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28 sep 2008

La oralidad, fundamental para la supervivencia de una lengua materna

México, DF., (Notimex).- Todas las lenguas indígenas mexicanas están potencialmente en riesgo de extinción, de continuar su actual ritmo de desuso paulatino y la desintegración comunitaria provocada por la migración, afirmó el lingüista Fidencio Briceño Chel, hablante de maya yucateco.

En la conferencia Las lenguas indígenas. De la A a la Z, 364, una para cada día del año, que compartió con sus colegas Francisco Barriga y Erasto Antunes, Briceño consideró que la principal forma de evitar esta catástrofe es que sus hablantes no dejen de hablarlas.
hay otros recursos importantes -enseñarlas, escribirlas y dotarlas de vocabularios y gramáticas-, pero la “mejor forma de mantenerlas vivas es que quienes las tienen como lenguas maternas sigan hablándolas. La oralidad es fundamental para su supervivencia”, dijo el especialista.

A la fecha existen en México 11 familias y 68 grupos lingüísticos con 364 variantes dialectales, que a causa de los altos grados de diferenciación resultan ininteligibles entre sí.

Tal es el caso del zapoteco, que cuenta con 80 variantes, cuyos niveles de variación son superiores al 50 por ciento; el náhuatl tiene 30 versiones y el maya un número ligeramente superior, pero con variables distribuidas en seis ramas: wasteko o téenek, yucateca, tzeltal, o”auyob”al moyó, mam y kiché.

La familia lingüística maya o mayense tiene una antigüedad calculada entre cuatro mil y seis aÑos y actualmente se habla en un área territorial de 325 mil kilómetros cuadrados en México, Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador.

El náhuatl es también una lengua trasnacional, pues se habla desde el centro, el oriente y el occidente de México, hasta Nicaragua, cuyo nombre alude precisamente a su límite territorial en Centroamérica. Pertenece a la familia yuto-azteca o yuto-nahua con ramas en el norte de México y el suroeste de Estados Unidos.

La mayoría de las variantes del maya tiene nombre -a diferencia del náhuatl, el zapoteco, el mixteco o el h;ah; u otomí- y cuenta con reconocimiento de lengua, no de dialecto o variante. El maya tiene 850 mil hablantes, el náhuatl 1.5 millones, el zapoteco 450 mil, el mixteco 444 mil y el tsotsil 300 mil.

Oaxaca, con un territorio similar al de Portugal e independientemente de los criterios de diferenciación que se apliquen, es mucho más complejo que toda Europa junta, citó uno de los ponentes, al recordar que en el período colonial México era aludido como “país babélico”.

Esta diversidad, explicó Barriga, se da aún en la lengua española hablada en México con data del siglo XVI, toda vez que algunos estudios reportan la existencia actual de diez dialectos de castellano, entre ellos el que se habla en el Distrito Federal, el yucateco, el tabasqueño, el norteño, etcétera.

También hay variantes de español mexicano culto, urbano, campesino y popular (tepiteño), derivadas de factores históricos, geográficos, sociales y culturales, como ocurre con todas las lenguas.

Las variantes lingüísticas son fonológicas, lexicales y sintácticas o estructurales. Estas son las que provocan mayor complejidad y distanciamiento de la lengua madre.

Antunes mencionó que la diversidad del país -al arribo de los españoles se dijo que había más de 500 lenguas- ha contribuido a la existencia de una “escuela mexicana” de lingüística desde el siglo XVIII a la fecha, mediante las aportaciones de los jesuitas mexicanos expulsados en esa centuria y el lingüista Mauricio Swadesh, quien creó el método glotocronología léxico estadístico.

La distinción entre una lengua y un idioma es igualmente categorial, porque un idioma es una lengua común a varios pueblos, tiene reconocimiento oficial o estatal y cuenta con literatura escrita; y una “lengua” a secas es la que se habla en un sólo pueblo.

Las lenguas prehispánicas mexicanas con mayor riesgo de extinción son las que tienen menos de 200 hablantes y entre ellas figuran el papai, kiliwa, kumai, cochimí, pápago, motozintleco o mochó, aguateco, kikapú, cuicateco y jacalteco, entre otras.

Los tres lingüistas hicieron un llamado a autoridades, hablantes, instituciones académicas y público en general a preservar las lenguas indígenas de México porque de mantenerse al actual ritmo de extinción lingüística en el mundo - cada dos semanas desaparece una lengua, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)-, en un corto lapso sólo se hablarán los idiomas dominantes.

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