Tuxtla Gutiérrez, Chis., (Proceso).- Al menos 140 indígenas evangélicos procedentes de siete parajes del municipio de Zinacantán, huyeron de sus comunidades y pasaron la noche en un templo de esta ciudad, ante el temor de que, si regresan a sus hogares, podrían sufrir agresiones, luego de que autoridades locales les cortaron los servicios de agua y electricidad.
La representación en México del organismo internacional Voz de Los Mártires dio a conocer que, el pasado fin de semana, los indígenas evangélicos, incluidos niños y mujeres, se plantaron a las afueras del palacio municipal de esta ciudad, en espera de que las autoridades respondieran a sus reclamos de justicia.
Sin embargo, fue hasta las 12 de la noche del lunes pasado cuando fueron recibidos por funcionarios menores, quienes llamaron al diálogo a las partes en conflicto.
Oscar Moha, vocero de ese organismo, explicó que, al inicio de las negociaciones, los miembros de la Iglesia Cristiana Pentecostés Independiente, indicaron que autoridades de Zinacantán les exigieron el pago de cuotas para las fiestas católicas de la localidad, a lo que se negaron, ya que no profesan esa religión, por lo que de inmediato les suspendieron los servicios de energía eléctrica y agua potable.
En un principio, se acordó que los evangélicos deberían pagar las cuotas pero, al inconformarse, los funcionarios debieron redactar un nuevo documento. Sin embargo, las autoridades locales amenazaron con expulsar o agredir a los evangélicos si no pagan sus cooperaciones para las fiestas católicas.
Los evangélicos señalaron que en el paraje de Pasté hay unas 36 familias que desde hace ocho años no cuentan con servicio eléctrico y en algunas viviendas falta el agua potable, por órdenes de la autoridad, ya que sus habitantes se niegan a participar en los ritos católicos.
Los 140 indígenas evangélicos permanecen en el templo "Jesús es el Camino" de esta ciudad, donde reciben comida que miembros de otras congregaciones les llevan, en tanto que servidores públicos tratan de resolver la situación en Zinacantán, donde caciques locales están decididos a exterminar a cualquier Iglesia que no sea católica, según afirmaron los cristianos.
Similares circunstancias padecen evangélicos de otros municipios en Chiapas, como Unión Juárez, Cintalapa, San Juan Chamula, y La Trinitaria, donde, según denuncias, les exigen cuotas para permitirles el uso de agua potable, electricidad e, incluso, son amenazados con dejarlos fuera de los programas de apoyo gubernamental, con el consentimiento de las autoridades.
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