los intérpretes abundan. Para el mixteco, por ejemplo, los contactos de la corte están en Fresno y en San José; en ocasiones se ha tenido que recurrir a los enlaces telefónicos para hacer el trabajo de interpretación.
De acuerdo con Isaac, en la corte de Ventura en particular se registraron 58 comparecencias en lenguas indígenas, todas de mixtecos oaxaqueños. Aunque la cifra es elevada para este periodo, al finalizar el año apenas alcanza unos 110 debido a los flujos migratorios acordes con el trabajo en el campo; el principio de año es cuando hay una mayor afluencia de esta comunidad.
Para conseguir intérpretes, las cortes se apoyan particularmente en las asociaciones de oriundos, en especial de oaxaqueños, así como en organizaciones indígenas y consulados. "Pero cuando nos llegan otros idiomas como tzotzil o triqui, tenemos que empezar a buscar en todo el estado; nos ocurre no sólo con las lenguas indígenas de México, sino con las de Guatemala y otros idiomas de las islas del Pacífico", explica.
El desafío será atender a las poblaciones de indígenas mayas y chiapanecas que llegan a Estados Unidos, para lo cual, hasta el momento, no hay mucho de dónde echar mano.
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